Twelve Dolls – Graso (Coffy Entertainment)

Twelve Dolls es sin duda uno de esos claros ejemplos de nueva banda joven, cargada de ganas por tocar sin saber muy bien el qué, forjada a base de directos, impulsada por su calidad, reconocida a base de premios y escuchada por muchos gracias a las redes sociales.

A finales de 2010, y tras seis intensos años de vida (de los que fueron víctimas tanto Jorge Lahuerta, como Papu Sebastián, fundador de la banda, y actual voz de los también valencianos Pollock) sale a escena el segundo largo de la banda, por primera vez completamente en castellano y accesible a todo el público de manera gratuita a través de su web.

Graso, nos muestra a través de once cortes, la historia de su alter ego homónimo, caótico y cargado de contrastes al igual que las canciones del disco. Graso, es capaz de asustarnos y enloquecernos haciéndonos creer que estamos ante un disco de rock duro y algo descontrolado cuando en su bienvenida nos recibe con “Pánico”, confundirnos cuando a continuación suena “Verde eléctrico” y nos zambulle en un lago pop lleno de peces de colores electrónicos, volver a mezclar todos estos conceptos de rock, electrónica y pop en una misma canción como es su tercer corte “el mito”, y seguidamente derretir todo esto a través de una balada melancólica bautizada como “el final”, que nos trae a la mente recuerdos a Jorge Drexer, cuando sin embargo los comienzos del disco sonaban más a Strokes  o White Stripes. Curioso ciclo que se repite de manera semejante en la segunda parte del disco, que vuelve a retomar los sonidos contundentes y estremecedores en “Cristal”, la mezcla más pura de rock y electrónica en “Mockba”, el pop en “marcha atrás” y la lenta nostalgia en “morenas muertas”.

Son estos contrastes, y estos constantes cambios de rumbo musical una arriesgada arma de doble filo, que si bien al que escribe le puede parecer atractiva, sugerente y amena, principalmente por la calidad, meticulosidad y delicadeza con la que se percibe están hecha cada una de las canciones, a otro escuchante le puede llegar a parecer un caos de sonidos, una brújula rota, un potpurrí de estilos que quizá no den la nota para los exquisitos en cada uno de los respectivos gustos. Pero en mi opinión, la polivalencia siempre me pareció un valor fundamental en toda buena banda, y creo que en esta ocasión, la suya queda demostrada tanto por el cambio que supone hacer un disco completo en castellano, como por el crisol de sonidos que quedan reflejados en el disco y que tienen como extraordinario final la concatenación de tres temas de corte pop, de nuevo definidos por claros matices en una ocasión oscuros, en otra coloridos, y por último, electrónicos, detallistas y minimalistas, como lo es la obra del autor que lleva por nombre la canción: “Sebastián Alós”.

Tras la mala experiencia que supuso su paso por la hermana pequeña de Subterfuge, el excepcional segundo álbum de la banda valenciana viene de la mano de Coffy, quien seguro volverá a llenar su calendario de bolos tanto por España, como por las lejanas tierras de Estados Unidos, México o Rusia, donde ya han confirmado para este año cuatro actuaciones en Moscú.

Vuelve el aire fresco de Twelve Dolls, una nueva muestra de lo viva que está la música nacional.

ESCUCHA en Spotify: Twelve Dolls – Grasso

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