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Damien Jurado – What’s New, Tomboy? (Mama Bird Recording Co.)

Damien Jurado es uno de esos artistas a los que no se les puede pedir más. Durante los más de 20 años que lleva en esto ha sembrado su nutrida discografía de obras que jamás descienden del notable y que han sido muestra de una diversidad estilística y una capacidad de reinvención que ya quisieran para sí muchos de los considerados más grandes que este pequeño artista de culto que, sin embargo, cuenta con el más profundo respeto de todo el que alguna vez se acerca a su obra. Conocerle es amarle, como dice el manido tópico.

Es por eso que nadie debería esperar de él a estas alturas obras que fueran más allá del ejercicio de estilo de una manera digna y competente. No obstante, él se empeña siempre en ofrecernos la excelencia. El no hacerlo sería, no obstante, irreprochable tras el fallecimiento hace dos años de Richard Swift, su amigo y productor, hombre con el que realizó tres álbumes maestros, completamente revolucionarios dentro de los parámetros de cantautor en los que él se movía, con acentos psicodélicos y de sonido apabullantemente poliédrico, que le pusieron el listón a un nivel supuestamente inalcanzable, sobre todo teniendo en cuenta que la persona con quien los urdió, había desaparecido.

Él, sin embargo, se sacó de la manga dos discos maravillosos: uno con un sonido más concreto que los que hacía con Swift, pero igualmente vibrante, titulado The Horizon Just Laughed en 2018 y al año siguiente, una bella y oscura joya a voz y guitarra titulada In The Shape Of A Storm. Nadie esperaba, por tanto, que sin más dilación, tan sólo un año después, el de Seattle tuviera listo otro disco y que éste, además, supere a los anteriores.

Y créanme que lo hace. De entrada, si confían en mi, cuenta con la que seguramente sea la mejor canción de este artista en al menos una década. Una de esas canciones que justifican plenamente la adquisición de un disco y que está, además, dedicada a la memoria de su amigo desaparecido. Se titula “Ochoa”, como el apellido real de Swift, y es una preciosidad cuya composición está sólo al alcance de los elegidos. Una maravilla sin trampa ni cartón que lo ilumina todo a su paso.

Pero por supuesto no sería tan efusivo tratando de este disco si sólo una de sus canciones mereciera realmente la pena. Nada de eso, una vez más contra todo pronóstico Damien Jurado ha estado sembrado y, aunque decir algo así con el disco recién sacado del congelador sea temerario, nos ha regalado otro disco para enmarcar entre lo más sobresaliente de su discografía. Desde la querencia al pop de algo que nace del country como la inicial “Birds tricked into the trees” el amor es inmediato. Su obsesión por los nombres de mujer sigue intacta en títulos como “Alice Hyatt”, “Fool María”, “Sandra” o la bellísima “Francine”, canciones que también participan de esa cristalina melancolía marca de la casa, de la que este trabajo hace especialmente gala con joyas del tamaño de “Arthur aware” o “When you were few”, ambas rondando aquellas texturas que logró en la trilogía iniciada con Maraqopa, unos tintes psicodélicos que aportan diversidad y equilibrio a un conjunto sin fisura y sorprendentemente magistral, viniendo de alguien con tan altos estándares, que además culmina con la serena oscuridad de “Frankie”, otra pieza más para atesorar.

Artistas así, magistrales, pero condenados al malditismo de un público tan fiel como minoritario, son un síntoma de lo bajo culturalmente que está cayendo una sociedad empeñada en el consumo masivo de grasas saturadas hechas música. Este disco, por tanto, podría decirse alegóricamente que está lleno de margaritas para los cerdos. Y no nos equivocaríamos. La cuestión es si tus oídos son o no son de porcino.

Escucha Damien Jurado – What’s New, Tomboy?

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