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Entrevista: Javiera Mena

“Hay una cosa muy bonita en las modas y es que generan empatía entre las personas, generan luz”

Por su aspecto juvenil y su espontánea actitud ante cualquier pregunta podría no parecerlo, pero ya ha pasado más de una década desde que la chilena Javiera Mena se presentó ante el mundo con Esquemas juveniles (2006), un debut que conectó de inmediato con los miedos e inseguridades de una generación a ambos lados del Atlántico, los mismos que puso a bailar con Mena (2010) y Otra era (2014), sus más recientes y hedonistas trabajos. A la espera de su nuevo álbum, (del que no presentará ningún adelanto) nos recibe poco antes de poner Barcelona a sus pies en el marco del Maremagnum Fest con su magnético directo.

En agosto del año pasado celebraste un concierto especial “10 años de carrera”. ¿Qué balance haces de este periodo? ¿Estás donde esperabas cuando comenzaste en esto?

Yo no tenía ninguna expectativa cuando comencé. Era una chica de Chile que lo único que quería era ir a Argentina y poder comunicarme con su gente. A partir de ahí todo se fue dando: me invitaron de México, Erlend Øye (Kings of Convenience) me trajo a España… Lo lindo ha sido que no estaba en mis expectativas. En Chile, un país como muy alejado, con los Andes, saliendo de una dictadura, yo ya me sentía pagada con poder viajar a mis alrededores, así que lo que se dio ha sido de lejos muy superior a lo que yo podía esperar.

Después de tantas actuaciones durante estos años ¿una sigue sintiendo el cosquilleo en el estómago antes de salir?

Me llama la atención que siempre está el cosquilleo, las mariposas en el estómago. Creo que nunca me va a dejar de pasar. Es gente nueva siempre, un poco como ir a una primera cita, que va a ser la música, y el momento de comunión que se va a generar… Es imposible que no me pase.

Tu sonido ha ido creciendo en cada disco, ganando músculo, con unas letras cada vez menos intimistas. ¿Son también menos confesionales o es la sensación que transmiten por el envoltorio?

A veces cuando estás trabajando, produciendo un ritmo, el propio ritmo te va diciendo un poco la letra. La música te empieza a hablar y uno le empieza a poner lírica. En el momento de hacer Otra era yo quería hacer música dance. En Mena lo estaba tratando de hacer, pero no me salió tanto, aunque igual me salió algo especial. Otra era me llevó a hacer canciones con más declaraciones, más concretas, con más fotografía…

¿Es Otra era tu disco más conceptual? Ambientado en ese mundo retro-futurista que recreas desde la portada.

Sí, sin duda. Es el más conceptual porque Esquemas juveniles es como una recopilación de muchos años de trabajo. Luego vino Mena, cuando yo era muy de andar volando y no había un concepto definido y Otra era es más hacia fuera, menos hacia dentro. Aunque lo que se viene ahora va a ser totalmente diferente.

¿Alguna pista de ese nuevo trabajo?

Quiero seguir por el lado del dance pero que mis letras miren más hacia dentro que hacia fuera. Y es un desafío, tocar temas como el deseo, pero desde otro lado, como algo más dentro de un gran universo que pueden ser las emociones de un ser humano.

Sobre el desnudo en la portada de Otra era decías en una entrevista que “era una forma de apelar al momento del arte en el que el desnudo no era considerado inmoral u obsceno”. Siendo una persona poco sospechosa de ser machista, ¿cómo ves la interpretación que desde ciertos sectores se podría hacer de esa portada? Pienso en polémicas como la de Emma Watson…

La carátula del disco la encontré bastante poco típico lugar de la mujer carnada (sic). Solo queríamos apelar a una estatua, no está en una posición sexualizada. Las estatuas de las plazas de Santiago están desnudas y en esa época no importaba. Aquí mismo en España las chicas toman el sol con el torso desnudo y da lo mismo… Todo esto viene de mucha represión detrás. Esta cosa de ocultar solamente el pezón se me hace muy torcido. Mi discurso es bastante claro, no tiene dobleces. Más que nada busco ser auténtica y comunicar los sentimientos que puedan salir en mi música.

¿Qué papel crees que debe representar el artista pop a la hora de reivindicar lo que considere justo? ¿Debe ceñirse a entretener o debe aprovechar esa visibilidad?

En mi caso la quise aprovechar, consciente e inconscientemente, cuando me preguntaron en una entrevista si tenía novio y respondí que tenía novia. No me estaba dando cuenta, pero fue una cosa muy polémica en Santiago de Chile y en Latinoamérica, en México, donde realmente creo que fui la primera artista que lo dijo. Porque ha habido muchas lesbianas, pero nadie lo dice, es algo siempre oculto. Que sí, que no. Yo dije “ya”, vamos a sacarle un poco de peso a esto, alguien lo tiene que decir.

A raíz de esa entrevista se te convirtió en abanderada de este tema. ¿Te sientes cómoda en el papel?

Depende de donde esté. Por ejemplo, en España es impresionante, como mujer, venir y poder salir en la noche a caminar sola, cosa que en zonas de Sudamérica no se puede hacer. Imagínate para la parte homosexual de una mujer lesbiana… En algún momento me enojó porque yo quería hablar de mi música y que dejaran de poner titulares como ‘me gustan las chicas’. Además, como si me gustaran todas las chicas (se ríe con ganas). Pero luego pensé que si le daban tanta importancia era por algo, y empecé a asumir un poco obligada el papel también por todas esas chicas que están en Latinoamérica, reprimidas, para que vean a alguien y la gente se anime. Fue algo que se fue dando de a poco y me acostumbré, no más. Mi familia, por suerte, son como de acá, lo ven como algo muy natural.

Volviendo a tu música, ¿hasta qué punto eres permeable a las modas? ¿Intentas sonar actual o seguir tu propio instinto?

Trato de seguir mi propio camino. Cuando esté al final de mi vida y mire mis obras no quiero que mis discos sean reflejos de la moda de la época. Quiero que me llenen a mí y ese orgullo va más allá que lo que se está usando en el momento. También hay una cosa muy bonita en las modas y es que generan empatía entre las personas, generan luz, más allá de la industria, que obviamente está metida detrás tratando de imponer cosas por vender. Trato de agarrar esos destellos de luz que pueda tener esa moda súper mainstream, que incluso nos canse, y trato de agarrarla, pero sin caer demasiado en eso. Tener solo pinceladas de las épocas.

Cada vez es más frecuente ver artistas chilenos como Gepe o tú misma, por aquí. ¿Percibes trasvase artístico en ambas direcciones?

La comunicación cuesta bastante. En Chile, como en España, seguimos mirando mucho a lo anglo, lo guiri, y nos cuesta mirar hacia nuestros propios artistas, hacia quienes somos. También veo que ahora hay un movimiento, un renacimiento de nuevas mentes que sí, que quieren escuchar música en su idioma, que les identifique y está habiendo un pequeño intercambio. A la gente que se atreve a apostar como yo, que me gusta mucho venir por razones extra del trabajo, le cuesta mucho venir, establecerse, hacer una gira… Lo mismo pasa a la inversa, con los españoles en Chile. Dorian, por ejemplo, fueron hace poco y les fue muy bien. Merece la pena, el intercambio es pequeño pero pasan cosas.

Hablabas de la influencia anglosajona, aunque Otra Era es tu disco más latino. “Pide” incluso coquetea con el reggaetón. ¿Es algo buscado o inconsciente?

Así es. Sucede de manera inconsciente. A pesar de que en los otros dos discos metí ritmos latinos, iban más dentro del house y en Otra era quizá metí unos ritmos latinos más evidentes. Pero obviamente la música, siendo chilena, es menos de movimiento de cadera que un colombiano. Aunque igualmente tenga influencias de todo lo que suena en la radio, la música urbana… y el reggaetón esté presente.

Comenzaba preguntándote por tu primera década musical, ¿dónde te ves dentro de otros diez años? ¿Más llenando estadios o teatros?

Ojalá tocando en más festivales, aunque me gusta más actuar en salas. Siguiendo haciendo discos, viviendo de la música, y más que llenando estadios me veo con mi propio estudio y un gran piano. Sí, un buen estudio.

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