Steve Wynn & The Miracle 3 – Static Transmission (Astro)

La vuelta de Steve Wynn es siempre una buena noticia (aun sin el efecto sorpresa que conlleva entregar, como media, un disco por año), y más cuando se constata la madurez creativa que ha alcanzado el íder de los míticos Dream Syndicate. Tras más de una década de trabajos en solitario, más o menos afortunados aunque siempre interesantes, este Static Transmission presenta varias novedades que, sin situarle en una línea rupturista, sí otorgan nuevos matices que merecen algún comentario.
En primer lugar, el disco ha sido grabado en los habituales estudios Waveland (lo cual no supone nada nuevo), en Tucson. Y, aprovechando la ventaja geográfica, Wynn se ha rodeado de lo más florido del presente y pasado del rock de la desértica Arizona, empezando por la colaboración en varias tareas de Craig Schumacher (Giant Sand, Calexico) y, sobre todo, la recuperación para la escena rock de uno de los personajes históricos del rock del polvoriento Deep South: Chris Cacavas, de los extintos Green On Red, uno de los grupos más importantes surgidos de Arizona.
El resultado está a la altura de ese planteamiento, y Static Transmission se erige como el mejor disco de Wynn en solitario. Aunque no sea exactamente en solitario, ya que parece que Miracle 3 se va a convertir en la nueva banda fija de Wynn, tras diversos episodios de ensayo y error a lo largo de los últimos discos. Con Miracle 3 -que es la parte donde entra Cacavas, a pesar de que él prefiere considerarse un “colaborador habitual”- el de L.A. ya había grabado el pasado año un directo en Italia, pero el hecho de que figuren ya en los créditos titulares de este nuevo trabajo hace suponer que la relación vaya a durar.
Y esperemos que sea así, porque la línea instrumental del disco es de lujo: apoyada en la producción que el trabajo necesita, las omnipresentes guitarras y la sucia percusión metalizada (atención a “Candy Machine”) se revelan las protagonistas indiscutibles de la función, estructurada en una secuencia de aceleración/desaceleración muy atractiva. Porque, al contrario que en otros trabajos de Wynn, aquí sí ha logrado el equilibrio entre las piezas más rockistas, los medios tiempos (“A found farewell” impresiona desde la sencillez) y las baladas. Así, sumando las condiciones favorables y el talento de este perro viejo, es lógico que Static Transmission sea un disco tan apetecible. Canciones como la maravillosa “Charcoal Sunset” (¡qué estribillo!) o la sombría “Keep It Clean” dan el relevo (y lo toman) de frenéticas piezas como “Hollywood” o la ya mencionada “Candy Machine”, y se entreveran con singles vocacionales como “California Style”. Ahora bien, la joya indiscutible es “Amphetamine”: casi siete minutos de puro rock que es una lección de ritmo, instrumentación y estructura, o cómo debe funcionar un tema. Sólo por este tema merece la pena conseguir este disco, con la garantía de que aquí no hay relleno que valga (y los temas más flojos, como “The Ambassador Of Soul”, los son sólo en términos relativos: esto es lo que pasa cuando elevas mucho el listón). Y, como guinda, la preciosa balada que es “Maybe Tomorrow” ¿alguien da más?
En resumen, que siempre se agradece que este veterano se acuerde de nosotros (el disco no se publica en EE.UU. hasta finales de julio) y nos ofrezca discos como éste. Para conectar y desconectar, al gusto del consumidor. Desde luego, si algo le sobra a Steve Wynn es el buen gusto…

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