Valencia se rinde ante The Delgados y La Buena Vida

Valencia dio la bienvenida al Wintercase 2002 en la sala Roxy, punto de encuentro de unos aficionados no acostumbrados a un cartel de tal magnitud.

Los mexicanos Volovan abrieron el festival en un ambiente receptivo debido a la excepcionalidad de este tipo de eventos en la ciudad. A pesar de los sucesivos problemas de sonido que acompañaron a las canciones del cuarteto de Monterrey, la banda ofreció una buena selección de su álbum debut «Flor Primaveral».

Un concierto que estuvo coronado por una versión más que correcta de la emble-mática «Ni tú ni nadie», de Alaska y Dinarama.

Y a continuación llegó uno de los momentos más esperados de la noche. The Delgados desplegaron todas sus armas en lo que fue la actuación más intensa de la primera jornada del festival. La banda se mostró cómoda en el escenario, prueba de ello fueron las contínuas muestras de cariño de Emma(voz femenina del grupo) que jugueteó con el público en su precario castellano.

Hate, su último disco, sonó más rotundo si cabe sobre el escenario, The Delgados no descuidan los detalles preciosistas en directo, para ello se hacen valer de una diversidad instrumental que quizá se echó en falta en el concierto posterior de La Buena Vida. Pero sin duda la gran ausencia en su repertorio fue una de las mejores canciones del 2002, «All you need is hate».

David Kitt supuso una de las sorpresas de la noche, el concierto estuvo claramente dividido en dos partes, o mejor dicho, en dos actitudes. El cantante pasó de la calma y la tristeza a la rabia descontrolada. Como un «enfant terrible», David Kitt nos hizo creer que su actuación iba a ser un dulce recital para, más tarde, mostrar una insospechada pose «punk» bajo una mezcla de electrónica e imposibles sonidos de guitarra.

Y llegó La Buena Vida y con ella toda la legión de seguidores que arrastra. Ovaciones constantes acompañaron al itinerario de la banda, un trayecto dirigido por Irantzu, un viaje al pasado y una muestra de lo que puede ser su próximo álbum.

La Buena Vida intuye todo lo que el público espera de ellos, y lo refleja en la acertada selección de su repertorio. Sin duda, por su dulzura y sencillez, éstos donostiarras encuentran cariño allá donde viajan.

Buenas sensaciones dejó el Wintercase 2002 en su apertura valeciana…seguiremos contando.

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