Soleá Morente – Ole lorelei (Sony Music)
A Soleá Morente le ha pesado su apellido menos de lo esperado, y es que porque ella ha luchado porque fuera así. Evidentemente, es obvio que pertenece a una familia prestigiosa dentro del mundo de la cultura, pero el hecho de que se diera a conocer como la indie de los Morente fue un factor diferenciador, aunque esa fuera una forma muy simple de reducir su obra hasta día de hoy. Darse a conocer colaborando con Los Evangelistas (proyecto de primera orden dentro de la escena del rock alternativo granadino concebido como homenaje a Enrique Morente) fue algo natural y aquel disco, bautizado Homenaje a Enrique Morente (2012) fue la hostia. La colaboración fue a más y al año siguiente llegó Encuentro (2013), un puntazo con Soleá haciéndose con el puesto de vocalista a lo largo de toda su duración. Lo cierto es que no podía empezar mejor y la verdad es que estuvo a la altura de las circunstancias, colocándose al frente de un grupo que contaba en sus filas con artistas de enorme categoría como J y Florent de Los Planetas junto a Antonio Arias de Lagartija Nick y el no menos artista Eric Jiménez, batería de ambas formaciones. Soleá era hija de una leyenda y se unió a leyendas más jóvenes para empezar a funcionar como músico profesional. Un desafío que resolvió estupendamente.
Así pues, su primer disco solista fue esperado con ganas, incertidumbre y expectación. Tendrá que haber un camino (2015) no defraudó y mostró, valga la redundancia, un camino que recorrer. Había miradas a figuras esperadas e inspiradoras como Lorca, Cohen y su propio padre, estaban de nuevo figuras del primer orden del rock alternativo respaldándola, pero además se vislumbraba un interés por la fusión entre el rock, el flamenco (género en el que, por cierto, se desenvuelve como pez en el agua) y el pop. No parecía Soleá tener ningún interés en ser esclava de lo que se esperaba de ella, se diría que disfrutaba del camino recorrido pero que en su horizonte vislumbraba posibilidades más amplias. Y eso es exactamente lo que es Ole lorelei, un disco en el que el pop bien entendido, de calidad, es vehículo para conseguir una obra sexy, sugerente e intelectual. Es cierto lo que se dice, aquí hay Gainsbourg, aquí hay Grecas, pero sin olvidarse del rock como concepto ni tampoco del flamenco. Lo cierto es que Ole lorelei es magnífico en su filosofía y en su ejecución. El trío creativo formado por Soleá, Alonso Díaz (Napoleón Solo) y Lorena Álvarez, todos ellos artistas por derecho propio, ha dado forma a unos cuantos pasos más allá de ese camino que titulaba su debut. Aquí nos encontramos con una Soleá que no titubea en absoluto a la hora de encarar nuevos horizontes musicales (algo muy propio y digno de la escuela Morente), confirmándose como una artista sólida, muy seria pero también con sentido del humor. Se dinamitan conceptos (¡uso de auto-tune en parajes flamenos! ¡Genial!), se reconstruyen usándolos como herramienta (hay alegrías y fandangos, rumba y funk) y se emplea lo liviano como arma para dar salida a canciones elaboradas con el cerebro para el disfrute de la mente, el alma y la pelvis. Sinceramente, este segundo disco acaba de salir y ya estamos deseando saber cómo será el tercero.
Hay momentos de vergüenza ajena en este disco.