Yo La Tengo – Azkena Gasteiz (Vitoria)

Algunos asistentes comentaban al final de la cita la dificultad de plasmar sobre papel lo que pudimos ver y escuchar en la sala Azkena de Vitoria el primer día de diciembre. Abrieron los getxotarras Gringo (myspace.com/gogringo) presentando algunos de los temas de su debut autoeditado, «The Return of the Fucking Losers». Buen gusto y disposición.

El trío formado por Kaplan>, Hubley y McNew pasa por ser una de las bandas más auténticas de la escena indie internacional. Yo La Tengo suman más de veinte años de carrera en los que han publicado doce trabajos de estudio. Toda una trayectoria digna de elogio que no hacen más que seguir enriqueciendo. A buen seguro que estos datos ayudaron a que el público respondiera ante la segunda visita de los de Hoboken a la capital vasca.

Pocas formaciones pueden permitirse elegir entre repertorios totalmente diferentes, antagónicos incluso, y suscitar un importante atractivo sea cual sea la puesta en escena. En este caso los autores de I Am Not Afraid of You and I Will Beat Your Ass optaron por una propuesta absolutamente no apta para oídos cómodos. Quienes esperábamos una dulce sesión de pop, tal y como habíamos vivido en otras ocasiones, nos vimos sobrepasados por la oferta extrema, plagada de distorsión y noise, de Yo La Tengo. Y resultó extrema también por la combinación de piezas agresivas con momentos plácidos como si de nanas se tratasen.

Todo ello ejecutado con la mejor de las destrezas y pasiones. Ira Kaplan puede parecer un tipo soso fuera del escenario, algo que queda fuera de toda duda una vez que pisa las tablas y comienza a actuar. Concentrado al mismo tiempo que desinhibido, la voz principal del combo norteamericano es capaz de controlar a la perfección el tempo del directo. Desde la estridencia más atrevida, pasando por las caricias de las armonías vocales más entrañables y un noise que te envuelve y traslada en el espacio, hasta un enrabietado ejercicio de punk… Nada que no sea cosecha del trío de New Jersey, cierto. Eso sí, el factor sorpresa funcionó.

Una velada sin contemplaciones; decisión valiente y dura, con riesgo. A pesar de ello, seguro que contarán con mucho público en una próxima visita.

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