Blackalicious – La Paloma (Barcelona)

Simplificando mucho se podría decir que el concierto de Blackalicious estuvo repleto de soul y de funk. Pero sin dejar de ser verdad, es, como decimos, un reduccionismo, porque soul era Wilson Pickett y funk era George Clinton, por citar a dos importantes nombres.
Y Blackalicious son, sin duda, hip hop, como bien demostraron a lo largo y ancho de un concierto melódico y accesible, aunque innegablemente adscrito a las vicisitudes del rap.

Se trata de una banda que en directo suena cool. Pero cool de verdad, no ése postín que surge tan sólo durante los fines de semana, en ciertos clubes con ínfulas de grandeza. Son cool porque son afro-americanos e intelectuales, y entienden a la perfección la esencia de la música y de casi todo lo que les rodea. Son cool porque les sale del alma y lo demuestran con sus rimas positivistas y con sus cálidas bases. Cálidas como el sol de California y espaciales como el océano Pacífico.
Pero ante todo, la sorpresa del concierto fue la presencia, como MC de acompañamiento, de Lateef “The Truth Speaker” , la bestia parda de Latyrx, el grupo más emblemático del sello Solesides. ¡Menudo MC de acompañamiento! Porque Lateef se comió literalmente a Gift of the Gab, en numerosas ocasiones, y lo hizo tan bien que casi nos olvidamos de que la banda que estaba sobre el escenario era Blackalicious. Lateef es un especialista de las seguidillas ahogadas, una técnica que consiste en rimar velozmente hasta que no quede aire en los pulmones, variando, al mismo tiempo, el tono de voz. Y, en su caso, todo esto lo adereza con mensajes repletos de contenido. Un auténtico as.
Mentiríamos, de todas formas, si dijéramos que Gift of the Gab, DJ Chief Xcel y el coro, compuesto por dos espléndidas voces negras (una chica y un chico), no estuvieron fenomenales también. Gift es un filósofo cuya capacidad reflexiva es notable: reminiscencias africanistas, cantos tribales (en la onda de Afrika Bambaataa) y actitud reposada. Chief, por su parte, es un arqueólogo de la música. No cabe, en su repertorio sampladélico, un solo beat reconocible ni una sola melodía ya escuchada. Hay algo de Prince Paul y DJ Shadow en sus bases, y una pincelada de A Tribe Called Quest y De la Soul. Si el hip hop actual goza de buena salud es gracias, indudablemente, al saber hacer de personajes como Chief Xcel.
Un buen concierto, a fin de cuentas, y con una notable entrada de público, que nos hace concebir esperanzas de cara al futuro del hip hop en nuestro país. Porque si Blackalicious se ha dignado a dar conciertos tanto en Barcelona como en Madrid, es porque algo se mueve. Nos hemos perdido una parte de la historia del hip hop, y ya es hora de que nos pongamos las pilas con esta música.

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