Moll Flanders – If you can’t understand what you don’t understand it’s not easy (Crying Bog Records/Green Ufos)

El grupo sueco Moll Flanders es el proyecto paralelo de Mattias Alrikson (cantante) y Emanuel Lundgren (productor), ambos miembros también del colectivo pop I’m From Barcelona. Junto a otros cuatro músicos han grabado, cuentan que en una cabina sin calefacción en pleno invierno, este su segundo trabajo: If you can’t understand what you don’t understand it’s not easy (Crying Bob Records / Green Ufos).

Para ello, Lundgren y Alrikson se han traído de su grupo principal el gusto por las melodías pop directas y pegadizas. Por otro lado, en Moll Flanders se apuesta más por la inmediatez y se nota la ausencia de aquellos desvaríos puntuales que marcaban ciertos momentos de las canciones (brillantes, eso sí) de la concurrida comuna cantarina sueca.

Esa inmediatez, ese gusto por el pop alegre, danzarín y con un puntito electrónico, algo en lo que recuerdan a compatriotas suyos como por ejemplo Shout Out Louds, The Sounds, o sus colegas de sello Friska Viljor, se lleva en ocasiones demasiado hasta el límite. Algunas canciones, principalmente hacia el final del disco (lástima porque “Fading away” o “Valentino” apuntaban a temazos), empiezan de forma prometedora y culminan en estribillos vulgares, repetitivos, extremadamente derivativos o simplemente inexistentes. La nota promocional no ayuda mucho al revelar que las canciones se quedaron a medio hacer y se completaron a posteriori, que alguna la compusieron en 5 minutos o que el grupo pasó mucho frío durante la grabación y tenían ganas de acabar. Todos estos factores podrían no tener nada que ver en la calidad del disco, pero tras detenidas escuchas se nota su influencia negativa en el resultado final.

No obstante el álbum tiene bastantes momentos interesantes, algunos casi brillantes. Olvidemos que las canciones parecen hechas de retales, dejémonos invadir por la épica pop de “Something good” (flotan en el ambiente ecos de la E-Street Band, salvando las distancias) o del single “1983” (en este caso el crescendo épico apunta más a Arcade Fire); soltémonos el pelo y bailemos “La la la” intentando no pensar en el parecido de su estribillo con el de la popular “Dragostea Din Tei”; o disfrutemos de mi favorita, “Moonbattle”, powerpop retro con toques de garaje a lo Matthew Sweet, una canción casi perfecta que no adolece de ninguno de los defectos de sus compañeras de viaje. La parte más oscura, reflexiva y baladista del disco, en canciones como “Adore You”, la melancólica “Friday Night” o el inicio de “A million years”, no sale muy bien parada en comparación con las arriba mencionadas.

Creo que gustará a los amantes del pop básico y bailable sin exigencias, sobre todo a los fans de ese pop sueco tan especial que en los últimos años nos ha proporcionado trabajos ciertamente brillantes. Trabajos entre los que, insisto, no está el disco que nos ocupa. A pesar de ello, esos momentos prometedores a los que me refería auguran que el potencial y el talento del grupo podrían explotar en un futuro, aunque veo difícil que ocurra algo así dado su carácter de proyecto/entretenimiento secundario.

El tiempo, y lo que ocurra con I’m From Barcelona, dará o quitará razones.

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