Entrevistas

Entrevistamos a Löbison

Juamba D’Estroso es uno de esos personajes que el pop español se ha inventado, por no decir que lleva años inventándose a sí mismo, para salirse de los casilleros habituales y de cualquier asomo de corrección política en lo que a composición, estilo y personalidad se refiere. La trayectoria de Löbison, su banda actual, está llena de frenazos y acelerones, de subidas de intensidad y bajadas al infierno a través de unas letras que destrozan cualquier principio. Ellos lo llaman coherencia, y los temas de La Industria De Los Sentidos, el tercer disco del trío sevillano, demuestran que no hay por qué disfrazar los sentimientos cuando se pueden contar tan crudos como vienen al mundo. Con su líder, parco pero preciso, mantuvimos este cruce de preguntas y lacónicas respuestas.

La Industria De Los Sentidos es un título cuanto menos inquietante, pero a poco que buceas te das cuenta de que en verdad se refiere a una frase recurrente en los textos del periodista y escritor José Luis Gordillo, tristemente fallecido. ¿Os ha infuenciado tanto como para rendirle este velado homenaje?

A José Luis le quiero muchísimo, es un gran amigo, un hermano para mí y le echo de menos siempre. El amor es una gran influencia.

«Todos estamos dentro de la industria y cada uno elige lo libre que se quiere sentir en ella. Incluso en eso del “rock alternativo” seguramente tampoco defina a nadie que tenga esa etiqueta»

Un tercer disco compuesto y producido por Juamba D’Estroso –es decir, por vosotros mismos- en el que poca injerencia externa parece haberse producido. ¿Este “yo me lo guiso, yo me lo como” es una forma de autoafirmación en un sonido cada vez más definido?

Siempre ha sido así. ¿Por qué vas a dejar de hacer algo que te gusta elaborar? Sobre todo me divierto y aprendo cosas nuevas.

Cuando leéis que la música de Löbison tiene algo de Tom Waits, otro poco de Jacques Brel o incluso sombras de los seminales Einstürzende Neubauten, supongo que es para sentiros orgullosos.

Alguna vez hemos escuchado algo de esos músicos, no lo podemos negar.

A mí me recuerda mucho, por la temática y el tono de los temas, a gente como Corcobado, que creo tiene una visión parecida en las letras sobre todo.

¡Grande Corcobado! Creo que hemos comido y bebido cosas parecidas en platos similares.

Después de todo este tiempo pateando escenarios y pisando los rescoldos de la industria discográfica, ¿qué creéis que es eso del rock alternativo?

Sinceramente, cuando subo o bajo de un escenario, o estoy en él no pienso mucho en eso, y eso es lo que vale. Fuera de ahí, para mí el “rock alternativo” es una parte más de la industria, pero me gusta pensar que es esa parte de la industria que no hace concesiones a los caprichos de ésta. Todos estamos dentro de la industria y cada uno elige lo libre que se quiere sentir en ella. Incluso en eso del “rock alternativo” seguramente tampoco defina a nadie que tenga esa etiqueta.

Hay mucho de alternativo en lo que hacéis, porque no me negaréis que no es fácil escuchar un disco de Löbison de principio a fin sin estar algo familiarizados con vuestras referencias.

Es lo que se suele pensar, pero también nos hemos encontrado con personas que han asistido a nuestras tocatas y nos confiesan que no nos conocían ni están en nuestra onda pero que les ha llegado lo que hemos hecho y nos compran todos los discos de Lõbison y de mi anterior banda, Falso Cabaret.

Nada más empezar a escuchar “La ira”, por ejemplo, con ese lamento medido de la voz, se entiende vuestra visión distorsionada del blues, un género que está mucho más presente de lo que parece en vuestras canciones.

Seguro que sí, porque el blues sale de las entrañas.

La ansiedad, el sexo como necesidad para escapar, la vida que duele… La cosa, si escuchas con atención, parece centrarse en el lado salvaje. ¿Qué papel juega esa parte oscura del individuo, eso que nadie se atreve a contar, en las letras de la mayoría de canciones?

Domesticar nuestro lado irracional, ese es el objetivo, porque nos tenemos mucho miedo. Esta sociedad de hoy en día se dedica más a reeducarse o pagar, o consumir para que alguien instruido o programado en ello le diga cómo tiene que aceptarse para acojonar a sus complejos. Todo eso es una manipulación, otra gran mentira.

¿Os importa que no se entienda vuestro mensaje, en caso de que haya alguno?

No hay mensaje. Bueno, ahora se me ocurre algo divertido, por ejemplo: A los monstruos no se les puede curar, déjalos en paz.

Que aparezca en los créditos el cineasta experimental francés Gérard Courant no debería sorprender teniendo en cuenta vuestra trayectoria y las filiaciones artísticas que tenéis. ¿Cómo llegasteis a él, suponiendo que no lo conocierais anteriormente?

Fue sencillo porque nos gusta lo que hace.

¿Es la intensidad con que se componen y se graban estas canciones la clave para que muchos nos sintamos tan identificados con lo que cuentan?

Sale así y ya está.

Al hilo de eso, ¿es La Industria De Los Sentidos el disco más emocional de Löbison, en el que afloran los verdaderos sentimientos no expresados antes?

Para mí cada disco es como un álbum de fotos, pero del mundo interior.

Pese a que la vuestra no es una propuesta precisamente orientada a hacer bailar a la gente en directo, ni mucho menos carne de festivales, no habéis dejado de girar desde que grabasteis el primer disco. ¿Cómo es el directo actual de la banda y qué puede esperar el público potencial?

Lo divertido es cuando sentimos que es el monstruo quien nos domina y hace que cada tocata sea diferente.

 

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