The Dead Weather – Dodge and Burn (Third Man Records)

Esto de la dispersión, el tener varias bandas funcionando prácticamente al mismo tiempo y girar indistinta y alternativamente con unas y otras, podría convertirse en un problema si no se tienen claras las prioridades a la hora de ponerse a crear y ensayar. A Jack White, motor e impulsor de este ya gran proyecto llamado The Dead Weather, todo parece darle lo mismo. Cuando enchufa sus amplificadores y traslada al estudio sus desnudos riffs y la pasión con la que parece tocarlo todo, lo irregular de algunos de sus trabajos (impecable su aventura en solitario con Lazaretto, cuestionable la inmediatamente anterior con la banda aquí reseñada) pasa al segundo plano de las cosas sin demasiada importancia. En Dodge and Burn lo llena todo de oscuridad y poderío, y cede más protagonismo que nunca a sus osados compañeros, para que Dean Fertita se luzca en algunas piezas como la impresionante «I feel love (Every million miles)», auténtico hard rock sin otra etiqueta posible, y para hacer posible que Alison Mosshart cante soul en «Let me through» a la manera en que lo harían los White Stripes, para que nadie se alarme. Generosidad y valentía.

Sin embargo, y pese a cierto tono de oscuridad que parece presidir el grueso de un álbum rocoso en su esencia, el habitualmente avispado Mr. White se pierde en disgresiones de baja estofa como «Three dollar hat», uno de los temas menos estimulantes salidos de su factoría. Para compensar, aporta un grandísimo trabajo a la batería, evidente en «Lose the right», por ejemplo, y vuelve a delegar en los gritos y la intensidad interpretativa de la Mosshart en «Cop and go», otro de los puntos álgidos de la grabación. Hasta él mismo se deja arrastrar por el clima de crudeza y se apunta un gran tanto vocal en «Three dollar hat», un gran momento que confirma la idea general de que la banda se halla actualmente a medio camino de los mejores Queen of The Stone Age (estas líneas se escriben días después de la triste desaparición de Scott Weiland) y los Rage Against The Machine que incitaban al pogo con cerebro. Y eso es mucho decir.

«Rough detective», «Too bad» y sobre todo «Buzzkill(er)» vuelven a situar las líneas maestras del disco por su sonido crudo, derivado de la épica de Led Zeppelin y la psicodelia que baña varios de sus cortes. Así, en «Be still» todos derivan hacia la experimentación en las voces y los loops, pero lo mejor llega con «Impossible winner», con un piano envuelto en cuerdas y unos arreglos simplemente estremecedores. Casi se podría decir que por temas como este merece la pena tener un álbum así en casa, pero aquí hay varias razones más para afirmarlo. Entre otras, y tal vez la más importante, que por fin llegó el momento de convertir a The Dead Weather en un proyecto con continuidad e implicación total. O será que eso es lo que todos esperamos.

 

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