Entrevistamos a Lezón & Limousin que lanzan ‘Azkorri’

Ricardo Lezón y Jaime Limousin anunciaron en 2021 las que iban a ser sus nuevas canciones más allá de McEnroe en el dúo Lezón & Limousin. Y este nuevo trabajo, Azkorri, no ha hecho más que confirmar lo que ya nos temíamos: diez canciones en las que la esencia de Ricardo, compositor y guitarrista de la banda máter, está muy presente, pero que se adapta y fusiona con enorme sencillez con la parte más electrónica que aporta Jaime.

Un binomio que te va atrapando con cada canción y que, como siempre, no te suelta gracias a cada una de las frases de Lezón.

«Creo que son las canciones menos melancólicas que he hecho nunca. Son letras más pegadas, más personales, y el hecho de ser tratadas de otra manera incluso me ha abierto el campo. Lo que pasa es que quitarse ese sambenito me parece que no va a ser posible»

Cuéntame, en primer lugar, cómo surge la posibilidad de hacer canciones juntos, cómo tomáis la decisión y por qué.

Jaime forma parte de McEnroe desde hace un año o así, ya de pleno derecho, pero antes estuvo haciendo conmigo la gira de mi disco en solitario “Esperanza”. Y bueno, le conozco desde los tiempos que él estaba en Yo La Reina e hicimos una gira juntos. Pero fue durante esa gira cuando hicimos muchos conciertos él y yo solos y en esos tiempos de hotel y de coche empezamos a pensar cosas. Él tiene mucha facilidad y domina mucho el tema de grabar con el ordenador. Entonces probamos con una canción y poco a poco fueron surgiendo más. Ese es el origen. Luego se nos vino la pandemia y como estábamos todo el mundo con tiempo y con ganas de hacer algo bonito para contrarrestar toda esa mierda, pues seguimos con dos, tres… pero siempre con la idea de hacer un EP, pero al final hicimos diez. 

Debido a la pandemia trabajasteis casi siempre por separado. ¿Costó más de lo normal encajar ambos universos creativos?

Sí, empezamos a trabajar por separado, pero cuando empezaron a abrir un poco la mano hicimos quedadas de uno o dos días, él se venía a casa y yo también iba a San Sebastián para aprovechar y grabar algo. La parte de baterías la hicimos más tarde con Edu, de McEnroe. Y luego estuvo la grabación de la canción con Anari que fue en Tolosa cuando ya no había restricciones. 

 

Supongo que con respecto a los elementos más electrónicos de las canciones tú siempre te sentiste cómodo. 

Sí, a mí me gusta mucho la electrónica, lo que pasa es que no sé hacerla. Tengo un conocimiento menos que básico. Me gustan muchos grupos de electrónica y para mí era un reto muy bonito convertir unas canciones que nacen siendo acústicas, pasarlas por el filtro de la electrónica. Bueno, incluso en muchas ha desaparecido la guitarra. Jaime ha sido el productor, y la electrónica está muy presente, pero también ha habido elementos orgánicos, una especie de indietrónica de esa que nos gustaba antes. 

Entonces, la producción ha sido cosa de Jaime.

Todo el trabajo previo lo ha hecho él. Después “Xelebre” lo ha producido Raúl Pérez en La Mina y el resto de las canciones las terminamos con Miguel Otero, un amigo de San Fernando de Cádiz, que tiene un pequeño estudio y la verdad es que trabajar con él fue una gozada. Viene del ambient y suele trabajar con David Cordero, que es nuestra conexión del sur. Más que en la producción ha trabajado con las mezclas, y una vez que te pones con ellas, van surgiendo ideas nuevas y vas metiendo más cosas. Pero en ese proceso llevábamos todo muy hecho.

¿Y quién se ha acercado musicalmente más al otro?

Mmm, no sabría decirte, aunque Jaime ha hecho más la labor de producción y toca instrumentos, yo he estado presente en todo. Y bueno, yo no sé tocar muy bien un teclado, pero sé exactamente como quiero que suene ese teclado y sé que las decisiones las hemos tomado juntos. Aunque se trata de música electrónica tampoco es exactamente electrónica, la esencia de todo sigue siendo la misma: canciones de pop, de rock, como las quieran llamar. Son canciones al fin y al cabo. Tampoco Jaime es un músico de electrónica, Yo La Reina era analógica, toca con Tulsa… Él ha llevado la batuta y quien ha ejecutado y ha tenido muchas de las ideas, pero no son las canciones de Ricardo llevadas a la electrónica. Es como si los dos nos montamos en un coche para ir al mismo sitio, pero él conduce mejor que yo.

 

Y la pandemia, ¿afectó de alguna forma a las canciones? Es cierto que siempre tienen un poso muy melancólico, pero no sé si sentiste más esa pesadumbre pandémica.

Pues a nivel lírico, la verdad es que no. Algunas venían de antes, incluso. Creo que son las canciones menos melancólicas que he hecho nunca. Son letras más pegadas, más personales, y el hecho de ser tratadas de otra manera incluso me ha abierto el campo. Lo que pasa es que quitarse ese sambenito me parece que no va a ser posible. Voy a tener que hacer el “Tractor amarillo 2” o una para Eurovisión (risas). Creo que son letras diferentes. El otro día hablaba con Anari que a veces tienes el síndrome de la peluquería, que les pasa a muchas mujeres: se cortan el pelo dos centímetros y creen que han cambiado su imagen. Para mí es un cambio, pero esquivar el amor es absolutamente ridículo, porque a mí me gustan las canciones de amor. No están cantadas desde un agobio de pandemia ni de un ataque de melancolía ni tristeza. 

En cuanto a las letras, háblame cómo te las has planteado. A lo hora de escribir, ¿influye en la escritura que sean para McEnroe, para ti en solitario o para en este caso junto a Jaime?

Las canciones están expresamente compuestas para este disco. Me senté a escribir un disco para editarlo con Jaime. Y no tenemos más canciones, dijimos de sacar diez y ahí están. No hemos estado probando ni descartando ni alargando… Es una máxima que también aplicamos con McEnroe. Nos gusta mucho el impulso y creemos mucho en él. Las canciones que iban saliendo las hemos llevado hasta el final y son diez canciones pensadas y escritas para el disco de Jaime Limousin y Ricardo Lezón.

«Aunque se trata de música electrónica tampoco es exactamente electrónica, la esencia de todo sigue siendo la misma: canciones de pop, de rock, como las quieran llamar»

Tu voz también está tratada, como en “2500 pasos”. Tengo que confesarte que esta canción me ha gustado más con las escuchas, sobre todo el otro día que estaba caminando cerca del mar pensando que estaba a esos 2500 pasos de una persona especial para mí.

Esa es una de las partes que te digo que él es quien lo ejecuta. Pero bueno, la idea fue mía, me gusta jugar con eso. Soy muy melómano, me gusta mucho escuchar música y las cosas nuevas que aparecen. Me parecía una parte bonita y una canción que se prestaba bastante a ello. Tiene un montón de cambios, sube, baja, va a muchos sitios. Una de las que más me gusta del disco y estoy muy contento con ella. Ha habido personas que no lo han aceptado muy bien porque creo que siempre están esperando otro “Rugen las flores”, pero esa canción ya está hecha y no la quiero hacer otra vez. No puedes pararte a pensar en ello. Para mí, por ejemplo, lo que acabas de decir de que una canción te llega con las escuchas me parece una maravilla porque a mí me gusta que tengan una vida larga. Yo soy de la vieja escuela, soy abuelo cebolleta y en mi época me compraba un disco, no tenía para más, no había Spotify, no había nada, y muchas veces lo ponía y la primera vez decía, “me he equivocado”, pero como no tenía más, me lo ponía 300 veces y en ocasiones a la 74 me entraba y decía “hostia, esto es cojonudo”. Si me dices que te ha gustado con el tiempo es que la has escuchado más de una vez y para los tiempos que corren es toda una victoria. 

Pero el disco ha tardado mucho en salir, ¿no? Los singles ya se editaron hace un tiempo.

Sí, es verdad. Ha habido mucho atasco con la pandemia y hemos tenido que esperar para la fabricación del disco. En principio, iba a salir el año pasado, pero se ha retrasado siete meses, por eso hemos lanzado tantos singles porque tienes que intentar no perder la ilusión por tener el disco metido en un cajón. No, no es agradable. Esta manera de ir sacando singles que está tan de moda no es lo mío. No creo que lo vuelva a hacer.

 

Anari ha colaborado también en una de las canciones, ¿cómo se os ocurrió contar con ella?

Yo admiro mucho a Anari, me gusta desde hace mucho tiempo, pero no la conocía personalmente. Esa canción la escribí en castellano, pero desde el minuto uno en el que empecé a tocarla sentí claramente que tenía que cantarse en euskera y con una voz femenina. Y si piensas en una voz en euskera y en femenino y encima te gusta Anari, pues ya está. Le escribí y fue una sorpresa muy agradable haberla conocido y estado con ella. Me hizo mucha ilusión que nos llevásemos tan bien y que lo hayamos disfrutado tanto. 

¿Tenéis pensado tocar el disco en directo?

Bueno, le estamos dándole vueltas. Este es un año importante, con McEnroe cumplimos 20 años y después de verano empezamos una gira, aunque tampoco va a ser muy larga. Nunca hemos hecho giras largas ni tenemos capacidad ni tampoco público para ir a muchos sitios, pero sí que vamos a hacer cinco o seis conciertos. Estamos volcados en ello, por lo que hemos dejado abierto el tema con Jaime a ver si nos llaman. Y si nos surgen cosas que nos hagan realmente ilusión y sean interesantes, pues lo tocaremos en directo, claro que sí. La idea era que no coincidiera con el aniversario, pero con el tapón de la fabricación, no hemos tenido más remedio. 

¿Y es un proyecto que tendrá continuidad en el tiempo?

No lo sé. De momento queremos disfrutar del disco y vaya usted a saber. Si nos salen más canciones, pues las haremos, pero si no hacemos más, pues tampoco pasa nada. Lo bonito es que esto queda ahí para siempre y que estamos súper contentos del disco. Ha sido un proceso muy largo. Ha sido muy difícil estar casi siete meses intentando no escucharlo mucho para no llegar saturado y que las canciones no se acaben quemando, y hemos conseguido que no nos pase. Ha sido como sacar mi primer disco, aunque haya sido como Lezón y Limousin. No plans (risas).

Escucha ‘Azkorri’ de Lezón & Limousin

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