Standstill + A Room With a View – Sala Stereo (Alicante)

Lo que sucedió la noche del 14 de Diciembre en Alicante se podría calificar de «milagro». Y no sólo porque la afición se encontró a dos grupos de la talla de A Room With A View y Standstill juntos sobre un escenario, sino porque la sala de conciertos en cuestión(desgraciadamente la única y la más cara) estuvo a punto de colgar el cartel de «sold out». Y no era para menos: muchos deseábamos volver a disfrutar de la música de los madrileños, dos años después de su última visita con el magistral Addiction of Duplicities, y de paso comprobar si aún les quedaban fuerzas a los catalanes para culminar la que ha sido una gira muy extensa y exitosa. Y tan sólo por el jocoso precio de seis euros en taquilla (aprendan).

El público debió llegar con la sangre caliente al evento ya que, a pesar del frío y como es costumbre, no accedieron al interior de la sala hasta que ARWAV dió comienzo a «Jupiter»,y entonces fue cuando el caldo empezó a hervir. Atacaron con el mismo set list que en conciertos pasados, pero esta vez cambiaron el orden de los temas (aunque ya se sabe: el orden de los factores no altera el producto). Y el producto fue uno de los conciertos más redondos que han ofrecido en su vida (y me apuesto lo que sea). Por si alguien no se había rendido a los pies de piezas como «Pegamento», «The Minute Before», «Drowning Spaces» o «26», decidieron volver al escenario para reventarnos con el himno «Curtains», que dejó ver caras de victoria por su parte y de saturación por la nuestra.

Pero aún faltaba el postre, un plato exquisito y a la vez demoledor: Standstill. Y no parábamos de preguntarnos si cabrían todos en un stage tan pequeño, si Enric se bajaría a bailar con la gente, o lo más importante, si se encontrarían al frío público de siempre o a una afición que por fin reconoce sus méritos y les devuelve en forma de feedback la energía que generan sobre las tablas. Y así ocurrió con el inesperado arranque de «Ride Down the Slope», ya que los que estábamos en primera fila fuimos contagiados por un ritmo frenético que no nos abandonó hasta que dieron fin a su primer y último bis. Ni en ninguna de sus anteriores visitas ni tan siquiera en el BAM me había encontrado a un público tan receptivo y agradecido como el de entonces. El grupo demostró estar agradecido ya que la recompensa fue un concierto de casi hora y media donde ejecutaron al completo su último disco Memories Collector y revisaron temas de sus anteriores trabajos The Tide (editado en el desaparecido sello de ARWAV) y The Ionic Spell, primer largo engendrado en B-Core.

En fin, una joya de concierto. Que tomen nota tanto los grupos como los responsables de la sala: en esta ciudad todavía queda público con ganas de ver buenos conciertos, pero cada vez es más difícil conseguir que ocurra el siguiente.

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