Havalina

Hacemos lo que nos apetece en cada momento, tenemos la suerte de poder hacerlo

La apuesta parece haberles salido bien. Con h (con minúscula, por favor), Havalina consolida unos objetivos básicos pero fundamentales: no pretender gustarle a todo el mundo y orientar cada disco según las necesidades del momento. Esta ya es su cuarta entrega y, como ellos mismos reconocían horas antes de uno de sus últimos bolos, aún hay gente que les pide esas canciones que son pequeños hits y que lo son aún más en directo. Una agradable charla con tres músicos de alta graduación (Manuel Cabezalí, voz y guitarras; Ignacio Celma, bajo; Javier Couceiro, batería) y tres tipos divertidísimos. Porque la oscuridad la dejan para los discos.
 
Con «h» parecéis apostar fuerte, incluso me atrevería a decir que habéis alcanzado vuestro techo creativo. Hasta ahora, claro.
 
Manuel Cabezalí: Está bien que lo pienses porque nos ha costado hacerlo y está bien que lo aprecies, pero no sé si es nuestro techo creativo. Esperamos que no, que sea solo un peldaño más, y tampoco lo tenemos tan claro. Yo creo que cada disco es como una especie de fotografía de cada momento, y «h» es un retrato de este que hemos tenido hace como un año o así. Pero por ejemplo «Las hojas secas» también tenía algo que me parece bastante irrepetible pero que pertenecía a aquel momento y ya no lo haríamos así.
Ignacio Celma: Lo que sí es cierto es que quizás es una muestra de más madurez a nivel de banda, de mayor cohesión como músicos y yo creo que hemos encontrado un lenguaje un poquito más estable, y quizás en ese sentido sí creo que hemos llegado a algo más, pero en cuanto al concepto creativo jugamos mucho y estamos dándole muchas vueltas a lo próximo que vamos a hacer y tienen muy buena pinta las ideas que están surgiendo. Nunca se sabe.
Manuel: Me encanta porque de momento todos son ensayos hablados, no hemos tocado nada todavía.
 
Es importante que nunca dejen de fluir ideas. Por cierto, no sé si todas o la gran mayoría salen de la cabeza de Manuel o se sacan conclusiones conjuntas cuando se está cociendo un nuevo trabajo.
 
Manuel: Es que depende. Por ejemplo, en «h» hay como diferentes familias de canciones. Hay algunas que sí que son el formato más clásico de Havalina, algo que yo hice en mi casa y que luego llevé al local de ensayo y entre los tres le dimos forma y tal, pero es como la mitad del disco. Hay otra mitad que tiene otros procesos, a veces hemos tenido alguna idea directamente en el local de ensayo. Por ejemplo «Viernes» partió de un riff de guitarra de Ignacio, que empezamos a tocar y salió todo aquello. A mí me gustan las canciones que son una idea muy básica mía y que duran ocho minutos cuando lo que yo inventé en casa duraba un minuto y medio. Los otros seis minutos y medio son algo que surge mucho de la improvisación, claro. No sé, en realidad es un proceso precisamente del que estamos hablando ahora para el siguiente disco, de intentar variar un poco esa inercia que teníamos hasta ahora y probar fórmulas nuevas más orientadas a esto que te digo de tocar todos en el local de ensayo y ver un poco qué sucede.
 
Sí, porque yo creo que sois de esas bandas que han encontrado un sello propio, desde el primer disco, «Junio», con rasgos claros de diferenciación respecto a muchas otras bandas. ¿Es necesario seguir el camino que vosotros mismos habéis marcado o no os importa saliros de ese supuesto guión de vez en cuando?
 
Ignacio: Hacemos lo que nos apetece en cada momento, tenemos la suerte de poder hacerlo. Veníamos hablando en la furgoneta un poco de eso, de cómo hay gente que se autoimpone limitaciones por diferentes circunstancias y cómo creemos que nosotros, por lo que sea, tenemos la suerte de que nuestra discográfica nos permite hacer lo que nos da la gana, y eso está muy bien, y tenemos la suerte de que el público va apoyando las ideas que proponemos. Lo que no nos pasa es que nos impongamos nosotros el límite, que ya sería lo último, el último estribo que tendríamos. No tenemos el mismo sonido que en «Junio» -para empezar yo no estaba en el grupo-, y el sonido de «h» es muy diferente, lo que pasa es que yo creo que sí hay ese núcleo de que la banda ha hecho lo que creía que tenía que hacer en el momento, sin límites y sin imposiciones, y eso creo que sí se nota y es un nexo que se puede establecer entre los discos. Si saltas de «Junio» a «h» hay un choque, pero si vas de «Imperfección» a «Las hojas secas» sí hay un camino bastante claro.
Javier Couceiro: Justo después de «Junio» hubo un término que prohibimos a la banda, que era «demasiao», dijimos «en esta banda no hay nada que sea demasiao», y ahí nos quitamos un límite yo creo. A lo mejor no somos conscientes de ello, pero estamos intentando quitarnos todos los que nos puedan aparecer.
 
Es otra de vuestras señas de identidad, y a propósito de la duración de las canciones, parece que cuanto más larga sea la canción, más pesada, y es como decir «vamos a seguir tocando hasta no sabemos cuándo».
 
Manuel: También te digo que cuando hicimos «h» veníamos un poco con la pequeña fama de hacer canciones muy largas y dijimos que la primera canción del disco iba a durar dos minutos y medio (risas), para llevar la contraria. Yo creo que todo vale en realidad, la cuestión es lo que decía antes Ignacio, no autoimponerte nada, sobre todo ser libre y pasártelo bien, o sea, que el proceso creativo sea realmente eso, creativo, y nada más.
Ignacio: El otro día salió también el tema en el local de ensayo sobre lo que decía Frank Black, el de los Pixies, que era algo así como que si en dos minutos y quince segundos no has dicho todo lo que tenías que decir, te estás repitiendo. Y es una cosa que a nosotros nos la suda (risas). Hay otro término que nosotros seguimos muy a menudo que es «vamos a hacer música sin prisas», y si dura dos minutos y medio dura dos minutos y medio, pero si dura ocho minutos dura ocho minutos y ya está, nosotros diremos lo que queramos decir todo el tiempo que queramos decirlo.
 
Y tampoco hace falta contar nada. Me refiero a que haya letra, porque se puede simplemente disfrutar haciendo música y que esta sea la que cuente lo que haya que contar.
Ignacio: En el momento en que haces algo pensando en que le guste a otro, ya haces algo mal. Y eso al final se paga.
 



Afortunadamente en vuestro caso, parece justo lo contrario. Ni os dejan de salir bolos, ni os falla un grueso de seguidores que hace que esos conciertos sean posibles. ¿Habéis sabido sortear los obstáculos?
Manuel: Hombre, yo creo que estamos en el mejor momento de la banda, pero siempre pensando que es el mejor momento en medio de un año de crisis, o de varios, y numéricamente el mejor. Pero sí, felices estamos, desde luego, porque hemos llegado a un punto medio muy cómodo en realidad entre poder seguir haciendo lo que queremos, poder seguir tocando, haciendo bolos con una cierta comodidad, pero a la vez con no demasiada popularidad como para que tengamos presión. Estamos en un punto muy majo, y luego aparte también todo lo que tenemos lo hemos conseguido muy de a poquito y con mucho mérito propio, y tenemos la sensación de que no tenemos nada que demostrar. Yo no me siento como en el examen de conducir cuando voy a tocar, simplemente sé que está bien y sé que la gente que viene a vernos es un público como tú dices muy fiel y nos quiere como somos. Es como cuando tienes una mujer que te quiere como eres, ¿sabes lo que te quiero decir? Eso te da tranquilidad y no tienes que demostrarle nada todo el rato.
 
¿Quizás es mejor no hacerse nunca demasiado grande?
Ignacio: Todo depende de para qué (risas). Hombre, estaría muy bien tener un puntito más de autonomía, de no tener que andar currando por todas partes para sobrevivir, que la música te diera para eso. Pero es muy difícil eso ya, y más haciendo lo que hacemos nosotros. No vamos a aspirar a ciertas cosas, simplemente estamos donde estamos y también es un mal muy común en los grupos de música, que siempre están aspirando a ser más, y está muy bien disfrutar del momento que estás viviendo y tal, y si lo disfrutas ya llegarán los resultados, tú sigue trabajando y no te comas mucho la olla. Nos vamos otra vez al mismo tema de antes, a buscar una canción que le pueda buscar a la gente para ganar más dinero. Es un poco lo que dice Manuel, tú tienes popularidad y hay cierto estatus que deberías mantener.
Manuel: ¿Sabes qué? Por ejemplo, en los conciertos hay gente que dice que deberíamos haber empezado con tal canción, porque esa es la que le gusta… Aparte hay cosas que para un grupo ya son muchas, alguien nos ha dicho que esa le gusta a la gente, pero si no te apetece tocarla no la tocas.
 
Sin embargo, no sois un grupo que haya tenido un gran hit, al menos no en el sentido más estricto de la palabra.
 
Manuel: Tenemos un montón, no solo uno (risas).
Javier: No, pero por ejemplo sí que tenemos una canción de «Junio» que nos pedían un montón en los conciertos, que yo creo que ya han desistido, que es «Noches sin dormir», que llevamos años sin tocarla porque no nos apetece. La gente nos la pedía, ahora ya no la piden tanto.
Ignacio: Tenemos una cosa, y es que sabemos hacer que nos apetezca tocar según qué cosas, porque la siguiente canción que normalmente más gente quiere escuchar es «Incursiones», el tema así como más conocido de «Imperfección», y lo que hacemos con él es improvisar, nos podemos cuatro o cinco minutos tocando sin saber lo que va a pasar en el siguiente momento y así de esa manera nunca te aburres, la gente al final acaba dando botes, lo acabas consiguiendo. Pero bueno, es verdad que es un coñazo Havalina (risas)… Ahí tienes un titular. Yo voy a un concierto de Havalina porque no me queda más remedio, y a veces hasta ni voy, a veces va otro (risas).
 
Hay otro rasgo vuestro que ahora nos toca desmentir, y más tras esta charla: la seriedad, la aparente dureza de vuestras canciones. Sois gente muy divertida, como decís además en el DVD editado el año pasado, «Tan deprisa, tan despacio».
 
Ignacio: No, es que escuchas algunas canciones y dices «madre mía, estos tíos qué intensos», y a veces se pueden liar un poco.
Manuel: Yo creo que también hay una cosa que pasa mucho con la música así un poco más oscura, dura y tal, y es que nosotros hacemos eso como una especie de vía de escape. Pones en tus canciones mucho de tu lado oscuro, casi diría que pones lo peor de ti a veces. De ahí sale un concepto y te dedicas a buscar gente para ponerlo en común.
Javier: Es como si ves una entrevista a Robert Smith y te das cuenta de que es un cacho de pan, por muy triste que parezca.
Ignacio: Claro, ese señor se baja al supermercado que tenga al lado con sus pantalones de chándal y la camisa por fuera -porque tiene barriguita-, como Carlos Sobera, que siempre va con la camisa por fuera y lleva todas las camisas iguales (risas). Al final es la música lo que te tiene que gustar y te tiene que apetecer ir a un concierto, y si vas y te lo pasas bien, genial. Normalmente la gente que viene a nuestros conciertos los disfruta, aunque alguien habrá que se aburrirá, claro, que será la novia que vino a la fuerza, o el novio.
 
Sabemos que Manuel sobre todo es un culo inquieto, que ha trabajado con Anni B Sweet, tiene sus producciones aparte de las de la banda, te hemos visto colaborando con mucha gente. ¿Las vacaciones o el período de descanso no están incluidos en la agenda?
 
Manuel: De vez en cuando me tomo algunos días. Intento trabajar y vivir, las dos cosas a la vez. No vivir para trabajar sino trabajar para vivir, y tengo la suerte de trabajar en algo que me gusta mucho. Es verdad también que ha sido una inversión de muchos años, y lo que me queda todavía por invertir, pero es muy guay y yo me siento muy afortunado precisamente por poder trabajar en la música con gente que me mola mucho, y creo que luego es muy bueno lo que sucede cuando vuelvo a Havalina, porque me parece que te libera mucho y es un espacio para hacer lo que me dé la gana, o lo que le dé la gana a ellos según el caso. Y luego creo que también es bueno tener un puntito creativo para tener tu ego más personal ya cubierto y trabajar más a gusto con la gente.
Ignacio: Otro titular: Manuel tiene un ego insoportable (risas).
Manuel: Mira, este de aquí (señala a Juanjo) y yo llevamos tocando juntos desde el año 97, no te digo más.
Juanjo: A veces te tiras cuatro días seguidos viendo una cara y te cansas y luego te tiras una semana sin ensayar y ya tienes ganas de volver.
Ignacio: Yo me canso de ellos bastante, pero entre ellos no se cansan, eso es verdad, tienen una relación muy guay. Manuel es mala gente, pero Javi es muy buena gente (risas).
 
 

Deja una respuesta

WP-Backgrounds Lite by InoPlugs Web Design and Juwelier Schönmann 1010 Wien