Fever – Red Bedroom (Kemando Records)

Primero las malas noticias: The Fever son otro de esos grupos neoyorquinos de dance-punk y su disco de debut, Red Bedroom, ofrece pocas novedades para los ya iniciados en los gustos de bandas como Hot Hot Heat o The Rapture. Una vez aclarado este punto, sólo queda decir que Red Bedroom es un buen disco: energético, adictivo y lleno de estribillos certeros de un entusiasmo tan ingenuo como irresistible. Es fácil contagiarse de esa euforia cuando Jeremy Jasper canta “all our luck will change and baby we’ll be dancing on their graves” en “Gray Ghost” o dejarse llevar por el contagioso ritmo de bajo y batería al comienzo de “Ladyfingers”.

Los más cínicos alegarán que llegan al hype con retraso, pero la variedad de registros que alberga Red Bedroom demuestra que The Fever tienen menos complejos que muchos de sus compañeros. Uno de los mejores momentos del disco, “Put It On You”, es una balada rockabilly de lo más canalla, mientras que canciones como “Hexxxed” o la decadente “Dream Machine” recrean ambientes de humo y candilejas. Pero más que las bien afiladas guitarras, el órgano es el gran protagonista de Red Bedroom, y su presencia robótica otorga a todo el disco un cierto aire siniestro, especialmente en su segunda mitad. “Artificial Heart” es la perfecta canción de baile para autómatas (con su obsesivo “so mechanical, so mechanical”), aunque el experimento electrónico de “Scorpio” es simplemente aburrido. El disco se cierra con “Diamond Days”, un tema peligrosamente grandilocuente que les aleja de nuevo de la pista de baile para adentrarse en terrenos casi sinfónicos.

Irregular y en ocasiones impredecible, Red Bedroom no firmará el acta de defunción ni reinventará el post-punk del nuevo milenio, pero dará a los amantes del género otra buena excusa para seguir bailando.

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