Wet Leg – Moisturizer (Domino / Music As Usual)
Wet Leg irrumpieron hace tres años en la escena británica con un debut fresco, sugerente y del todo adictivo en el que se mezclaban melodías urgentes con guitarras crujientes de alto octanaje. Rhian Teasdale y Hester Chambers proyectaban además una imagen poderosa y magnética coronándose como una de las bandas noveles más prometedoras e impactantes de aquella temporada. El éxito que cosecharon habla bien a las claras de la bocanada de aire fresco que supusieron en un panorama necesitado de productos estimulantes y creíbles que agitaran la algo apolillada realidad de los grupos de guitarras en las islas.
Las de Isle of Wight, establecidas como quinteto con Ellis Durand al bajo, Henry Holmes a la batería y Joshua Mobaraki a las guitarras y sintetizadores, están de vuelta tres años después para resolver la recurrente incógnita sobre si aquello fue flor de un día y el hype desaparecería sin dejar ni rastro, o si por el contrario, su pericia para dar con explosivos cocteles de vitamina guitarrera que tan bien recrea el brío y la contundencia de Sleater Kinney, Veruca Salt, Blood Red Shoes, Le Tigre, The Breeders o incluso la St. Vincent más serpenteante y desafiante, a la que remiten en la inicial “CPR, seguiría vigente y con argumentos de peso que justificaran un regreso tan esperado.
Y lo cierto es que en este notable Moisturizer, producido de nuevo por el afamado Dan Carey, se las ingenian para doblar la apuesta al no sólo limitarse a convencer por la vía rápida y mantener la pegada intacta, como demuestra el inapelable single “Catch These Fists”, uno de los bangers más claros de este 2025, capaz de recoger sin titubeos el testigo de las triunfales «Chaise Longue» y «Wet Dream, y que aquí está convincentemente secundado por esos bocados de inmediatez que facturan con insolente facilidad (“Jennifer’s Body”, “Liquidize”, “Pond Song”), o ese guiño a Sonic Youth que es “Pillow Talk”, sino al lograr también atrapar cuando sueltan el pie del acelerador para dar con medios tiempos solventes como el sencillo “Davina McCall”, con dianas de pop radiante y radiable hasta decir basta (“Pokemon”, “Don´t Speak” o la final “U And Me At Home”, que echa el cierre lanzando un gancho que no te podrás quitar de la cabeza), o con baladas de tono escapista que no desentonan y enriquecen el conjunto, como una “11:21” que uno podría imaginar fácilmente en la voz de la carismática Karen O de Yeah Yeah Yeahs.
Se trata de un álbum de dinámica ágil y variada que se reivindica en sus repetidas y agradecidas escuchas como la continuación perfecta a su pletórico predecesor, sin sufrir en las inevitables comparaciones. Es en su más que probable falta de pretensiones donde radica el encanto de un puñado de canciones que brillan orgullosas y aguerridas sin pretender cambiar ni un ápice el orden de las cosas. Aquí sigue habiendo estribillos que tararear y ritmos urgentes y abrasivos que suponen una puesta al día más que digna y defendible del sonido crudo de guitarras con instinto melódico y un punto justo de provocación que siempre suma en este tipo de discursos desenfadados e irreverentes. A buen seguro será un disco de largo recorrido que, por lo de pronto, agitará el presente verano y volverá a situar a Wet Leg en la parrilla de salida de un importante número de festivales alrededor del mundo.
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