Ute Lemper – Teatro Nuevo Apolo (Madrid)

En el marco de la iniciativa Madrid Inquieta es que se dio la grata ocasión de poder asistir a un reencuentro con Ute Lemper. La alemana volvía a estos lares para presentar su adaptación musical de los poemas sentimentales de Pablo Neruda que pueblan su nuevo disco, «Forever», y lo hacía bajo la cálida y fiel asistencia de sus seguidores que, como es habitual en este tipo de veladas, poco a poco fue entrando en la música tras entrar primeramente en la singular e inevitable vía de fascinación que desprende la rubia dominadora.
Indiscutiblemente el personaje de la diva subyugaba con una imagen de carnalidad y entrega que habría el escote vocal pleno de registros que podían pasar del susurro al desgarro, de la confesión al jadeo, de la saudade al desvelo, de la caricia a la ausencia y de la experimentación a la celebración. Y todo esto bajo el seguro amparo de un sexteto cosmopolita de músicos que, temperando sus intervenciones ayudaban a que el silencio también pudiese hacer buen acto de presencia como valor de la interpretación.

Ute Lemper evidenciaba la consciencia de que llevar a la música un contenido poético requería sumo cuidado. Por eso es que presentando las adaptaciones habló de la propia cualidad del lenguaje para ser sonoridad que exige una fidelidad cuando se convierte en verso. La cantante explicó el por qué de los lenguajes elegidos para su ejecución recalcando la primacía del idioma original para capturar la fidelidad de su composición.

Así se dejó llevar por el fondo poético del verso y, aunque en momentos era evidente el costo que implica cantar en un idioma tan cromático como el nuestro, llevó a su terreno de libertad el efecto fonético derivando luego en una especie de recreación envolvente de libre albedrío expresivo.
El soporte musical basculaba entre formas de tango, trazos de jazz y olores marítimos. Era la noche de Neruda a través de una sensibilidad que escogió títulos como «La Nuit Dans L´Ile», «Madrigal Escrito en Invierno», «El Viento En La Isla», «Tus Manos», «Ausencia», «Poema Nº 20», entre otros, avanzando en un in crescendo que acabó con el aplauso del público acoplado a la naturaleza del amor del poeta chileno acogida por una Lemper que, presentando a sus músicos, despidió su homenaje a la silueta del vate sudamericano.
Entonces salió al exterior la carne de cabaret y llovieron los aplausos con «Lili Marleen», «Mack The Knife», «La Vie En Rose», «Cabaret» y «All That Jazz», que sirvieron para lucir la valía, la sensualidad, el humor y el control escénico de una Ute Lemper que, visto lo visto y oído lo oído, puede hacer lo que quiera sobre el escenario porque le pertenece por derecho propio.
 

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