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C. Tangana – El Madrileño (Sony Music)

Es innegable la evolución artística de Antón Álvarez Alfaro, así como sus contradicciones en su discurso a lo largo de estos años. De altavoz del do it youself y la autogestión desde la plataforma de Agorazein (en la que ya empezó su travestirse en su primer heterónimo, Crema), pasando por sus sonadas trifulcas dialécticas con gente que le veían más como un producto de la industria que un artista “autentico” y “real”. Entrecomillo estos adjetivos porque hoy en día me siguen dando repelús estos atributos, y más encuadrados en el mundo del Arte. La perfomance forma parte del juego, y C. Tangana lo sabe a la perfección.

Lo performativo es un rasgo que ha definido su carrera: ir redefiniendo o esculpiendo las diferentes potencialidades de un autor y, de paso, exponer teorías las cuales se puede estar de acuerdo o no en diferentes plataformas de difusión, y esto no es muy común en el mainstream, y ya no digamos en lo que queda de aquello que conocimos como indie. Pucho no ha escondido sus cartas: adueñarse de las facilidades de una multinacional a sabiendas de ser un activo más, para desde dentro cortocircuitar lo establecido. Pensaran que es de risa proponerse esta odisea ya que somos meros mecanismos de ese engranaje que se llama capitalismo, pero al menos, nadie podrá decirle al pucho que no lo haya intentado.

Anuncios luminosos embutido en pieles de Gucci y empleando el seudónimo de El Ídolo, pasarelas rojas, ostentación de todo tipo para dejar claro que la clase media debe empoderase, soltar lastre para que esos miedos que nos encadenan a la precariedad sean menos aniquiladores. Tangana es, quizá, portavoz de una clase media adormilada, silente, que se reconcilia con sus miedos a tragos largos en botellones de parque. Los pobres que vemos por la televisión haciendo esas colas del hambre (qué eufemismo que sirve para parchear el hundimiento de esta mierda de sociedad) no les hablen de ídolos, ni de madrileños, ni de polladas varias.

Bien, sin entrar en más consideraciones de índole sociológicas, vamos a lo estrictamente musical. C. Tangana ahora se convierte en otro personaje, vuelve a jugar con la metaficción. El Madrileño es su nuevo traje hecho a medida por una multinacional que derrocha dinero. Sí, mucho dinero, pero falta rodearse de gente talentosa, y él lo sabe (de hecho, siempre supo que es mejor la apariencia, el estar que el ser). Así que haciéndose un Rosalía, le han confeccionado vídeos de cada uno de los tema de este maravilloso El Madrileño (Sony Music, 2021). Vídeos en donde lo vemos como un loser perdido en un torbellino de frustración, lamentos, y mucha estética a medio camino entre lo victoriano y lo kitsch.

Dice nuestro protagonista que El Madrileno es un proyecto para reivindicar lo nuestro, nuestra cultura más arraigada; además, sus continuas idas y venidas le han servido -como buen vampiro que es- para ir asimilando músicas de otras latitudes y apoderárselas a su manera. Como dijo en una entrevista en Forbes “Tengo más capacidad para detectar talento que talento propio”. Estaría bien que esta declaración de honestidad brutal se la aplicara mucho artista nacional que lo único que persigue es perpetuar la nostalgia como santo y seña, ¿no creen?

Un trabajo con una producción asombrosa a cuatro manos: Alizzz y el Pucho han creado un mecanismo de relojería infalible. Lo autóctono se mezcla con lo foráneo tendiendo puentes entre culturas, haciendo posible un producto comercial que expande los tentáculos del r&b, del trap, o el reguetón.

Los temas están secuenciados con exactitud. Arranca con el sonido de lo que parece los tambores de Calanda en la inmensa “Demasiadas Mujeres” a ritmo de unas bases a tope de graves saturados y acabando a modo de pasodoble.

El mestizaje estilístico sigue con “Tú Me Dejaste De Querer” con las voces de La Húngara y El Niño de Elche. Para un servidor la mejor canción que podré escuchar este año. Flamenco y trap en sublime harmonía. No, no es la letra una dedicatoria a Rosalía, o al menos es lo que dice en el storytelling de Spotify, sino la ruptura amorosa que padeció de muy joven. Los primeros amores siempre dejan huella indeleble (o casi).

Tangana quería hacer una bossa y se la envió al gran Toquinho, y este le devolvió agradecido el interés metiéndose en el estudio y grabó voces y guitarra en «Comerte entera», esta sensual pieza de amores cercenados.

Tremendos los arreglos de sinte en “Nunca Estoy” en donde se divisa la difícil, efímera, y el puro simulacro de la fama. El tema es enreda en espasmos que apelan al uk garage a través de trazos compulsivos y recitados de “Corazón Partío” de Alejandro Sanz. Seguimos con guiños, esta vez a Los Planetas en la envolvente “Párteme La Cara” con la ayuda del mejicano Ed Maverick, para acto seguido homenajear a Los Chunguitos parapetado por los Gipsy Kings en la estupenda rumba de estribillo a la carrera de “Ingobernable”.

La ironía y el descreimiento de la vida perecedera en volandas de la fama y el derroche en la industria del maintream asoman en el medio tiempo “Nominao”, a medias con Jorge Drexler, mientras que una nueva versión de la conocida “Un Veneno” -guitarra y voz de apoyo de otro grande, José Feliciano-reincide en los efectos deslumbrantes al par que nocivos del estrellato. ¿Sony estará contenta de haber creado un ídolo que es un pelele que va sin rumbo fijo? Será uno más.

Vamos llegando al final de este rosario de penas escupidas a corazón abierto: “Te Olvidaste” es un bolero con mucho groove en donde Omar Apollo declama a lo lejos, en una tonada que ya la quisiera haber compuesto Fran Ocean, y en “Muriendo De Envidia” El Madrileño tiende un puente La Habana-Barcelona al compás de una rumba-son cantada a medias con Elíades Ochoa, y rindiendo homenaje a Antonio González “El Pescaílla”. Un arrebato de emoción sincera.

Sobre el desplazamiento de las masculinidades normativas hacia terrenos cada vez más fluidas versa la ranchera “CAMBIA!” (atentos al detalle de utilizar un género musical tan macho para desnaturalizarlo); la grabación de una antigua entrevista a Pepe Blanco por parte de Lauren Postigo en su programa “Cantares” sirve en “Cuando Olvidare” para reivindicar lo español como gesto “racial” y reivindicación de lo popular, y en “Los Tontos” echa mano de la sabiduría de Kiko Veneno para vestir una rumba inolvidable. La previsible “Hong Kong” con Andrés Calamaro parece un tema para reflotar a El Canto Del Loco.

Un broche final espantoso para un disco enorme. Hace dos años fue El Mar Querer, ahora esto. Que esto no pare. Esta reseña explosionará en 3, 2, 1…

Escucha C. Tangana – El Madrileño

14 comentarios en «C. Tangana – El Madrileño (Sony Music)»

  • No son los tambores de Calanda lo que suena, es un guiño a la Banda de Cornetas y Tambores de las Tres Caídas de Triana. Incluso él ha confesado que se inspiró en las composiciones de la misma para abrir la obra.

    • Gracias Marina, no lo sabia.

  • Comediante involuntario y rentista acomplejado. Reaccionario en sus ‘honestas’ declaraciones, defendiéndose preventivamente del ataque que sabe que merece.
    Enésima reinversión, disfrazada de reinvención artística, como subterfugio y táctica para garantizar y rentabilizar ganancia. Reconocimiento implícito de facturar música con obsolescencia programada.
    Profeta de la nada, excrecencia musical de una sociedad descompuesta. Banda sonora inane para un mundo en decadencia.
    Ah, y otro borrón en vuestra hoja de servicios.

    • Totalmente de acuerdo. Ya vale de tanta parida y de reírle las gracias a esta peña, que músicos de verdad se mueren de hambre.

    • Pues sí, la verdad es que es de risa.

    • Pues a mí no me gusta «pucho». Me gusta poco 🙂

  • ¿De verdad hace falta decir tanta tonteria para hacer la reseña de un disco? ¿Empoderado? ¿ clase media? Joer cuanta bobada, suena a podemita que no veas. Pir cierto, un gran disco.!!!

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