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Entrevistamos a Javiera Mena

Con Inmersión, nuevo trabajo de Javiera Mena que hace el sexto de su excelente trayectoria, la artista chilena propone un viaje al interior de las emociones, mostrándose como un relato en el que adentrarse y perderse, sin miedo a descubrir aspectos desconocidos de uno mismo.

Se trata de su disco más introspectivo en el que aparca, quizás momentáneamente, la querencia por los sonidos bailables y nocturnos y se acerca a tendencias más sinuosas y acústicas, abriendo un nuevo y excitante camino tras veinte años publicando canciones.

La icónica compositora de himnos tan seductores como “Otra Era”, “Espada” o “Corazón Astral”, nos atiende desde su Santiago de Chile natal en un momento tan ilusionante como es el lanzamiento de un nuevo álbum, algo que afronta con las ganas y la energía que siempre le han caracterizado.

«Este disco me hace encontrarme como baladista y siento que canciones como “Otra Era” ya iban en esa línea» 

Haciendo alusión al título, es obvio al escuchar el disco que se trata de tu trabajo más intimista en el sentido de más desnudo, más acústico, más reflexivo.

Sí. Como esto de atreverse a no sobreproducir y que haya un diálogo entre la voz, la guitarra, el piano, como elementos que son como de siempre, creo que lo hace un disco reflexivo, honesto también. Y que hablen las canciones también, que hablen la melodía y la armonía, que es como la esencia de todo al final.

 

Hay muchos detalles a nivel de sonido que hay que ir degustando poco a poco. Muchos géneros que tocas, bossa nova, soul, pop, obviamente, balada… ¿Es tu disco más ambicioso en términos de sonido en cuanto que te abres también a cosas nuevas para ti?

Puede ser, sí, porque hacer una bossa nova puede ser ambicioso igual, pero siempre había querido hacer uno, me encanta la bossa nova, y también estaba escuchando mucha música brasileña, me gusta mucho, entonces me atreví y sí, en ese sentido tiene como esa ambición de tocar cosas que no tenían mucho que ver conmigo hasta el momento.

¿Significa este disco que te has cansado de alguna manera de la discoteca, es decir, de los hits, de pop directo, un poco más bailables, y te apetece ahora hacer una música un poquito más reflexiva, como decías antes, por llamarlo de alguna forma?

Sí, bueno, este disco yo lo vengo haciendo en más o menos dos años, entonces en ese momento me sentía así, por ejemplo, ahora estoy de nuevo volviendo a escuchar a James Mills y todo eso, tecno, antiguo, pero sí, y sigo escuchando cosas así también como un respiro del beat también a nivel oído, y siento que también como hoy en día todas las músicas están como tan saturadas, un poco tan comprimidas. Necesité como algo diferente para decir, también para pausarme, es como salir de la disco e ir a un atardecer a escuchar canciones, fue una necesidad.

Diríamos que hay un lado un poquito más oscuro en Javiera, en el sentido de que también te gustan otras cosas, que no es solo Balearic sound o Italo-disco. También te gusta un poco el folk, o música un poco más oscura, de alguna manera.

Sí, me gusta mucho, quizás es mi primer disco es que es más juvenil, pero a mí me gusta mucho como la música de los 50, también Yuli Cruz, me gusta un montón. Me gusta mucho la música, me gustan las canciones, y hay muchas de las canciones que yo escucho que no son de beat, quería explorar ese lado, Los Carpenters, soy fanática de Los Carpenters, de ese tipo de música, y creo que ahora lo hemos descubierto.

¿Qué supuso en su momento para ti instalarte en España, y qué te da el moverte constantemente entre Chile, España, aparte de todos los demás sitios que visitas, en términos influencias a la hora de componer?

Me voy enriqueciendo con los vínculos que voy armando, por ejemplo, este disco lo compuse con Luigi, de la banda Cupido, y fue maravilloso, y eso me lo dio estar en España también, como conocerlo, si yo hubiese estado en Chile todo el tiempo, no hubiese generado esta unión que hice con Luigi, también trabajé allá con Isidro Acedo, otro productor que también tiene una banda que se llama Antifan, después en Chile estuve trabajando en Las Puertas con otro chico, entonces yo creo que las personas que voy encontrando, van enriqueciendo mi  música ; si estuviera quizá en el mismo lugar no pasaría, y me gusta tener esa cosa dual de estar en otro estado, que puede ser un poco loca a veces, pero las personas que te encuentras son las que van armando tu camino también, y esas personas tienen influencias de otras culturas a su vez, y eso es muy bonito para la música creo, es como cuando llevaron el aguacate a España, acá de Méjico, y ahora todos comen el aguacate.

¿A qué ciudad te refieres con Mi Ciudad? ¿Puede ser algo no obvio como un espacio físico, sino también un espacio interior? Es una de las canciones que más me ha atrapado del disco en una primera escucha, aunque hay muchas más, pero me ha hecho preguntarme, ¿a qué espacio te refieres?

Me refiero a mi espacio en una gran ciudad, y me refiero a Madrid igual también, como esta cosa dual que uno tiene en la ciudad que la amas y la odias a la vez, un poco eso de sentir la desolación que pasa en las grandes ciudades, que sientes que todo el mundo está de paso, que cuesta encontrar una continuidad, pero también es un diálogo interior, como, ¿por qué yo no estoy generando una continuidad también? Que es como algo mío. Siento que la virgen soy yo, porque estoy triste también. Habla de Madrid, es como mi himno a Madrid también.

 

¿Cómo surge la colaboración con Santiago Motorizado? El Mató A Un Policía Motorizado es una banda también muy querida en España, y ha sido muy bonito encontrarme en una canción con Javiera y Santiago en fusión, creando algo tan bello como Mar de Coral.

Ah, fue como muy genuino de donde surge, porque yo lo invité a cantar, teníamos carreras conjuntas más o menos del mismo tiempo cuando partimos, me acuerdo de haber estado como los dos enchufando instrumentos en un bar pequeñito en Buenos Aires cuando partimos, y ahora él con su carrera armada, yo con la mía, y quería una voz de varón, quería como una conversación entre una voz femenina y una masculina, porque es una canción que habla de la relación a distancia, de que tú estás acá, yo acá, y quería ese diálogo, y dije, obviamente Santi, nunca he hecho algo con él, que está acá al lado en Argentina, y de alguien que también me representa mucho como un defensor de la música independiente también, así que me pareció buena la unión y resultó como muy orgánica y muy desde la admiración.

Este ‘Inmersión” supone tu sexto disco tras más de veinte años de carrera, ¿en qué momento vital surge este disco?, ¿de dónde sale el mood de inmersión dentro de toda tu carrera?

Yo creo que este disco me hace encontrarme como baladista, porque me siento también así, a pesar de que abandoné la balada, siento que canciones como “Otra Era”, ya iban en esa línea, la melodía que tiene, las armonías… Hay canciones cuyas armonías van mutando, como que me siento una seguidora de las progresiones armónicas, también clásicas, como en los 70, de seguir como extendiendo el formato balada, que hoy día está como obsoleto, pero yo siento que me planto en 2025 como una baladista también.

Sí, es verdad que se agradece encontrarse con un disco que reivindique ese género y que venga a ratificar su valía y su peso. ¿Cómo ha sido la producción de las canciones, Javiera? ¿Ha sido un proceso orgánico que ha ido fluyendo? ¿Has encontrado algún problema por el camino?

Fue bien fluido porque creo que las demos que yo hice estaban bastante propuestas la producción, que después la trabajamos con Isidro Acedo, y lo hicimos ahí en Madrid en su estudio, y creo que ya venía la propuesta dada e incluso guitarras desde la misma sesión de composición quedaron en la grabación en el disco, entonces había ya el mood propuesto desde ahí- Cuando ya se pusieron las canciones y lo demás, fue pensar cómo hacer que suenen lo mejor posible, grabar los pianos lo más lindo posible, trabajar con buenos músicos, ese tipo de cosas. Fue algo que tuvimos que inventar, un nuevo sonido a partir de los demos.

La canción “Absurda” se me ha ocurrido a mí también, que puede ser un cruce entre Jeanette y Lana del Rey, de algún modo, y me ha parecido tan evocadora.

Sí, es una canción nueva para mí, este tipo de balada como cincuentera, que claro que también lo tiene mucho Jeanette y Lana del Rey, y que también es como cantar un poco un llanto, porque habla de los celos, de sentir celos con todo tu interior, de repente estás como sumergido en los celos y miras a tu gana, como haciendo sentir ridículo un poco, y tiene esa cosa como chistosa también que tienen algunas canciones, como con humor, con un humor liviano, hablar de cosas como tan complejas. Musicalmente es muy 50’s, totalmente, es algo que tiene mucho Lana del Rey, ese pop, esas baladas así de Motown también.

Vuestro formato en directo siempre que os he visto me ha recordado de algún modo a The XX, que es uno de mis grupos favoritos, porque me ha parecido que la vista está muy centrada en tres personas, cada una en su micromundo, pero a la vez creando algo juntos, y me parece que tiene mucha fuerza en directo. Transmite toda la energía y todo el sentir de los temas en disco, los hace crecer muchísimo y crea una atmósfera muy envolvente. ¿Será el mismo planteamiento que tendrás para presentar los temas nuevos?

Tengo como varios formatos, por ejemplo cuando son lugares más chiquitos a veces voy yo sola con mis máquinas, las canciones las tocaré con la guitarra, otros también más grandes, yo más tres, yo más dos, como que me voy adaptando, como ando viajando, moviéndome. No quiero dejar de representar a la Javiera disco también en mis conciertos pero también incluir  esta vez las baladas también, que es la pregunta que me estoy haciendo. Funcionará bien porque creo que al final es mi relato y se entiende que yo puedo hacer así como un tecno de 140 BPM y puedo hacer una balada de 80 BPM, también como que ahí fluye mi música y eso es lo rico yo creo de mi obra también.

 

Muchas personas se identifican con artistas que toman como referentes, y aunque tú no lo hayas buscado, ¿te preocupa que haya gente que te identifique más con un activismo LGTBIQA+ y feminista más que por tu faceta musical?

Sí, es como lo que me tocó, en un tiempo me disgustó, pero también soy parte de una comunidad que necesita quizás voces, entonces me encantaría que fuera mi música lo que prime, pero al final, igual, al menos la sociedad chilena, o la sociedad incluso española también, o argentina, necesita referentes, sobre todo lésbicas, yo lo he dicho abiertamente cantando, diciendo abiertamente que soy lesbiana, entonces al final, listo, me pongo la camiseta y lo represento bien. Sé que estamos en momentos difíciles, donde el fascismo también está con una voz muy grande, entonces sé que tengo que cumplir ese rol también, pero yo, lo que va a primar de mí, así como esto también son mis canciones, y creo que es lo que también hace que se hable de mí como lesbiana, el hecho de que yo tengo canciones también, y tengo una obra.

La progresión del disco invita a la inmersión: los tres primeros temas te van metiendo en la atmósfera, y luego llega “Reina de la Selva”, que para mí es el hit más inmediato en estas primeras escuchas, en la cuarta canción. ¿Es un poco premeditado ir enganchando al oyente, y luego ya cuando lo tienes capturado, le sueltas el gancho?

Quizás alguna gente conoce más mi lado más electrónico, pero me costó mucho decidir el orden, y decidí tirarme primero por la inmersión, totalmente, y después como que respira un poco, pero después se vuelve a meter para adentro. Me preocupa mucho el relato que diga cada canción y por qué van en ese orden, de hecho hay algunas que están como bien mezcladas, pero sí, primero presentarles como el mood, y después llevarlo a otro lado también, a la selva, después viene el agua.

Cuando estabas componiendo las canciones del disco, leí en una entrevista en la que hablabas de que la vulnerabilidad era de algún modo el concepto sobre el que iba a girar la temática del mismo, ¿te sigues sintiendo dentro de esa órbita emocional?

Sí, este es un disco de corazón abierto, vulnerable, como si estuvieras con el corazón expuesto, yo creo, y le llega el viento y le duele, como que por ahí va ese disco, y no tener miedo también a mostrarte como entregada a un sentimiento, a una emoción, y ser intenso que está mal visto. Es como ser emotivo, yo soy una persona muy emotiva también, y aquí se muestra como mi lado más, como dirían en la astrología, más pisciano también, por eso le puse inmersión, porque es del agua y el pisciano está sumergido siempre en emociones también, y como que le cuesta conectar con la realidad, entonces desde esa intensidad pisciana viene el disco también.

¿La elección del primer single, “Volver A Llorar” responde a cuestiones de timing o fue algo premeditado?

Yo tenía todas las canciones y me gustó partir con el statement de “Volver a llorar”, como voy a volver a llorar y lo que se viene ahora es vulnerable, así que fue como una declaración de principios, elegir ese tema que hablaba sobre eso, como atreverse a sentir ese amargo sufrir y decirlo abiertamente, como que no es un buen momento para mí también, y lo voy a abrir y lo voy a comentar y eso es como exponerte también, es algo bueno.

El aspecto visual también es un elemento fundamental en el universo de Javiera, la portada que me parece que conecta a la perfección con el universo del disco, esa conexión entre el concepto un poco acuático, también está presente la naturaleza, que también casa un poco con lo orgánico de tus letras, que expresan muchos sentimientos y mucho de uno mismo, ¿cómo de importante es para ti ambos aspectos, el aspecto lírico y el aspecto visual en tu concepto de música?

Es muy importante creo yo, sobre todo, bueno siempre desde que partí, como que la parte visual es como lo que se va a narrar en la vista, entonces cuando se mezclan las dos bien, que creo que lo que ha pasado con los vídeos, lo agradezco porque a veces no funciona y es terrible porque las cosas tienen que dialogar bien, entonces es muy importante para mí elegir o trabajar con directores que yo admiro, como Miche en “Mar de Coral”, también que lo hicimos debajo del agua, y que representaba el disco, muy compleja la experiencia de grabar debajo del agua también. Es algo muy importante para mí y lo fui decidiendo un poco sobre la marcha, y al final igual funcionó muy bien el relato para transmitir esta absoluta melancolía que tenemos todos, pero a veces como que la tenemos como media muerta últimamente creo, porque está como helada la melancolía.

¿Cómo sientes Javiera con tu experiencia en Latinoamérica y en España? ¿Qué diferencias hay a la hora de sacar un disco adelante, de tocar en directo a nivel logístico y a nivel de público? ¿Cómo compararías ambos espectros?

Bueno, acá en Chile, en Argentina, me siento como un poco jugando de local, porque la gente me conoce desde hace mucho tiempo, se identifica conmigo, siente que ha crecido conmigo también. Bueno, igual, a pesar de que llevo un montón de tiempo, igual soy vista como una artista de afuera también, a pesar de que vivo ahí, y es diferente, pero yo ya me siento como habitante de los dos lugares, donde me van a dar hasta la nacionalidad ahora española, puedo tener doble nacionalidad, que representa algo muy heavy para mí también. Así que creo que son similares.

Bueno, obviamente en España hay mucho más tiempo de festivales, de cultura, como nosotros en Chile, por ejemplo, los festivales empezaron a llegar mucho después que allá, entonces también geográficamente Chile es un país muy largo, y nos cuesta movernos a los músicos de allá para acá, pero siento que son muy diferentes y muy similares a la vez. En  España tienen una escena como de festivales mucho más nutridas, al menos, acá que también las ciudades son más grandes en Latinoamérica. Yo como voy de Argentina hoy día, son tres horas en avión, tres horas y media a Buenos Aires, que es la ciudad más cercana, en cambio allá en Europa, en España está todo cerquita, y en muchas ciudades está como más distribuida la gente también. Pasa más por eso.

 

Y a la hora de componer, ¿grabas las ideas que te van surgiendo y luego las vas barnizando con instrumentos? ¿Cuál es tu metodología a la hora de quedarte con lo que te vale para tus canciones?

Yo soy de esos artistas que componen diez canciones y son las diez que quedan en el disco, como que nunca soy de los que hace veinte o treinta y las eligen. Siempre he hecho mis discos en solitario, pero en el último disco hice una canción con unos chicos mexicanos, una con Pablo Stipicic de México y el resto lo hice todo con Luigi, pero me gustan las duplas compositivas, me parecen divertidos para conversar, llevar una inquietud y como que también me sale más rápido, porque cuando estoy sola me puedo demorar mucho más en hacer un disco que en componer las canciones.

Y cuando encontré a alguien que me gusta mucho para componer, que es Luigi, creo que me gusta eso, como agarrar la guitarra y partir como desde que ya se defienda, cuando la canción se defiende sola con la guitarra es porque está todo bien, no hay que sobre-producirla. Yo soy de la melodía y de la letra, del concepto claro, una letra de “La isla bonita”, algo que hay ahí que te haga despertar la simbología, que es como ahí donde va el pop también.

A la hora de acercar tu música al público, Javiera, tú participaste en el Benidorm Fest, que en realidad como concepto podía ser una idea que tenía atractivo, pero se ha convertido al final en un producto que ni apoya a iniciativas centradas únicamente en la música, ni es abierto para decir “buscamos un producto”. ¿Qué sensación te deja que en canales públicos, sea en España o en Latinoamérica, no se apueste por la calidad de un producto, sino por cómo vender ese producto?

Bueno, lo que pasa yo creo siempre con la industria de la música, es que es muy despiadada en este punto también. Por eso yo también me he mantenido siempre independiente y en mi biografía de Instagram pongo “artista independiente”, como que esto es una declaración para mí que tiene que ver con hacer música porque estoy haciendo como una obra que me representa y que no es solamente una marca también.

Creo que están esos espacios también donde la música es industria, donde la música son números y que es algo que convivimos al día de hoy cada vez más, yo creo como en Spotify todos son números, son los números expuestos. Antes eso no pasaba, incluso hasta el 2010 no se sabía qué números tenía la gente. Ahora es como la competencia está expuesta también todo el tiempo y eso no sé qué le genera al arte, pero yo voy por el otro camino.

«Soy una firme defensora de las metáforas, me encantan, y creo que hay poca metáfora hoy en día, como que no están de moda»

Otra cosa que me gusta mucho del disco es que lo veo muy equilibrado y el tracklist muy bien organizado porque acaba no como muchas obras como abajo, sino que acaba con “Entropía”, con ganas de volver a pincharlo porque acabas con un mood positivo y envolvente. ¿Cómo ha sido un poco la elección del orden de las canciones? ¿Qué querías transmitir un poco con él?

Un relato que como dices tú, te sumerge primero en todas estas emociones piscianas del dolor, después como que te lleva a la selva, después como de nuevo te sumerge al mar de coral, pero eso era como entre sumergirse, salir, sumergirse y terminar arriba, terminar fuera también, terminar como con un futuro que se viene, vuelvo a la electrónica, no lo sé, pero como terminar dando un mensaje también más personal, no tan romántico. En la última canción también hablaba de algo como del ser humano, como una reflexión del ser humano, de la entropía, sí.

¿Dirías que te expones mucho a las letras o hablas más con un ojo en lo que ves?

Me expongo bastante en las letras. Me gusta eso, es parte de ser compositora también. Si bien me resguardo y tengo una distancia relativa, una distancia narrativa, también me gusta hablar de mi experiencia, porque al final los artistas tenemos que experimentar las cosas, vivirlas y sentirlas, y de ahí entrar en la mejor obra.

Tampoco me voy a transformar en una persona a estas alturas que vive experiencias para que pase, pero si pasan cosas obviamente las plasmo en mi disco, sí. Como medio autobiográfico, me gustan esas cosas, sí.

 

Admiro mucho que, viviendo en Madrid que es una ciudad tan gentrificada, que tenemos esa visión un poco opresiva, obviamente has vivido en muchos sitios, pero tu música transmite un sentimiento totalmente contrario, de conexión con la naturaleza, con el espíritu, con la generosidad, con el mundo, con todo lo que nos rodea. Me atrae ese contraste entre que al final una residencia es un lugar físico donde encontrarte con tus amigos, tu familia, tus seres queridos, pero tu universo se expande mucho más allá de lo que ves directamente. ¿Ha sido así siempre para ti?

Sí, me gusta ese paralelo, de encontrar en una ciudad también cosas místicas. Madrid es muy místico también, como todas las cosas que tienen de las procesiones, a pesar de que está relacionada con la iglesia católica, que ha sido como identificada con el poder, lo que sea, igual detrás de eso hay algo. Yo me emociono un montón cuando salen las vírgenes. A pesar de que eso, con la iglesia católica que todos sabemos lo que es, hay una cosa muy profunda que a mí me encanta.

Soy muy fanática de todo ese tipo de cercanía que hay en lo espiritual, desde un lado como humano, o desde las conversaciones en la tarde, que son como ir al psicólogo a escucharse. Ese tipo de cosas.

Recuerdo tu concierto aquí en Málaga en La Fábrica de Cervezas Victoria como algo muy íntimo y cercano, que es donde más disfruto personalmente tu música.

Sí, yo también lo disfruto más. Yo siempre veo mis conciertos como una especie de ceremonia, que ojalá haya una solemnidad. Bueno, todos los conciertos lo son igual, pero a mí incluso como público, cuando voy a ver cosas, me refiero mucho a ir a ver a un artista en una sala. En los festivales, de hecho no me gusta, porque mucha de la gente que va a ellos no está interesada en la música. En cambio, la gente que va a una sala, en muchos casos, es melómana, y yo lo soy también, así que lo disfruto más.

Veinte años de carrera, ni más ni menos. ¿Cómo resulta echar la mirada atrás en términos de planteamientos iniciales y de logros personales? ¿Cómo se vislumbra el futuro?

Me siento orgullosa de que cada disco que tengo. Cada uno ha representado un momento, que ha sido cada cuatro años, que puede parecer mucho, pero ahora creo que está bien, que ya tengo bastantes discos. Tengo muchas canciones y a todas las quiero mucho, por lo que me resulta difícil elegir cuáles voy a tocar en directo cuando planteo los conciertos. A todas les tengo mucho cariño, y me he desvivido por ellas. Mi primer disco era muy juvenil, y ahora conecta con otra nueva generación porque era un disco muy honesto. La honestidad evita que te tengas que poner máscaras, sino que muestra lo que eres. Es algo que se ha valorado con el tiempo en mi carrera y me mantiene aún aquí.  Ahora me planteo la nueva gira, nuevas maneras de hacer música…En eso estoy. También hago sesiones pinchando música.

¿Te ha influido el paso del tiempo en la manera de componer?

Sí, ahora me he puesto más directa y antes era más hermética. Me gusta como componía antes pero ahora me sale así, más directo. Soy una firme defensora de las metáforas, me encantan, y creo que hay poca metáfora hoy en día, como que no están de moda. A mí me fascinan.

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