Conde – El Deshielo (Error 404)
En la portada de este álbum aparece el malagueño Conde en plena fase de deshielo en una instantánea en blanco y negro, pero manteniendo la pose de elegancia que otorgan a este excelente compositor ese aura de dandy contemporáneo, de los pocos que aún nos quedan. Él se siente orgulloso de reivindicar al crooner elegante que emerge, sin regodearse en la estética outsider, con su potente voz, que cuida los detalles de producción, y viste con pañuelo en la solapa. Distinción, y un intento por trasladar un lenguaje sonoro y estético que se opone a la velocidad de los tiempos modernos. Como dice el semiólogo francés Gérard Imbert “ el accidente del tiempo es también la inflación de presente a la que asistimos en los medios de comunicación: informaciones de los diarios y telediarios, saberes expandidos por internet, y los continuos descubrimientos de las ciencias que cuestionan nuestra visión del tiempo, de la transmisión genética, de la duración de la vida, del momento de la muerte…”. La dialéctica que propone Conde es la de hacer un esfuerzo por hacer(nos) redescubrir el placer por escuchar unos sonidos y unas letras que son un pura ambrosía para los oídos en tiempos de aceleracionismo capitalista.
Conde en “El Deshielo” (Error 404, 2018), segundo disco después de “Reverbville”, se ha rodeado de una banda que le ayuda a esculpir un cancionero robusto, de un lirismo crispado, algunas veces, y en otras de belleza ajada y de melancolía portuaria de amores dejados en muelles solitarios. Unos ritmos que toman cuerpo a base de una variada instrumentación que sirven de colcha para estas historias de aristas afiladas, como en la inaugural “Un, Dos, Tres” en que parece que estén tocando los The Bad Seeds. La crítica política se refleja sin aspavientos en “El Capitalismo Me Vino Una Tarde A Buscar”, cuyos ecos panorámicos y cenagosos te inoculan un dulce veneno. El precioso vals “Átame Con Tu Amor”, acompañado de Ana Béjar, me recuerda al Leonard Cohen de “I’m Your Man”, mientras que el speech de “Lágrimas de Cocodrilo” se acerca a la poética oblicua y sinestésica de Corcobado o al golpe abrupto del añorado Scott Walker.
El Tom Waits más delicado toma protagonismo en otras gemas inolvidables: “La Canción Del Mar” con preciosos coros de Béjar de nuevo, que parece emular una evanescente tonada a lo Gainsbourg & Birkin, en la reivindicación de la figura del crooner elegante en “El Cantante”. El pop de “No Hay Canción De Amor” es de una riqueza tímbrica exultante, y hasta en forma de blues, Conde le escribe una oda a su adorado Elvis en “Elvis For President”. Disco espléndido.
Escucha Conde – El Deshielo
Gracias por descubrirnos cada día algo nuevo, de verdad
Me alegro, Dani! Un saludo