Michael Kiwanuka – Small Changes (Universal)
Nunca he acabado de entender por qué la gente se empeña en meter a Michael Kiwanuka en el cajón del soul, o mejor dicho, del neo soul. Yo creo que su música está compuesta de bastantes más elementos como para considerar sólo uno. Que lo tiene, claro que sí, su música tiene groove, tiene bastantes acentos soul, pero también psicodelia sesentera, folk, elementos africanistas -el muchacho es británico, pero de procedencia ugandesa- y rock de toda la vida. Me parece que calificarlo de salvador del soul, como hace más de una y uno, es un poco reduccionista, la verdad.
Pero bueno, ahí está. Con esa capacidad suya de juntar todas esas influencias y convertirlas en música resplandeciente, apaciguante y personal. Bien es cierto que de los tres discos que había sacado hasta que llegó este nuevo Small Changes, realmente el que más me interesó fue su debut. Home Again (2012) combinaba a la perfección al mejor Van Morrison, con el Curtis Mayfield más sedoso, el Dylan más romántico, los Traffic de John Barleycorn Must Die, Bill Withers o, por supuesto, Labbie Shiffre , alguien con quien es bastante fácil compararle. Una joya de luminosa belleza que en mi opinión no supieron recapitular del todo los más recargados Love & Hate (2016) y Kiwanuka (2019) que, producidos por dos monstruos como Danger Mouse o Inflo (el de Sault), convirtieron su sonido en algo dirigido a un público más amplio. Y en mi opinión, menos exquisito.
No obstante, ojo, ambos son discos más allá del notable que contienen canciones increíblemente buenas. Por algo convirtieron a Michael Kiwanuka en un artista de primera fila y alto éxito comercial. Pero yo no podía evitar echar de menos al sencillo cantautor que con voz sedosa y tranquila dejaba que su corazón saliera por los altavoces del tocadiscos iluminándolo todo. Y eso, en cierto modo, creo que lo hemos recuperado en Small Changes. Un disco que llega cinco años después de su antecesor y presenta a un Kiwanuka asentado en su vida familiar fuera del bullicio de la gran ciudad, su Londres natal, que abandonó hace tiempo por el campo.
Aunque el disco vuelve a estar producido (en este caso co-producido) por Danger Mouse e Inflo, el barroquismo que se respiraba en los dos anteriores ya no está tan presente. Los arreglos no dejan de ser suntuosos, pero están más al servicio de la canción y no viceversa. Por tanto, esos “pequeños cambios” a que se refiere el título, podrían venir a cuento de que aquí su autor busca más la intimidad y la introspección que la grandiosidad y el efectismo que garantizó a canciones como “Cold little heart”, “Black man in a white world” o “You ain’t the problem” un montonazo de escuchas.
De hecho, quizá aquí, en este cuarto álbum del de Mushwell Hill, lo que más se echa en falta -y no lo digo en sentido negativo precisamente – es el gancho irresistible que tenían todas aquellas canciones. Es un disco al que cuesta más llegar. Un disco reposado que es más bien todo lo contrario que los anteriores: se busca un perfil mucho más discreto, sin abusar a toda costa la inmediatez. Un disco de los de antes, vamos. De los que había que escuchar repetidas veces para llegar a su espíritu. De los que disfrutábamos cuando teníamos tiempo (y ganas) de atender realmente a la música, porque no había el aluvión de información que nos asedia ahora hasta para el ocio.
Small Changes es un disco que va ganando enteros poco a poco. Sin darte cuenta, algo te fuerza a volver a reproducirlo cuando acaba. Hay algo en su modo de exponer las cosas, en lo sereno de su planteamiento, que abriga el corazón. Y eso es tan adictivo o más que las canciones resultonas. Vuelve, por tanto, el Michael Kiwanuka del principio, aunque con lecciones bien aprendidas que han conducido a que este paquete de canciones suene tan bien como debe sonar. Quizá algo lineal todo, sí, quizá falta alguna canción que sobresalga especialmente, también, pero de lo que no hay duda es de que como compositor e intérprete no ha perdido ni un ápice de todas aquellas cualidades que le vimos cuando apareció y que le han permitido ahora publicar su disco de madurez, en el que por supuesto sigue habiendo canciones memorables, pero creo que es mejor no destacar aquí ninguna y que quien quiera pare un poco su ritmo diario y lo deguste como se debe: enterito y, a ser posible, sin interrupciones.
Escucha Michael Kiwanuka – Small Changes