Ela Vin: la voz, el viaje

La música de Ela Vin, el proyecto personal de la compositora y multiinstrumentista Esther Vinuesa, tiene ese elemento fronterizo, deslocalizado se podría decir, incluso: parte de un aquí y un ahora -de la cotidianidad de todos los días, de un deseo de permanencia- y, al mismo tiempo, proyecta una mirada hacia otros espacios, otros lugares, vividos o por descubrir.

Recorrer las dos referencias autoeditadas por Ela Vin desde 2017 -los dos EPs: Solitoria (2017) y Danzantes (2018), de los que ya te hablamos hace un tiempo en esta misma sección – nos acerca a ese viaje; un tránsito que pasa por lo emocional y lo musical, entrelazándose y dando como resultado una colección de canciones que inspiran historias y sonidos que invitan a detenerse un momento, a prestar atención. Y que esa pausa nos hable de una sensación -melancólica y recogida, a veces, en ocasiones, ensoñadora y expansiva- y de una sonoridad en la que se mezclan la canción de autora, melodías pop y el aire amplio de las cantoras de raíz hispanoamericana.

Del lado emocional, las canciones de Ela Vin, aunque a través de la metáfora y la sutilidad, se descarnan y muestran sentimientos a flor de piel. Bien sobre el desencanto (por ahí van «Historias vacías», «Círculo Polar» o «Lo peor de ti»), la sorpresa de lo cotidiano, las simples cosas y el tiempo detenido («Llovía», «Las 02:22», «Uva Caleta»), o la enérgica vivencia del presente, desde la ilusión que mitiga el recuerdo inevitable y necesario de esos viejos sitios en que amó la vida («Hostal azul», «Hoy»).

Del lado musical, la peripecia de Esther -otra vez el viaje, el aquí y allá- tiene su origen en el academicismo y la formación clásica -sus estudios de acordeón y clarinete en el conservatorio- para desembocar, cargada de recursos y -quizá también- de razones, en la maraña de la música popular. Tanto en Solitoria como en Danzantes están el brillo del pop y el folk, que germinan desde un propuesta individual, arropada por la experiencia en estos terrenos: el productor de ambos trabajos, Montxo Burgos (Grooveland Studio),  o Txema Mendizabal, músico de amplia trayectoria (Mendizabal, Nanga Parbat, Manolo Tarancón).

Además, en Ela Vin escuchamos una voz propia que invita a quedarse, y en la que también resuenan otras voces, paradigmas de la personalidad, y ligadas a esa idea del puro sentimiento hecho canción; una tradición muy arraigada particularmente en Hispanoamérica, terreno familiar para Ela («Maruata» apunta directamente a Chavela, Chabuca Granda, Mercedes Sosa o Violeta Parra).

Quizá sea esa combinación en desuso, al menos por estos lares, de la inevitable influencia pop -comúnmente de estirpe anglosajona- con la querencia hacia la voz de las cantantes renovadoras del folclore en países como Chile (Mon Laferte) o México (Lafourcade, Lila Downs) la que confiere singularidad a la propuesta de Ela Vin que, desde la experiencia del viaje -vital y musical-, se nos descubre incipiente.

En los próximos meses Ela Vin estará presentando su música en Valencia en las siguientes fechas y lugares:

Marta Tchai + Ela Vin (Fulanita de Tal. 6/4/2019) https://entradium.com/es/events/concierto-de-marta-tchai-ela-vin

Ela Vin + Álvaro del Hierro (Emergents al Palau. 28/4/2019) https://www.palauvalencia.com/evento/ela-vin-alvaro-del-hierro/

Novo Amor + Ela Vin (Espai Rambleta RAM CLUB. 9/5/2019) https://www.facebook.com/events/366976890776192/

 

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