Weezer – Ok Human (Crush Music / Atlantic Records)
Weezer ha publicado siete álbumes en los últimos diez años. La cifra habla por si sola. Que Rivers Cuomo es un compositor prolífico no hay duda. De que en los últimos tiempos calidad y cantidad no vayan de la mano y cueste extraer la esencia entre tanta mediocridad tampoco. Sin embargo, que su ingenio creativo se haya agotado, como últimamente apuntaba, ya plantea más dudas. Weezer anunciaban, tras posponer su Van Weezer, que su nuevo disco sería algo más íntimo, sin guitarras, y nos dio un adelanto esperanzador con su “All my favourite songs” el cual, viendo los antecedentes, recibimos con cautela.
“Ok Human” no es un gran disco pero sí es, en líneas generales, un buen disco. Como mínimo acertado, lo que a estas alturas del cuento es de agradecer. Y eso que, realmente, no hay sorpresas a pesar de rellenar con cuerdas, vientos y coros el vacío dejado por la ausencia de las guitarras. Así, el disco bascula en un difícil equilibrio entre intentar no sonar al Weezer clásico y a la vez parecer más Weezer que nunca. Ello hace que, especialmente en las primeras escuchas, haya momentos en que parece que simplemente las canciones de toda la vida se han travestido de dulzones pasajes orquestales.
Vayamos al grano. Ok Human es un disco bonito y cálido. Además, el ajustado minutaje juega a su favor. Las melodías en este disco están más cuidadas que de costumbre, si bien las letras han quedado algo triviales, como de pandemia de andar por casa. Pero esta vez sí hay momentos brillantes: la otoñal y cinematográfica “Numbers”, la agridulce “Dead roses” (que no desentonaría en el Make believe) o la grandiosa “Screens”. Cierto es que también hay momentos en que el caramelo se excede más de la cuenta, como en “Aloo Gobi” o en esa confesión con aire de mini villancico barroco que es “Mirror image”. El resto del disco se mueve en parámetros similares, pero a diferencia de otras veces, en que el disco iba cuesta abajo, esta vez el esqueleto musical se aguanta sin llegar a empachar. Buena muestra de ello son “Playing my piano”, “Here comes the rain” (con ese aire pizpireto a lo Belle and Sebastian) o “Grapes of Wrath”.
En definitiva, no es un disco que vaya a sumar a nuevos fans para la causa ni agradar a los que aún esperan a los Weezer noventeros. Pero para los que busquen dar la enésima oportunidad a Rivers Cuomo y compañía, esta vez quizá se lleven una sorpresa positiva. Y es que un disco como este Ok Human era necesario. Y ahora crucemos los dedos: Van Weezer está en camino.
disco más que digno
Con poco nos conformamos ya.