shame (Sala Nazca) Madrid 19-03-23
Días después del concierto de shame todavía tengo el cuerpo dolorido, es más, diferentes moratones me siguen apareciendo 48 horas después del espectáculo. La sensación general es que me he metido dentro de una lavadora y alguien dio al botón de centrifugado. Esto no es una metáfora, en realidad ocurrió durante una de las últimas canciones del concierto, el cantante invitó a abrir un gran círculo en el centro del escenario, como suele ser costumbre en estos casos, todo el mundo debería abalanzarse sobre su compañero más cercano. Pero esta vez fue diferente.
El público se organizó en un círculo vacío y comenzó a dar vueltas en una especie de versión espídica del «corro de la patata». A medida que la canción se intensificaba, cada vez más personas se unían a esta especie de ritual primaveral de liberación de endorfinas. No exagero si digo que había al menos cincuenta personas corriendo dentro del círculo, lo que hacía que el suelo temblara. Yo mismo lo observaba desde fuera y me parecía extremadamente extraño, aunque acabé uniéndome al aquelarre, sin saber si fue por atracción o por la expansión del mismo que llegó hasta donde me encontraba.
Cuando la canción llegó a su clímax, toda la energía acumulada durante varios minutos explotó en un momento culminante. Fue el instante en el que la supernova que shame había estado construyendo durante todo el concierto finalmente estalló. Saltos, empujones, zapatillas volando, abrazos y gente gritando…
El concierto fue una experiencia absolutamente frenética, en gran parte gracias al vocalista, Charlie Steen, quien parecía disfrutar de la creación de un caos perfectamente orquestado. El resto de la banda lo acompañaba en su alocada euforia, contagiándose de su energía y sumándose a la locura controlada que reinaba durante el espectáculo.
A lo largo de mi experiencia, nunca había presenciado a un frontman tan desinhibido en cuanto a su seguridad personal se refiere. Si bien es común ver a los cantantes realizar crowd surfing en conciertos con esencia punk, Charlie Steen llevó esto a un nivel superior al adorar ser llevado en volandas por la multitud. Repetía esta situación al menos cada cuatro canciones.
Incluso, en un momento durante el primer tramo del concierto, el artista se aventuró a caminar sobre la multitud, apoyándose en las manos de los asistentes para mantenerse firme. Pero eso no fue suficiente para satisfacerlo, ya que luego recorrió seis metros para llegar a un costado del escenario y colgarse del andamiaje que sostiene las luces, todo mientras seguía interpretando su repertorio.
A nivel general, más allá de las demencias del grupo, el concierto en Madrid duró en torno a unos noventa minutos de duración repartidos en unas dieciocho canciones. El setlist estaba perfectamente ensayado y preparado. No creo que se encuentren muchas diferencias con el concierto en Barcelona al día siguiente o en Lisboa unos días antes. Lo que si me gusto es que pese a que este concierto pertenece a la gira de presentación de su nuevo disco publicado hace apenas un mes, Food for Worms, incluyeron canciones de sus dos anteriores trabajos. Es más, fueron seis canciones por cada disco, entremezcladas unas con las otras y utilizando las más lentas (“Orchid” o “Adderall) como forma de dar oxígeno, tanto a ellos como al público, al fuego que estaban creando.
No había lugar para las sorpresas musicales, incluso no realizaron ningún bis, pese a la demanda del público. Algo que yo agradezco, nunca he entendido esa costumbre extraña que tienen muchos grupos de bajarse del escenario para posteriormente subirse dos minutos después e interpretar un par de canciones más.
En el caso de shame, el final del concierto fue apoteósico, gracias a la triada que han construido con “One Rizla”, “Snow day” y terminando con “Gold Hole”. Un broche mágico para un concierto memorable.
Por suerte, este era el quinto concierto de la gira. Si mantienen esta intensidad no sé cómo van a poder llegar a los últimos espectáculos y menos pensando que tienen que recorrer dieciocho ciudades europeas en menos de un mes.
Fotos shame: Víctor Terrazas
El mejor concierto al que he asistido de este año 2023, yo me quedé al lado de los medios acreditados durante todo el concierto.
Me gustó porque fue puro post punk inglés, Shame no piensa en como terminar la gira con esa intensidad, Shame solo piensa en el siguiente concierto, en eso tienen un poco de Joy Division (los mejores de la historia y con los conciertos más poderosos y abismales). Al cantante le encantó mi camiseta de Joy Division con la imagen de Ian Curtis, miró varias veces hacía mí y sonreía. Normal era la imagen de Ian Curtis, la voz sagrada del post punk y Dios de la música de calidad.
Felicidades por la crónica del concierto, en mi cronómetro me sale 1h20m de concierto clavado, pero lo importante a veces en el concierto no es la duración, es la calidad.
Barcelona fue una locura también. Nada de agotamiento, se volvió a trepar por los andamios de la sala, a caminar por encima del público y, por supuesto, a marcarse un conciertazo. El bajista no dejó de correr por el escenario tampoco. Apabullante el sonido, el setlist y Charlie Steen; el público se quedó loco. Los directos de Shame y de Fontaines D.C. (muchas camisetas suyas en Apolo) ahora mismo son lo mejorcito que puedes ver, como decía Antonio Domínguez antes.