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The Cult (Noches Del Botánico) Madrid 12/07/24

The Cult se han convertido con todo el derecho del mundo en una de esas bandas míticas, que llegan al corazón y los oídos de multitud y dispares gentes de esto del rock. Algo que no está al alcance de cualquiera. No había más que ver el aspecto del recinto de Noches del Botánico, también con la siempre simpática imagen intergeneracional de padres con sus hijos, a los que han legado la pasión por sus bandas favoritas, o al menos lo intentan. Veréis qué risas cuando se enteren de que sus retoños escuchan a Dua Lipa en la intimidad.

Madrid y el ciclo tenían el honor y la suerte de servir de percutor para la gira – denominada 8424 en clara referencia a sus comienzos – siendo además el primer concierto de la banda desde 2023.

La expectativa colectiva fue palpable desde que uno de los asistentes de escenario comenzó a poner incienso en este, a la vez que rociaba con agua a los de primera fila, paliando un poco las altas temperaturas sufridas por los que se agolpaban en la valla antiavalanchas.

Como anécdota agridulce, minutos antes del concierto, el management de Ian Astbury decidió que no querían fotógrafos en el pit, cuando se había pactado que sí. Mención especial a la siempre atenta producción de Noches del Botánico, buscando un lugar adecuado a los nueve acreditados medios gráficos, en tiempo récord, para conseguir fotos decentes. Muchos otros recintos lo hubieran zanjado no permitiendo fotos y ya. Esto es lo que diferencia a la gente que trabaja en esto de la música con amor del resto.

Si hay una buena manera de comenzar un concierto es poniendo “Forest” de The Cure, seguido del audio de la secuencia de “Ride of the Valkyries” de Apocalypse Now, o eso debieron pensar The Cult y acertaron.

Así, Ian Astbury, con su siempre presencia magnética y de riguroso negro, con unas gafas oscuras de las que no se desprendió en todo el concierto, saludaba con la mano al público mientras Billy Duffy arrancaba los primeros acordes de “In The Clouds”, todo un guiño a los fans más conocedores de la formación.

Continuaban con “Rise”, poniendo a prueba la atómica base rítmica del baterista más longevo de la formación; John Tempesta y la última incorporación a la formación, el bajista Charlie Jones, que hace de segunda voz en directo. También convenciéndonos de que quizás la mejor manera de ver a The Cult en directo, es en formato cuarteto, destilando energía y crudeza de manera minimalista.

Trazando un perfecto viaje a través de su discografía, seguían enlazando magistralmente y con la urgencia que requiere el rock and roll; “Wild Flower”, la stoniana “Star” y “Aphrodisiac Jacket”. Para ese entonces Ian Astbury se había mostrado comunicativo y agradecido a los presentes, materializando en todo momento su alegría por estar de nuevo aquí.

“Edie (Ciao Baby)” en su forma completamente acústica, con Duffy e Ian apostados en el centro del escenario, sentados en sendas banquetas, permitió al público madrileño disfrutar de una versión más desnuda y emocional de este himno.  Antes se habían despachado con “The Witch” y “The Phoenix, ambas tocadas de manera mucho más salvaje que las grabadas en su día.

Llegados a este punto podríamos decir que nos encontrábamos en un punto de inflexión del concierto, presentando una segunda parte con sus mayores éxitos y con una banda totalmente entregada ya al paroxismo colectivo.

“Sweet Soul Sister” supuso el primer momento masivo de celulares en alto, grabando esas imágenes que se perderán como lágrimas en la lluvia y que pueden llegar a estropear el mejor momento de un concierto, pero así es la vida.

Mientras que “Lucifer” y “Mirror” nos mostraron unos The Cult más oscuros que de costumbre en estas versiones en directo. Otro de los momentos cumbre no podía ser otro que “Fire Woman”. Aquí el bueno de Astbury mostró signos de desgaste vocal, lógicamente en los momentos más altos de la canción, dejando que el público tomara las riendas de los coros y muchas partes vocales del tema.

Lejos de quedar mal, hicieron gala del oficio que tienen, creando una atmósfera de comunión entre ellos y su audiencia. Además, el gesto – casi al final del tema – sincero y casi fraternal de Ian a Duffy, indicándole con la mano, que no podía cantar en condiciones, demostró la química y el entendimiento entre ambos músicos.

Otros guiños a los fans acérrimos vinieron en forma de dos temas: “Resurrection Joe” y “Spirit Walker”, pero antes tocaron otro de sus himnos “Rain”, coreada hasta la saciedad y disfrutable como nunca. Se encendían la totalidad de las luces del anfiteatro de Noches del Botánico y entonces finalizaban con “Love Removal Machine”, otro de sus hits inasequibles al paso del tiempo.

No hizo falta que la gente exigiera salir de nuevo a The Cult, en el encore estaban “Brother Wolf”, Sister Moon” y “She Sells Sanctuary” que interpretaron inmediatamente y sin concesiones a los espacios vacíos. Así se despedían con la promesa de vernos pronto.

A pesar de que el devenir del tiempo nos sacude a todos, el concierto no solo sirvió para certificar un estado de forma más que envidiable de The Cult, también nos recordó la importancia de la banda en la historia del rock and roll y su impronta en varias generaciones.

Ian, Duffy, gracias por ser una de las bandas de nuestras vidas.

Fotos The Cult: Fernando del Río

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