Beck – Colors (Fonograph/Capitol Records)

Beck se lo ha tomado con calma. Los buenos réditos que consiguió con su último disco hasta la fecha, Morning Phase (2014), con el que recordemos consiguió el Grammy al disco del año imponiéndose a artistas tan mediáticos como Beyoncé, Ed Sheeran, Sam Smith y Pharrell Williams, ha hecho que su regreso sufriera un retraso, a pesar de que como confirmó hace pocas fechas, pudo haberse publicado hace bastante tiempo. Prueba de ello es que desde 2015 han ido saliendo a la luz  algunas de sus nuevas canciones.

Llega el momento de dejar a un lado el folk y volver a hacernos bailar con Colors, una de sus obras más luminosas. Partamos de la base de que Beck a estas alturas tiene poco que demostrar y en esta ocasión le apetecía divertirse sin más y volver a las épocas de Midnite Vultures (1999). Él es un creador de los que no abundan, cuyo talento innato, capacidad de creación y versatilidad, tan solo podía compararse a genios como el malogrado Prince. En su carrera ha tocado todos los palos imaginables: del folk al hiphop, del desenfreno funk al soul o los ritmos tropicales, y siempre brillando por encima de la media.

El virtuoso multiinstrumentista y productor, en esta ocasión se ha hecho acompañar de su amigo Greg Kurstin (Adele, The Flaming Lips, Devo, Kylie Minogue) para conjugar su decimotercera referencia, en la que nos manda a la pista de baile con una generosa ración de contagiosas y hedonistas melodías, falsetes, electropop ochentero, música disco setentera, pianos, rapeo, estribillos rockeros… una variedad de estilos e influencias que solo alguien como él puede empastar para conseguir la brillante unidad que conforman.

Si te cautivaron los ritmos tóxicos de los adelantos “In Dreams”, “Up All Night” y “Wow”, el resto de Colors transita por los mismos caminos. Dale al play y disfruta con el tema le da título, baila sin complejos en “Seventh Heaven” y “I’m So Free”, disfruta del guiño a Police en “No Distraction” y a Eliott Smith de “Dear Life” y enamórate con “Fix Me”, esa bonita canción que pone la guinda al que será no solo uno de los discos más recordados y pinchados de este 2017, sino otro de los grandes momentos en la discografía de Hansen.