ConciertosCrónicasDestacada

Wolf Alice (Teatro Barceló) Madrid 11/06/25

El once de junio puede ser recordado por: la muerte de Brian Wilson, la cancelación de Morrissey –después de diez años sin pisar nuestro suelo– o por ese concierto secreto (a voces) en sala y solo para unos elegidos de los británicos Wolf Alice.

La escena era insólita: una larga cola rodeando el edificio del Teatro Barceló, con un hormiguero de fans expectantes, frente a una sala que, en pocos minutos se iba a convertir casi en un templo para esos mismos que esperaban a una banda difícil de ver ya en este tipo de escenarios.

La cita, anunciada con apenas unos días de antelación, era una de esas noticias que viajan rápido en redes: Wolf Alice ofrecían un showcase exclusivo, íntimo, aunque eléctrico, aprovechando su paso por el Primavera Sound. Una parada exprés en su hoja de ruta que ha servido para presentar su nuevo single y – de paso – recordar que los de Ellie Rowsell saben de dónde vienen y no olvidan los clubes ni las salas pequeñas.

El Teatro Barceló, con su mezcla de decadencia dorada, acústica inapelable (al menos en este concierto) e iluminación exquisita, acogió un set de apenas 40 minutos que fue de menos a más, como si Wolf Alice necesitaran calentar motores, para acabar dándolo todo.

El inicio, comedido, pretendidamente elegante y con cierto sabor a que la banda no iba con demasiadas energías, llegó con “Formidable Cool” y “Delicious Things”, a la que siguió “How Can I Make It OK?”. Sonido apabullante, la voz de Ellie en estado de gracia, pero algo que no terminaba de arrancar.

Con el nuevo single Bloom Baby Bloom la noche comenzó a tomar el vuelo emocional que se suponía debía tener, la canción gana enteros en directo, frente a la hiper producción de la que adolece en su versión enlatada. Bien recibida, pero en fase de adaptación tal y como se notó, tanto en el escenario, como con el público.

Aunque las primeras filas, repletas de gente joven, respondieron con devoción a una joya como: “Safe From Heartbreak (If You Never Fall in Love)”, la extrañeza de “The Sofa”, o ese alegato generacional que es “Bros”, no fue hasta que llegó “Yuk Foo”, cuando se vieron los primeros conatos de pogos y todo comenzó de verdad a vibrar. Y es que tener enfrente a Ellie Rowsell cantando a través de un megáfono, mientras el resto de la banda desata una buena tormenta sónica, era garantía de que la noche no estaba perdida.

Enlazaron con el desparrame controlado que fueron: “Play the Greatest Hits”, “Silk”, “Giant Peach”… esta última con trazos de: “Seven Nation Army” e “Iron Man” de Black Sabbath, que desataron de nuevo otro pogo inofensivo sobre el dancefloor.

El tramo final, más emocional, vino con “Lipstick on the Glass”, antes del falso cierre con “Moaning Lisa Smile”, empalmando con el bis “Don’t Delete the Kisses”, esa canción que podría cerrar cualquier película indie noventera con lágrimas en los ojos y un monólogo interior en off.

Wolf Alice ofrecieron un concierto breve, funcionando como una capsula del tiempo de lo que han sido, lo que son y lo que están por ser. Su sonido actual es más calculado, menos sucio y eso nos lo podemos tomar como una certeza; todo cambia y el tiempo nos sobrepasa, por mucho que nos empeñemos en conservar las cosas que se van.

Fotos Wolf Alice: Fernando del Río

Más fotos

WP-Backgrounds Lite by InoPlugs Web Design and Juwelier Schönmann 1010 Wien