Brujeria + Ratos de Porão (Playa Club) A Coruña 06/12/18

No aceptan imitaciones. Brujeria son inimitables y su música y sus letras, difíciles de contestar. Tras un concierto más que meritorio de los teloneros, los legendarios Ratos de Porão, los mexicanoestadounidenses se subieron al escenario del Playa Club de A Coruña con ganas de comerse el local. Y el mundo. Y así fue.

“Me encanta el desmadre, marijuana, el desmadre. Y los vicios son mis padres”. El repertorio empezó por este clásico, “El desmadre”, de Brujerizmo (2000). Para quien no los haya visto en directo: impresionan. La presencia de Juan Brujo y El Sangron, con sus pañuelos, metería miedo a cualquier principiante en esta banda de metal extremo formada en Estados Unidos en 1989.

La de A Coruña, una de sus 13 fechas en la Península junto a los míticos de São Paulo, continuó con “Colas de rata”, de Raza odiada (1995). El “medio de coca” de la canción les sirvió para introducirse en Galicia a lo bestia, con referencia implícita a la narcorelación entre su país y el nuestro. El bajo siguió atronando, al ritmo rapidísimo de la batería, y el público pareció enloquecer cuando  Juan anunció que venía ya el turno de “Hechando chingasos!”, del mismo disco.

No parece fácil, ni justo, soslayar el contexto en el que se produjeron estos conciertos. Tanto Brujeria como Ratos de Porão son bandas marcadamente significadas en el plano político. Polémicos, pero antifascistas. Sin tapujos. Y tanto en sus lugares de procedencia, como en los de destino de sus giras y en el mundo en general, su lucha resuena con ecos de la mayor de las actualidades. “Angel de la frontera”, del último álbum de BrujeriaPocho Aztlan  (2016), es la expresión más tangible del conflicto mexicano, extensible para el combate que hoy en día se da en casi todos los límites estatales. Y precedió a los gritos de “fuck Donald Trump”, porque la esencia de estos músicos es ir de cara.

La brujería se hizo todavía más patente con “Satongo”, el tema sobre un monstruo maldito que es parte hombre, parte hongo. Dio paso a las referencias explícitas a la revolución con el Pancho Villa de “División del norte” y la Cuba de “Anti-Castro”, cada una a su manera, siempre subversivos. “No aceptan imitaciones” y, cómo no, “Matando güeros” cerraron un repertorio potente al que no le podía faltar la “Macarena” al estilo fumeta.

Previamente, Ratos de Porão se habían encargado de calentar los ánimos de lo lindo. En la ciudad del Super Dépor, dedicaron “Grande Bosta” a Rivaldo, uno de los exfutbolistas que mostraron su apoyo a Bolsonaro en las recientes elecciones de Brasil. “Crucificados pelo Sistema” sirvió de síntesis al espíritu que exhala esta banda desde las tablas. Treinta y siete años después, a João Gordo se le ve algo cascado, pero todavía con un fuerte magnetismo, pese a las dificultades para descifrar las letras de las canciones. Y el resto de la banda estuvo bien, con un sonido rudo y duro que más que a hardcore punk recuerda al metal extremo de sus compañeros de gira. Dos grupos extremos para una noche radical.

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