The Tallest Man on Earth (La Riviera) Madrid 05/09/24
Kristian Matsson, el nombre que se esconde detrás del apodo de The Tallest Man on Earth, es un hombre que siempre me ha caído bien. Su particular plástica a la hora de tocar, unido a esas formas extrañas entre gentleman y fauno salido del bosque, junto a sus particulares speech en directo, le otorgan un aura un poco “de otro planeta”, de esas con las que tanto comulgo.
Aventurado me resultaba el órdago de intentar llenar una Riviera a través de su propuesta de folk sentido y con alma. Poco se destilan esas purezas de corazón a día de hoy. Y la justicia poética no es que esté demasiado presente en las gestas musicales. Es por ello que no extrañó que la sala recibiera al sueco con una discreta entrada, si bien el entusiasmo mostrado por su cariñosa audiencia daba para llenar eso y mucho más.
Un bonito lienzo de tela dibujado en acuarela que mostraba motivos bucólicos y unas bombillas de luz cálida con pie componían el sencillo atrezo que acompañaba a nuestro particular juglar a la hora de aparecer desde bambalinas. Su habitual simpatía, andares singulares y manera extraordinaria de tocar no tardaron en hacerse protagonistas absolutas de la velada.
Venía a presentar su todavía reciente Henry St. (23), enésimo trabajo donde demuestra su regularidad pasmosa para facturar discos que no bajan casi del notable y que se vio nutridamente representado la noche del jueves en Madrid.
Debo confesarles que hay algo que me raya la cabeza con The Tallest Man on Earth. La cuestión no es otra que el hecho de ser especialmente fan de sus discos más arreglados y con más presencia de instrumentación, mientras que, sin embargo, en directo le disfruto mucho más a él solo acompañado únicamente por su arsenal de instrumentos que, una vez más, fueron desfilando sin cesar; desde la mandolina inicial, pasando por la colección de guitarras (acústicas, eléctricas) hasta llegar a un banjo con la increíblemente buena interpretación de “Major League”.
Claro está que esta dicotomía que ocurre en mi persona hace que si disfruto de su presencia solo como en esta ocasión ello conlleve el ninguneo completo de mi disco preferido, Dark bird is home (15). Gustos y manías personales mediante, y pese a irme sin escuchar un solo tema de ese trabajo, la sobrenatural “Italy” del último o buena parte del también genial There’s no leaving now (12), el concierto mantuvo un nivel magnífico. Sonido limpio, delicadamente impactante, y voz en estado de gracia.
De esta manera, la sonrisa no se borraba ni un segundo de un público que cantó y celebró clásicos como “King of Spain” (cómo no), “I won’t be found” o “1904” junto a recientes conquistas como “Looking for love” o esa canción perdida entre discos tan bonita que es “Rivers”, todo ello antes de terminar con una personal y algo extravagante versión a piano de “The Dreamer” tras la que el pequeño gran sueco más alto del mundo se fue del escenario visiblemente emocionado y agradecido.
Fotos The Tallest Man on Earth: Raúl del Olmo