Tyler, the Creator – Flower Boy (Columbia)

Por mucho que él no quiera aceptarlo, Tyler, the Creator dejó de ser adolescente hace ya unos años. Su multidisciplinaria obra, sin embargo, continúa capitalizando la idealización de la edad del pavo premilenarista desde que fundara Odd Future, el colectivo de rap de la costa oeste más influyente de las recientes décadas, allá por 2007. En Flower Boy tampoco se entrevé intención clara alguna de hacer avanzar su estética hasta la edad adulta, aunque sí una madurez de conceptos que puede ser tan loable para algunos como decepcionante para otros.

Redujo su celebérrimo e ingente consumo de beicon, sus temas dejaron de hacer apología absurdista del suicidio y la violación, y comenzó a saludar a Elon Musk por Twitter… No es que el hecho en sí de desear la muerte a alguien en verso sea admirable, pero la falta de escrúpulos conceptuales de Tyler, su iconoclastia absoluta y sus ansias por disgustar fueron las que le granjearon hordas fieles de fans que, a día de hoy, colecciona por todo el mundo occidental blanco. Así que no debería resultar sorprendente que aquellos que lo conocieron en su amenazadora primera mixtape Bastard se hallen éste año en un estado de descolocación ante la solidez, la accesibilidad y los finos acabados de su último Flower Boy.

«911/Mr. Lonely», uno de los singles del álbum y fácilmente considerable como la mejor pista del largo, es una actualizada apología al soul feliz de mediados de los setenta y principios de los ochenta. Facturado al estilo de sus ídolos Stevie Wonder o Roy Ayers, y en concordancia con la mitificación de la juventud filosófica que impregna todo lo que Tyler, the Creator toca, es difícil no contagiarse de una personalidad creativa tan inamovible como única en su especie; Frank Ocean, Kali Uchis, Lil Wayne o A$AP Rocky son sólo los nombres más sonados de un séquito de colaboradores que aparcan momentáneamente sus propios mundos para adentrarse en el del joven californiano de 26 años.

En otras pistas en la misma línea de brillantez, como «I Ain’t Got Time!» o «Garden Shed», Tyler incluso confiesa su hasta hace poco secreta identidad homosexual, ejercicio de honestidad que concuerda con su recién encontrada madurez productiva, pero no tanto con su superviviente empecinamiento en la imaginería infantiloide. De todas formas, la inmensa mayoría de episodios sonoros en Flower Boy («See You Again», «Who Dat Boy», «Boredom», «November») podrían acabar demostrando que no hay nada reprobable en la nostalgia adolescente, sino todo lo contrario; Tyler, the Creator continúa superándose a sí mismo, pero a su misión de transformar la adolescencia en un ideal artístico atemporal le queda un trecho largo por recorrer.

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