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Entrevistamos a Rufus T. Firefly por ‘Todas Las Cosas Buenas’

En Todas Las Cosas Buenas (Lago Naranja Records, 2025), Rufus T. Firefly apuestan por plantarse ante la fealdad que asola a una realidad marchita ante la que mucha gente solo quiere desconectar. Nada de regocijarse en la tristeza y afrontar el naufragio, esto va de centrar la mirada en la luz que asoma detrás de lo que está en nuestras manos.

Con actitud y (grandes) canciones, Víctor Cabezuelo y Julia Martín-Maestro capitanean una lujosa plantilla de músicos versátiles y experimentados que completan Carlos Campos, Manola, Juan Feo y Miguel de Lucas, que están de vuelta dando forma a excelso muestrario de todas las facetas de la banda, cuatro años después de surcar los apasionantes mares del soul a la vez que bajaban las revoluciones al ritmo aterciopelado que desplegaron en el exquisito El Largo Mañana (Lago Naranja Records, 2021).

Desde los sonidos cálidos y tranquilos en los que mecerse, hasta la explosión ruidista como llamada a la acción, pasando por algunos de los singles más directos que nunca hayan editado. Es un momento clave para la formación de Aranjuez, en el que se las ingenian para entregar su disco más completo y ambicioso. El que mejor condensa las posibilidades de su universo creativo.

Charlamos con su cantante, teclista y guitarrista, Víctor Cabezuelo, que nos atiende siempre amable y cargado de actitud positiva, sobre ese noble arte de la supervivencia en tiempos convulsos, de la que son admirable ejemplo, y sobre cómo ser indie no es una actitud o una pose, sino una necesidad de la que muchos hacen negocio o tiran de pataleta cuando se les excluye de algo que nunca fue un estilo en sí mismo, pero de cuyo pastel todos quieren su pedazo como si ello fuera sinónimo de autenticidad.

«Si me hubiera llegado una multinacional con 20 años y me hubiera dicho “aquí tenéis 50.000 euros para grabar el disco”, yo te aseguro que no éramos indies. Y no pasa nada, da igual, no somos mejores ni peores»

Ya desde el título del disco, Todas Las Cosas Buenas, y los de algunas canciones, como “Canción De Paz”, ¿podemos decir que estamos ante algo así como el mensaje que transmite Rufus T. Firefly con este disco, a modo de reacción ante todo lo que se nos viene encima cada vez que accedemos a los medios de comunicación y vemos lo que está pasando en el mundo?

Sí, por supuesto, tiene que ver con eso, es un mensaje muy normal, es una reacción muy normal a todo lo que está pasando. Yo creo que hay dos opciones: o te cabreas, te enfadas y entras en esa espiral de odio y de violencia, o haces lo contrario, que es intentar contrarrestar, intentando buscar las cosas buenas de la vida, intentando ser la mejor persona posible que puedas y todo ese tipo de cosas, intentando perdonar, intentando, bueno, pues un montón de cosas que a veces cuestan un montón. Sobre todo en este tipo de contextos, pero que creo que es ahí donde merece la pena hacer el esfuerzo. Y sí, tiene que ver con eso, creo que nosotros nos lo hemos tomado así desde luego a nivel personal este disco, a la hora de crearlo y de trabajarlo y necesitábamos algo a lo que aferrarnos, la verdad. Necesitábamos algo que diera sentido a nuestra vida ahora mismo, porque ya somos gente que se está haciendo mayor y las cosas no son como esperábamos para nada, y parece que el futuro no es muy esperanzador, pero las cosas no siempre son como parecen y a veces hay que pelearlas un poco y nunca se sabe lo que nos va a esperar mañana.

 

Me ha dado la sensación, Víctor, de que las letras son un poco más directas. Como que llamáis a las cosas por su nombre, no buscáis a lo mejor algún rodeo para lanzar un mensaje claro sino que mostráis sentimientos más descarnados o más directos, por ejemplo en “La Plaza”

Sí, totalmente. Esto ha sido culpa de los nuevos y nuevas creadoras, ¿no? Porque a mí me ha pasado siempre que he tenido referencias de gente más mayor que yo, gente histórica en la música, este tipo de cosas y en este disco me he dado cuenta de que todos los referentes que he tenido son gente más joven que yo, y me ha gustado mucho eso. Hay una cosa que no me gusta y es que significa que ya estoy un poco mayor, pero también es bonito hacerse mayor, ¿no? Y ver que, joder, mira, por ejemplo hace 8 años yo veía los locales y no había grupos jóvenes. El grupo más pequeño del local tenía más de 35 años, y ahora voy y vuelve a haber chavales de 17 años. Vas a los conciertos y vuelve a haber gente joven, entonces me parece que hay una escena que ha vuelto a resurgir. Y eso me flipa porque me recuerda cuando nosotros empezamos y estaba surgiendo esa escena independiente con más gente de la industria y no sé, fue todo muy bonito.

Me gusta que haya vuelto a pasar, entonces ha sido muy guay de repente encontrarme con que había gente ahora muy joven haciendo cosas que me flipan, que lo están haciendo increíble, que me parecen grandiosas y que lo hacen sin darle nada de importancia, que eso es lo que más me gusta. Lo hacen en plan, bueno, te hago este temazo pero me voy que tengo cosas más importantes que hacer.

Se trata de  vuestro disco más ecléctico también. porque cuando escuché por ejemplo “La Plaza”, como seguro que le habrá pasado a muchos seguidores vuestros me sorprendió encontrarme con un tema pop con esas guitarras tan ochenteras y pensé: “joder, parece que la llevan haciendo toda la vida de lo natural que suena también en ellos”.

Ha sido muy guay hacer esta canción porque es la canción más normal que hemos hecho en la vida y también hemos pensado: “oye, pues no se nos da mal tampoco hacer cosas normales”.  En realidad, para nosotros esta canción es una de las mayores novedades del disco y de nuestra carrera pero, por supuesto, en el resto del disco hay cosas híper complejas, hay compases extrañísimos y hay cosas muy locas de síntesis y un montón de cosas.

También forma parte un poco de nuestra personalidad. En este disco, la verdad es que queríamos hacer lo que mejor supiéramos hacer. Era nuestro pensamiento, en plan, llevamos 19 años tocando, vamos a ver qué hemos aprendido. Es como, enséñame tus cartas, pues esto es lo que hemos hecho en este disco. Ha habido algo de experimentación, pero sobre todo, para mí me parece como una especie de “mira, esto es lo que somos en este momento de nuestra vida, después de todo el aprendizaje Y después de todos los discos que hemos hecho”. Y me gusta mucho, es como plantarnos ahí, en plan, aquí estamos.

También habéis descolocado un poco con la elección de los singles, cosa que os gusta hacer, que no sea todo previsible en absoluto, más bien nada. Lanzasteis “Canción De Paz”, que es la canción más tranquila del disco, y al mismo tiempo, después vino “La Plaza”, algo nuevo, y ahora “Trueno Azul”, que también tiene ese final, como tú dices, con más rollo locura de síntesis y atmosférico. Ha sido también una forma de esneñar un poco cada vertiente del disco, la elección de cada single.

Sí, pero no. Hay más vertientes en el disco que a mí es lo que más me gusta, que no hemos enseñado todo en los singles. De hecho, cuando la gente se pone al disco y escucha la canción dos, por ejemplo, va a decir: “¡wow, qué movida!”, entonces, creo que me gusta eso mucho, que el disco tiene cosas de rock psicodélico, pero también tiene cosas de electrónica, también tiene cosas que suenan a Radiohead también tiene cosas más folkies, más suaves, más orquestales y entonces hemos sacado todas las cartas del magic y hemos dicho: “mirad, esto es lo que hay”.

Hace poco publicamos en Muzikalia un vídeo que provocó cierto escozor, porque hay artistas que se sienten atacados si no se califica de “indie” lo que hacen, cuando el indie nunca fue un estilo en sí. En vuestro disco, decís en “Trueno Azul”: “hice tanto por el indie. Y el indie no hizo nada por mí”.  Además, la canción “Premios de la Música Independiente”, aunque he leído que no trata sobre lo que en principio sugiere el título y el principio de la letra, sí parece jugar un poco con esa ironía. ¿No te parece un poco absurdo todo este debate alrededor de ese concepto tan manido como desgastado y ambiguo?

Yo pienso en todo lo del indie y me da un poco de penita, pero ya me da igual. Hubo un momento que me dio pena porque yo pensaba, para mí el indie surgió en un momento en el que había gente con inquietudes artísticas muy grandes, que tenía cosas que decir,  y esa forma de decir las cosas no era aceptada en la industria. Por entonces, había una industria muy cerrada que no abría las puertas a esa manera de decir las cosas, entonces como esas puertas no se abrían, la gente independiente dijo: “pues si no me abres esas puertas me voy a hacer otro camino y voy a ir por otro lado”. Eso es súper bonito, me encanta, y la música crece gracias a eso siempre, a que cuando le cierras las puertas busca otros caminos para salir. Lo que pasó es que cuando todo eso creció muchísimo y fue un tsunami y se hizo muy popular ese tipo de música, ese tipo de hacer las cosas, las multinacionales dijeron: “oye tío que hay dinero”, y lo absorbieron y entonces ya el indie es todo.

Me hacía mucha gracia, el otro día cuando salió esta cosa de Leiva en La Revuelta. Alguien dijo: “increíble ver a todo el indie español ahí representado”. Y yo pensaba, joder si ahí no hay nadie indie, no hay ni uno que sea indie. Y no pasa nada, flipo con lo que pasó, me parece súper bonito, me parece histórico y me encanta Leiva, pero hombre, indie no es. Y no pasa nada, no tiene mérito ser indie, da lo mismo Por ejemplo en mi caso, nosotros somos indies porque nadie nos ha querido fichar nunca. Si hubiera llegado una multinacional con 20 años y me hubiera dicho “aquí tenéis 50.000 euros para grabar el disco”, yo te aseguro que no éramos indies. Y no pasa nada, da igual, no somos mejores ni peores, no sé, da lo mismo. Es una gestión de tu carrera, es una gestión empresarial Para mí no significa nada más.

Antes tenía la cosa esta romántica de en plan: me da igual que no haya un camino ese para mí, ya me lo creo yo. Eso me gusta mucho, pero ya se ha perdido actualmente y no tiene ningún sentido. Además hoy en día menos todavía, porque ahora mismo las posibilidades son infinitas y hay un millón de caminos abiertos, así que bueno, yo que sé, que lo llamen como quieran. Para mí, lo que llaman indie ahora es el pop rock de toda la vida. Y si queda mejor decir indie que pop-rock, que es una palabra un poco extraña, pues indie se le llama.

 

Me gusta hablarlo mucho contigo y con vosotros, con Rufus, porque vosotros para mí sí sois indies en el sentido, como dices, de que os autoeditáis desde vuestro sello El Lago Naranja, y luego sois capaces de organizar una gira para que la gente escuche el disco con auriculares en lugares especiales, aún a riesgo de palmar pasta. Es evidente que buscáis vuestro camino, sin esperar a que nadie os facilite las cosas. ¿Cómo surgió la idea de organizar esa gira?

Bueno, pues esto es algo que teníamos ya en nuestra cabeza, rondando Ya lo habíamos hablado con Manuel Cabezalí  alguna vez, nuestro productor. Él intentó hacerlo con Havalina en su día, lo que pasa es que no había tecnología en aquella época que lo permitiera hacer para más de 50 personas. Entonces investigando, vimos que esto ha crecido, de hecho se puede hacer para un montón de gente y en algunas discotecas incluso lo están haciendo Silent Disco y ese tipo de cosas. Y pensamos, a lo mejor se puede hacer también con una mezcla de un grupo. Como nosotros tenemos nuestro sistema para hacer nuestras mezclas y nuestros directos, pensamos: “solo tenemos que pasarles un LR y ellos ya pueden lanzar el sonido”.  Como si fuera un disco. Y lo probamos y funcionó. Esto, de repente, nos abría muchísimas posibilidades porque podíamos tocar en cualquier parte. Aunque estuviéramos en un subwav, era suficiente para tocar porque no hacemos ruido, no molestamos. Podemos tocar de repente en un jardín, en un garaje, en una playa, en una veranda… Da igual, podemos tocar en cualquier parte. Y parecía que así abríamos un nuevo camino y podíamos otra vez empezar a indagar en un sitio nuevo, y romper un poco la dinámica que siempre nos acaba aburriendo.

Ha sido una gira súper bonita, a mí me ha encantado. Ojalá podamos encontrar una escucha para hacerlo más. Era muy guay porque también nos servía para presentar un disco por primera vez, antes de que nadie lo haya escuchado. Te vas allí, lo escuchas con cascos y al grupo tocarlo. Es como increíble la idea. Y no sé, ha salido muy bonito. Pero ojalá lo podamos volver a hacer y ya te digo, yo qué sé “Gira de bosques de Rufus” Y nos vamos a tocar por bosques de España.

«Yo creo que hay dos opciones: o te cabreas, te enfadas y entras en esa espiral de odio y de violencia, o haces lo contrario, que es intentar contrarrestar, intentando buscar las cosas buenas de la vida, intentando ser la mejor persona posible que puedas»

Julia toma el mando vocal protagonista en «Ceci n’est pas une pipe», cuyo título hace referencia al célebre cuadro de René Magritte, y que para mí es una de las canciones clave del álbum. ¿Cómo surgió esta idea? ¿Os la ha pedido la propia canción? ¿O era algo que llevabais ya tiempo planeando?

Esto ya llevábamos con ello en la cabeza. Para mí era muy importante que Julia cantara en este disco y ella nunca se había atrevido, así a hacerlo de una manera como muy concienciada. Y esta vez sí. Además me ha gustado mucho porque en las canciones que ella canta, yo no he participado prácticamente nada, y me gusta que se divida la creación en ese sentido, porque me parece que también abre el grupo a nuevos sentimientos y a nuevas formas de decir las cosas, que bueno, una persona llega a donde llega y dice las cosas de una manera siempre desde su punto de vista, y desde su perspectiva, y entonces mola ampliar eso, porque de repente vuelve a abrir otra oportunidad nueva.

De repente el próximo disco de Rufus igual lo canta Julia solo y eso sería muy guay porque otra vez seríamos otro grupo diferente, que es lo que nos gusta siempre.

Yo en Rufus considero que somos una especie de colectivo musical. No somos una banda al uso, sino que por aquí pasa mucha gente todo el rato. De hecho, a veces vas a un concierto y luego vas al siguiente y los músicos son totalmente diferentes. Y no hay ningún mal rollo nunca, entonces eso me encanta. Que sea un grupo que está vivo, en ese sentido, y que pasen cosas todo el rato, y que todo cambie y que no haya ningún tipo de orden, ni de norma. Sabiendo que las canciones son tan mutantes y van cambiando y te pillan a contratiempo, y te sorprenden continuamente.

¿Cuál ha sido la canción para ti que ha supuesto un mayor reto de todas? En el sentido de sacarla adelante, de que a lo mejor no llegabais a la versión que queríais de ella, o incluso que a la hora de tocar te parece que va a ser la más complicada a lo mejor de abordar.

Hay dos cosas, la más complicada de tocar, sin duda, es un tema que se llama “Lumbre”. Es la canción que cierra el disco. Tiene cosas muy complejas de tocar, muy difíciles de llevar al directo. Tiene un solo de guitarra de Marc Sastre, que cuando viene Marc con nosotros guay, pero cuando no, a ver quién toca eso. Es una cosa ahí rollo Wilco, como súper loca, que es muy compleja, muy difícil de tocar. Esa para tocar en directo nos está costando. Y es de las más dificilillas.

Y luego, una que nos costó mucho hacer es la de “Dron Sobrevolando Castilla-La Mancha” porque queríamos hacer una canción en la que hubiera electrónica, pero electrónica tocada, que es un poco lo que nos gusta de la electrónica, de grupos como Apparat, por ejemplo. Al final, los ves en directo y son una banda tocando, como Caribou, en algunos casos.

Todo ese rollo me gusta un montón y queríamos intentar hacer algo así. Pero claro, no somos y nunca hemos sido compositores de música electrónica. Entonces nos costó un poco, de hecho, el título es una broma que tiene que ver con que le pasamos  la canción al productor que nos ha ayudado a hacerla, que es Javier Martín, y el que controla más la electrónica. Cuando escuchó la demo por primera vez me dijo: “me recuerda a un dron sobre la Vuelta Ciclista a España”, y la canción electrónica que ponen ahí, y claro, él lo decía como algo negativo, pero nosotros pensamos: “wow, increíble”. Esta canción se tiene que llamar “Dron Sobrevolando Castilla-La Mancha”. Y al final, él pensó: “es verdad”. Como que molaba mucho liberarse del prejuicio de que no sabemos hacer música electrónica. Al final, escuchas la canción y dices, ojo, está de puta madre. Es como ingenua, si piensas en música electrónica, pero ese tipo de cosas también molan porque al final es como que has hecho un híbrido que no sabes muy bien dónde etiquetarlo. De hecho, esa canción tiene una parte que es una seguidilla de flamenco y esto me viene del proyecto que hicimos Javi y yo junto a Ángeles y Gloria, que había una parte que era una seguidilla que nos costaba un montón pillar, y pensé, vamos a meter una seguidilla aquí, que va a ser increíble, y ya unimos todo.

Otra vez creáis una nueva portada impactante y enormemente bella, que entiendo es  de Julia también. Y me parece que volvéis a cuidar mucho el formato físico. Vais a incluir canciones que no están en la edición digital, y eso viene a completar el círculo de que Rufus cuida un montón la forma en la que se comunica de puertas afuera con el mundo, y hace cosas desde dentro de algún modo conceptuales, en el sentido de que abarcan todos los aspectos del arte, y vienen a refrendar esa característica vuestra que muchas veces queda un poco abandonada en la era del streaming.

Es un poco lo que intentamos defender siempre. Sobre todo, cada vez más estoy dentro del rollo artesanal de las cosas. Estoy viendo que dentro de nada, con inteligencia artificial, quien sea va a poder hacer un temazo histórico. Con que se lo pongas, quiero hacer la mejor canción de todos los tiempos, y te lo va a hacer. Va a llegar un momento que te lo va a hacer y eso va a cambiar todo. Porque ahí ya el concepto de música cambiará muchísimo, y la forma de crear también. Lo que pasa es que a mí me gusta hacer las cosas con mis manos, entonces no me gusta que una inteligencia artificial me haga una canción igual que no me gusta que de repente un guitarrista que toca muy bien grabe mis guitarras en el estudio. Quiero tocarlas yo porque quiero aprender a hacerlo bien. Entonces en todo ese proceso de querer aprender, de querer hacerlo con tus manos. Es donde está la vida, es donde está la magia, y es donde está la verdad y eso no nos lo puede quitar una inteligencia artificial.

Evidentemente a la mayoría de la gente no le importa que yo haya grabado el disco o no lo haya grabado, o yo toque mejor, o me sienta mejor, o no, le da igual. Tienes que escuchar una canción y eso es así. Pero a la gente que lo hacemos sí nos importa, yo creo. Habrá algunos que no, pero en general yo creo que sí. Y eso no lo puede sustituir una inteligencia artificial, igual que a mí, como oyente no me gusta una canción que no esté elaborada, que no esté trabajada y que no tenga el alma de una persona.

Me gustan las canciones imperfecta, me gustan las canciones que se nota que el creador y el artista ha dejado algo de sí en esa canción, y yo lo que más admiro es eso que ha dejado el artista. Si todo eso lo quitas, pues para mí pierde todo el significado, entonces bueno, pues pues es un poco el camino que creo que debemos tomar los creadores, o al menos este tipo de creadores. Luego habrá otros creadores pero yo que sé, es como el que sigue haciendo sillas a mano, de una manera artesanal. La mayoría de la gente se las compra en Ikea. pero bueno, pues hay gente que sigue haciendo esto y hay gente que sigue comprando este tipo de cosas, y bueno, pues ahí está, claro, dentro de poco será lo extraordinario la gente que realmente hace las cosas y no se las hace una máquina, o como tú dices, la inteligencia artificial.

 

Hace unas semanas entrevisté a Ariel Rot y hablando del programa ‘Un país para escucharlo’ salió vuestro nombre, y salió antes de que yo le preguntara. Dijo que cuando se grabó el programa en el que salís vosotros, le gustó mucho que a pesar de lo elaborado de vuestra música y el rollo del disco anterior más soul, más Marvin Gaye, él no tenía pensado tocar ahí, pero vosotros le pedisteis que se animara, y eso le gustó mucho, que fuerais tan naturales, porque él mismo califica a muchas de las bandas de ahora como muy herméticas.

Qué guay, qué bonito. Nos dijo una cosa que me encantó cuando terminamos de tocar, me dijo: “joder, tocan muy bajito. Tocan muy flojo”. Y es que justo eso es lo que queríamos hacer con ese disco. Queríamos aprender a tocar súper flojo pero que sonara como grande, bonito, porque me parecía que los grupos que sonaban así sonaban como a terciopelo todo el rato. Por ejemplo, Tony Allen, que es uno de mis baterías favoritos, toca súper flojo la batería.

Después de todos estos años de trayectoria que lleváis, debe seguir pareciendo un milagro seguir adelante como banda. ¿Cómo analizas todo este tiempo de altos y bajos inherentes a una carrera que ya es larga en la que que habéis podido experimentar, y el hecho de que a día de hoy, podáis seguir haciendo lo que más os gusta y compartiéndolo con nosotros?

Bueno, yo lo veo un milagro que sigamos aquí. Se han juntado muchísimos factores para que podamos seguir tocando y estoy muy agradecido de poder seguir tocando. Lo veo como un regalo de la vida. Yo me levanto, pienso en Rufus, y para mí es felicidad absoluta el poder decir: “joder, tenemos una gira”. Ponemos entradas a la venta y viene la gente a vernos. Hacemos discos y la gente los compra. Estoy encantado de la vida y, sobre todo, es que hacemos lo que nos da la gana todo el rato, sin parar, hasta el punto de que a veces, parece que lo hacemos lo menos rentable posible. Y aun así, funciona, y es como, joder, qué guay,  que, no sé, me siento muy feliz del momento en el que estamos.

Por supuesto, siempre pienso que nos podría ir mejor y podríamos estar viviendo solamente de Rufus, o cosas así, pero por otro lado también, joder, si miras a tu alrededor, ves que somos unos absolutos privilegiados dentro de la música, ya que la mayoría de los grupos no pueden tocar, graban un disco y no lo pueden girar, o no pueden permitirse grabar un disco y tienen que hacerlo de una manera un poco más rudimentaria. Nosotros hacemos todo el rato lo que queremos y estoy muy feliz. Es verdad que hemos luchado muchísimo, por supuesto, para llegar hasta aquí pero al final siempre llegábamos a fin de mes y no sé cómo lo hacíamos, pero llegábamos. Ha sido y está siendo bonito. Tengo la sensación un poco, ayer lo comentaba en una entrevista, de estar en un casting continuo. De cómo que parece que siempre tenemos que estar a prueba, pero eso también es bonito. Porque creo que nos mantiene vivos y vitales y con ilusión.

¿Qué perspectiva te ha otorgado este proyecto paralelo del que hablábamos antes, junto a Gloria Maurel, Javier Martín y Ángeles Toledano, en el que has experimentado con otros sonidos? ¿Te ha enriquecido? ¿Te ha aportado también cosas que a lo mejor te han servido para Rufus? ¿Te ha dado oxígeno para apartarte un poco de tu proyecto principal?

Me ha servido para todo lo que dices. A mí me encanta abrirme siempre a otros proyectos y de repente juntarme con Gloria, con Ángeles y con Javi. Fue increíble, porque son músicos que se te va la  olla. Son gente súper buena en su terreno. Son personas increíbles y claro, para mí era un sueño. No me lo podía creer cuando estaba tocando con ellos. Yo recuerdo el concierto del Primavera Sound que yo estaba con 39 de fiebre. No sé qué pillé. Y estaba dando ese concierto delirando y para mí estaba entrando en el cielo, ¿sabes? Qué bonito todo, me daban las luces en la cara. No sabía dónde estaba, escuchaba a Ángeles y era como: “pero esto es increíble”. Fue un concierto súper bonito y súper especial para mí, y lo recuerdo como uno de los momentos más bellos de mi vida, el haber podido hacer esto con esta gente maravillosa. Ojalá podamos volver a juntarnos y hacer, yo qué sé, ‘Poeta en Nueva York’.

¿Cómo trabajáis las canciones? ¿Nacen de un proceso de intercambio entre Julia y tú? ¿Y qué papel tiene vuestro productor, Manuel Cabezalí, en ellas?

Pues mira, depende de la canción que se trate, y de un montón de factores. Hay canciones como “Canción De Paz” que hemos hecho todos juntos. Salió improvisando en el local y luego al final yo le metí una letra.

Veníais de una etapa muy intensa con El largo mañana, de tocar mucho y de desarrollar una nueva manera de tocar “más bajita”, con un sonido más soul. ¿En qué momento vital surgen las canciones de Todas las cosas buenas? ¿Nacen en esa etapa o después de cerrar la era de El largo mañana?

Las canciones vienen después de cerrar la etapa de El Largo Mañana, sin duda. Queríamos dar carpetazo a todo lo que pasó con ese disco, que fue muy bonito, pero sentíamos que habíamos perdido una cosa muy importante de Rufus en ese disco y que queríamos recuperar. Incluso en Magnolia tampoco estaba muy presente. Hablo un poco de más atrás, en discos como Nueve o Conjunto Vacío, por ejemplo. Algo que forma parte de la esencia de Rufus y que realmente queríamos recuperar. Es verdad que yo me tomo un poco este disco como una especie de… Mira, esto es Rufus y estas son nuestras cartas. Todo esto sabemos hacer. Es un disco muy ecléctico que viaja por muchos lugares. Y creo que estamos un poco mostrando nuestras habilidades. Entonces me gusta mucho pensar en eso. Rufus en 2025 se ha convertido en un grupo que puede hacer todo esto.

 

Se os nota muy cómodos experimentando con la electrónica y la conjugáis a la perfección en vuestro universo de guitarras. ¿Qué recursos os proporciona a la hora de expresaros como banda?

Bueno, es un camino más. No creo que seamos especialistas en electrónica para nada, pero sí que nos gustan muchísimo grupos como Apparat, Four Tet, Caribou… Gente que hace electrónica, pero de una manera muy orgánica. Y luego en los directos incluso lo tocan. Eso es algo que nos gustaba y que nos apetecía mucho hacer. El hecho de poder hacer electrónica. Ya habíamos hecho cosas en esta dirección pero ahora se ven más claro en algunas canciones.

Si te fijas en las dos maravillosas portadas de Julia  para los dos últimos álbumes, habéis pasado del blanco/negro/gris del anterior disco a la explosión de color del nuevo. ¿Hay algo de intencionado o es fruto del tono conceptual de cada disco?

Sí, queríamos que el disco fuera muy colorido y también hay una novedad y es que Julia ha trabajado con fotografía en vez de con figuras abstractas o dibujos abstractos. Esta vez quería que las imágenes que estaban representadas en los diseños se vieran muy claramente aunque luego las ha tratado un montón y ha hecho una técnica que ahora mismo no sé cómo se llama pero que tiene que ver con pintar fotografías y luego proyectarlas y todo esto. Es intencionado, yo se lo comenté a Jul que hiciera lo que hiciera me gustaba que tuviera mucho color precisamente por el contraste ese de pasar de El Largo Mañana a algo mucho más colorido.

En un ritmo tan exigente como el de la publicación de discos, promo, rueda de conciertos /festivales… Rufus T. Firefly siempre ha marcado un ritmo no tan frenético y se ha tomado su tiempo para dejar respirar cada etapa, acumulando cada vez más ganas entre los fans para recibir material vuestro. Además siempre promovéis iniciativas diferentes y muy de agradecer como los formatos alternativos de conciertos o ese mimo tan especial hacia el formato físico. ¿No pensáis que vivimos acuciados por lo efímero? Sois una respuesta a ello y una prueba palpable de que se pueden hacer las cosas con cariño, mimo y gusto por el detalle y la elaboración, haciendo que la gente pueda centrarse en vuestro universo sin estar pensando en mil cosas a la vez. El concepto artesanal cobra mucho sentido en vuestra forma de entender la música, y no sólo en España, a nivel global. ¿Os sentís de algún modo una anomalía? (Para bien, claro está).

Bueno, sí, nos sentimos un poco, nos sentimos un poco extraños, la verdad. El ritmo frenético no va a parar, aunque haya gente que lo queramos hacer de otra manera y que no podamos con él, pues no va a parar. El mundo es así, la deriva que lleva es esa.

Lo que pasa que creo que no hay que dejarse arrastrar por una deriva si tú no la sientes así. Creo que es muy importante mantenerte firme en lo que creas que debes hacer y en lo

que te da la felicidad. Y más aún, si estamos hablando de algo como la música, que la creación musical es algo muy íntimo, o yo lo veo como algo muy íntimo, yo creo que es muy importante mantener un poco esa serenidad y no dejarse llevar por estas cosas de tengo que sacar un adelanto ya, porque si no la gente me va a dejar de escuchar, no sé. Nosotros hemos tardado, por ejemplo, cuatro años en sacar un disco nuevo y a mí no me parece mucho, me parece lo normal.

Pero es verdad que en muchas entrevistas me están diciendo, joder, qué ganas había de que volvierais. Y claro, yo pensaba, si nunca me he ido, solamente estaba haciendo canciones.

Escucha ‘Todas Las Cosas Buenas’ de Rufus T. Firefly

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