Coldplay – Razmatazz (Barcelona)

Lo que la noche del 16 de noviembre se vivió en Razzmatazz fue de auténtica locura. Nadie podía llegar a imaginar las ganas que la gente de Barcelona tenía de ver a Coldplay en directo. La sala estaba totalmente colapsada, era prácticamente imposible abrirse paso entre los asistentes cinco minutos antes que el cuarteto saliera al escenario. Y realmente, la ocasión mereció la pena. Se mostraron como lo que son, una banda sólida, con un buen hacer impresionante, y, sobre todo, con un directo más que convincente, en el que no pierden nada de ese sonido tan limpio e intenso que han conseguido desarrollar en su segundo álbum A Rush Of Blood To The Head. Y, sobre todo, poseen un repertorio brillante, con el que no dejar a nadie indiferente.

Idlewild abrieron la noche. Como se encargaron de aclarar al final de su actuación, son una banda con cuatro álbumes a la espalda y una trayectoria más que solvente como para no convencer en un directo muy cañero, con un final de lo más acertado, el single “American English”, que dejó el amibiente, caldeado ya de por sí, aún más expectante de cara a lo que venía a continuación. Un ejemplo de cómo estaba el patio: la ovación espontánea del público cuando colocaron el piano en escena.

Y cuando se apagaron las luces, eso ya fue demoledor. Miles de manos al aire para recibir a un Chris Martín espasmódico al piano al compás de “Politik”. La verdad es que su carisma y su presencia sobre el escenario eclipsa al resto de la banda, que se mantiene en un discreto segundo plano. No pocos fuimos los que encontramos cierta similitudes entre su teatralidad y endemoniamiento con la transformación que sufre Thom Yorke en el escenario. Aunque no se pudo ver ni pizca del sufrimiento que sufre este último, sino todo lo contrario: pudimos verle tremendamente satisfecho y feliz de ver como toda la sala estaba rendida a sus pies.

Y tras este espectacular inicio, retahíla de preciosas canciones por todos conocidas: los grandes temas del Parachutes: “Shiver”, “Spies” y “Trouble” fueron de los más coreados, y dieron paso a las joyas de su último trabajo: “Daylight”, la tierna “Green Eyes” o “God Put A Smile Upon Your Face”, que hizo saltar sin tregua a un público totalmente entregado.

El clímax de la noche llegó con Yellow, el tema que les abrió la carrera del éxito. Luces amarillas para ponernos en situación, y un Chris Martin que no cabía en sí, que se consolidó como un gran líder, que disfruta con lo que hace, y transmite esta misma sensación a su público. Fue en ese momento cuanto todo Razzmatazz entró en un estado de éxtasis total. Y tras este temazo, la mejor despedida: “The Scientist”.

Pero más que una despedida, fue un hasta luego. Ya que a los pocos minutos, reaparecieron al ritmo de “Clocks”. Le siguió “In My Place” y para acabar, “Life Is For Living”. Pero la gente no tenía ganas de irse. Lo que durante hora y media había vivido allí, ese mar de luces y canciones, sabía a poco y, tal y como sucedió el día anterior en Madrid, Martin sacó su guitarra y nos adelantó un tema nuevo. Sólo él y su guitarra. Silencio sepulcral, y vítores finales para despedir a uno de los grandes grupos de hoy en día. Esperamos volver a verlos muy pronto por aquí.

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