ArtículosDestacadaEspecialesNoticia

25 años de la bizarra banda sonora de Robert Del Naja (Massive Attack) y Liam Howlett (Prodigy)

Este año se cumplen cinco lustros de una de las mayores curiosidades que dio la música electrónica a este mundo. En 1999, en pleno apogeo de dos de los géneros que dominaron ampliamente ese panorama, el trip hop y el big beat, Robert del Naja, de Massive Attack, y Liam Howlett, de The Prodigy, los que serían quizá los principales representantes individuales de cada tendencia decidieron, a título personal, firmar varios temas bajo un concepto conjunto. Desde las perspectivas de la industria musical, semejante hito podría haber sido un bombazo, a pesar de que las colaboraciones existiesen a raudales (sobre todo en forma de remezclas o cameos). Pero había algo atípico en ellas. Su papel como temas centrales de la banda sonora de The Uranus Experiment, una de las mayores innovaciones en la industria cinematográfica de adultos, le llevó a un estatus de rara avis.

En pleno auge de los nuevos estilos del cine pornográfico, al director John Millerman se le ocurrió algo totalmente disparatado. ¿Por qué no producir una trilogía porno intergaláctica con alienígenas ninfómanas, astronautas en celo y escenas rodadas en gravedad cero? Esa idea, definida posteriormente por la promoción bajo el concepto nada convencional de “ópera anal espacial”, fue llevada a cabo con un presupuesto limitado, pero eso no quitó para que se hicieran las cosas por todo lo alto. Además, un elenco de la talla de aquella película, por donde deambulaban los grandes nombres de la época, desde la rubísima Sylvia Saint al musculado Nick Lang, no merecía menos, y parte del presupuesto de la segunda parte de esta trilogía acabó en pagar el alquiler de un espacio de gravedad cero por 20 segundos, por lo que la toma no podía fallar.

Sin embargo, todavía quedaba espacio para algo más grande, aunque esta vez alejado del rodaje. The Uranus Experiment volvería a poner la banda sonora como algo importante en el género. A pesar de que grandes producciones en los años 70 como Garganta profunda produjeran grandes y reconocibles bandas sonoras que son referencia hoy en día, la potencia de la imagen sobre el sonido y el incipiente aparecer de internet en los 90 habían permitido que la música cayese en el olvido. A Millerman su rocambolesca idea le pareció un marco excelente para firmar una nueva excelencia, por lo que la producción de su última locura contactó con Robert del Naja y Liam Howlett para que produjera algunos temas con los que aderezar la pasión astral de los actores.

Quien acuda a los créditos de The Uranus Experiment 2 puede ver que Robert del Naja aparece acreditado como compositor de dos temas. “In-Flight Data” y “No Souvenirs” forman parte de esa banda sonora que va intercalando esas apariciones estelares junto con los efectos de sonido de Christian y Eddy Ferrysson, aunque “No Souvenirs” parece que no acabó por incluirse, o no con ese nombre. No obstante, la vuelta de tuerca definitiva para la rampa de despegue fue la inclusión de un segundo nombre en esos créditos. Liam Howlett, que por entonces ya planeaba ese hiato eterno para The Prodigy, propone “Titan” para un conjunto que propulsaría la película entre coleccionistas y prensa, más allá del círculo incógnito del aficionado medio.

 

De hecho, las portadas de las partes dos y tres de la trilogía realzan en un rectángulo, con un diseño poco tecnológico, pero efectista por su amarillo pollo, el reclamo: “Música de 3D Del Naja (Massive Attack) y Liam (Prodigy)”. A pesar de que todo el embrollo subterráneo no aclara muy bien la autoridad real o la colaboración en los temas, cada uno escribe aporta un único corte. Una audición a los mismos puede hacernos sentir, claramente, el liderazgo detrás de cada producción. Eso, y la historia posterior de algunos de ellos. En sí, los temas son eminentemente instrumentales, salvando la excepción de algunos gemidos propios del género que se entrecortan en los cortes que son solo audibles en la película.

Ese es el caso de “Titan”, una concepción muy prodigyana, de base bastante reconocible, muy cercana a esa “Narcotic Suite” del aclamado Music for the Jilted Generation y, sobre todo, de ráfagas que bien podrían significar la ralentización y génesis de ciertos sonidos que se harían imprescindibles en años posteriores en los londinenses. Por su parte, “In-Flight Data” y la mención a “No Souvenirs” tienen una historia más amplia. De la primera se encuentran cortes aislados de estudio que facilitan la escucha en detalle. A nadie le resultará extraño ese sonido tan Del Naja. Escuche si no esa grabación de las Nocturne Sessions de tres años después, donde la claridad deja más que entrever la firma bristoliana, con lechos sintetizados muy reconocibles y cadencias tan propias de Massive Attack.

 

En el caso de “No Souvenirs”, su historia es algo más complicada. Cosas de lo subterráneo (esta historia nada tiene que despreciar esa introducción al Jilted en la cual había que devolver todo a lo subterráneo para que cayese en buenas manos) se supone que el tema referenciado en los créditos de la segunda parte de la trilogía es el que sirve de base algunas remezclas extirpadas en 2007 y cuya atribución al homónimo corte de The Uranus Experiment, además de nominal en esos créditos, podemos validarla en los primeros segundos. Durante ese breve periodo, el tema nos lleva indiscutiblemente al mismo sonido que sirve de hilo con “Titán”, el mismo que tiene reminiscencia cósmica antes de que la remezcla acabe con cualquier atisbo reconocible.

La cuestión es que parece que nunca vio la luz, o no en la forma que los créditos atestiguan. La realidad es que se especuló que este tema podía ser usado en películas comerciales, en concreto en La Playa. Básicamente, Liam Howlett tenía contactos con el escritor Alex Garland, quien le propuso que colaborase con algún tema a la adaptación a la gran pantalla de Danny Boyle de su novela. Del trabajo conjunto en la producción de los cerebros de The Prodigy y de Massive Attack sale un escenario nuevo de colaboración. Howlett querrá hacerla compartida, él en la música y Del Naja en las letras. Según comentaría el propio Del Naja, la canción era “totalmente oscura, pero muy musical, con unos arreglos estupendos. Pero al final pensamos que no era apropiada para la banda sonora [de La Playa]. (…) Puede que acabe siendo un tema del próximo álbum de Prodigy». Nunca lo fue, y, de hecho, cualquier grabación con ese nombre siempre ha sido repudiada por Howlett.

 

Volviendo al compendio musical de The Uranus Experiment, la prensa especuló mucho por aquella época de si esta banda sonora sería editada como álbum o, por lo menos, de alguna manera que implicase poder disfrutarla más allá de las escenas subidas de todo de alienígenas pervertidos y de confraternización espacial de miembros del ex telón de acero. Potencial tenía. Lamentablemente, el ostracismo voluntario o la poca capacidad económica abocaron a que las piezas contenidas en la banda sonora de la trilogía fueran solo poseídas por aquellos que encontrasen en las cubetas de las trastiendas de los videoclubs algún VHS de la producción.

Como anécdota, contaré que quien firma posee una amplísima colección de grabaciones de The Prodigy, con rarezas geográficas, promocionales y ediciones limitadas, y que incluye un VHS de The Uranus Experiment 2. En la gira correspondiente a la publicación del Always Outnumbered, Never Outgunned, como fan despiadado de los de Braintree, esperé pacientemente con todas las portadas que tenía en mi colección para que alguien del grupo las firmase. Liam Howlett se acercó, cogió el taco y fue descartando una a una todas hasta llegar a la portada de aquel VHS. “Jamás me habían pedido firmar esto, así que esta será”.

Más allá de que The Uranus Experiment sea recordada entre los cinéfilos del género como un auténtico hito por sus innovaciones y vocación faraónica en escena, la anécdota algo subterránea de cómo Robert del Naja y Liam Howlett se pusieron manos a la obra para confeccionar la banda sonora de una producción pornográfica de tintes espaciales merece ser reconocida. Posiblemente, en estos tiempos de hipercorrección moral y social, desempolvar esta historia no sea lo más popular ni lo más indicado, pero imagínense por un momento que este fin de semana, en pleno Kalorama con The Prodigy y Massive Attack en cartel, se les ocurre celebrar este 25 aniversario. Por calores no sería, desde luego.

 

WP-Backgrounds Lite by InoPlugs Web Design and Juwelier Schönmann 1010 Wien