Anna Calvi (Sala Changó) Madrid 16/10/18
Anna Calvi ha conseguido con su tercer largo, Hunter (18), llegar -desde el punto de vista de quien les escribe- al cénit de su carrera hasta el momento. El motivo no es otro que una paulatina aparición de aristas y de rugosidades en su propuesta sonora, algo paralelo a huir de las medias tintas y del preciosismo algo inocuo que en ocasiones parecía abrazar la inglesa.
Quedaba ver cómo sería en directo la plasmación de este enfoque y el resultado no puede catalogarse de otra cosa que de sobresaliente. Un auténtico ciclón escénico desde que apareció sola sobre el escenario con la instrumental “Rider to the sea”. Posteriormente, ya pertrechada por un par de músicos más que solventes tanto a la batería como a los teclados y percusiones, nos tele-transportamos al Roadhouse de Twin Peaks durante una hora y media inolvidable llevados por el hechizo de nuestra anfitriona.
La mirada entre pétrea, perdida, enigmática y magnética de Anna Calvi servía de eje para transmitir todas las emociones habidas y por haber a través de una voz y de una guitarra que brillaron en sus diversas tonalidades abrumadoramente.
Densa, turbulenta, misteriosa y magnética, dejó para el recuerdo muchos momentos demoledores, todo ello para un público devoto y respetuoso, que lo mismo guardaba sepulcral silencio en los impases más íntimos como que celebraba los temas más exuberantes, sobre todo “As a man” y “Desire”.
Así, la sólida irrupción de “Indies or Paradise”, la dislocada intensidad de “I’ll be your man”, la cadencia onírica de “Swimming pool” o la auténtica misa negra sexual, terrorífica y electrizante en la que convirtió “Wish”, mi canción favorita de su nuevo lote, supusieron una más que celebrada velada a enmarcar entre las más disfrutables, no ya de este año, sino de esta vida que, al parecer, es solo una por suerte o por desgracia.