Foo Fighters (Foro Sol) Ciudad de México 15/03/22
Foo Fighters no son de las bandas preferidas o valoradas en su justa dimensión por los melómanos en diversas latitudes, sobre todo bajo el juicio de la generación del MTV de verdad, no el MTV de los reality shows. Foo Fighters sin duda son mucho mejores que la mayoría de bandas similares a las de sus inicios o los de la generación post grunge o de los mal llamados neo metaleros; sobre todo, tienen una excelente puntería para hacer canciones que entre la melodía y la letra alcanzan la riqueza necesaria para convertirse algún día en clásicos, son una máquina de hacer hits, aunque no todas las canciones son de la misma eficacia, le dan al clavo con ciertas melodías que sin duda opacan discos enteros de otras bandas que con trabajos cruzaron la época de los “dos miles”.
La banda liderada por Dave Grohl es de esas bandas que se deben ver, escuchar, sentir y vivir en concierto al menos una vez en la vida. Su show y sus sorpresas rayan en lo épico y colosal, es una banda que sabe colocar los coros gigantescos y las emotivas introducciones, como lo hicieron ahora con “Times like this”, para alterar el espíritu de los asistentes, es por eso que en su show de la CDMX el pasado 15 de marzo se rayó en la perfección conmovedora. Dave Grohl y compañía no tardaron ni media canción para hacer un click de conexión con el pueblo mexicano que ya los esperaba ansiosamente desde hace cinco años que fue la última vez que recibieron su visita. Curioso y alentador resulta ver que la banda tiene público de todas las edades, desde niños hasta los muy adultos, destacando los treintones y cuarentones en su mayoría. El sonido taladraba a la perfección, el ambiente inmejorable y la lluvia se planteó dejar que los ritos del Rock and Roll se llevaran a cabo sin arruinar los cantos de Dave Grohl y sus secuaces. El pasar de los hits (“Learn to fly”, “All my life”, “Wheels”, “My hero”, “Run”), intercalados con los cómicos speechs de Grohl y sus movimientos limitados de bailarín de música disco para invitar y ambientar a su legión de seguidores a sentirse en las épocas de Tony Manero con “You should be dancing” y “Shame shame” hicieron que la energía de la gente comenzara a elevar el nivel del concierto a cada segundo que transcurría, se podía sentir cómo se contagiaba la intensidad, el júbilo de cada una de las más de cincuenta mil almas congregadas en el Foro Sol de la ciudad más contaminada del mundo.
Si tocar un cover de los Bee Gees con las distorsionadas guitarras de Dave Grohl, Pat Smear y Chris Shiflett parecía ser el momento excelso de la noche, todos estaban equivocados. Un carismático Taylor Hawkins se robó momentáneamente el show al cederle los tambores a Dave Grohl y así convertirse él en un Freddy Mercury de larga cabellera rubia para entonar un himno clásico llamado “Somebody to love” con todo el estilo y galanura del ex vocalista de la proverbial banda llamada Queen. Desde ese instante Dave Grohl y el agigantado público se volvieron uno solo para disfrutar la parte final de un concierto de casi tres horas sin interrupciones, aquí no hay “encores”, aquí la agrupación disfruta hasta el final de la mano de sus seguidores. Contrario a lo que sucede en otros conciertos o con otros grupos, aquí al parecer Foo Fighters eran los que pedían una canción más, una y otra vez. “Best of you” fue el clímax, donde un Dave Grohl arrodillado y emocionado aplaudía y agradecía a sus fieles seguidores el enorme y bello coro que se creó de forma imprevista, un coro perfectamente compuesto con las múltiples luces exhortadas por los celulares a modo de árbol navideño.
Así fue cuando entonces el ex baterista de Nirvana dijo una vez más: “One more…” y entonces la despedida con “Everlong” se dio de forma natural, ni siquiera se sintió como despedida. Fue un pacto, un pacto justo, la gente se iba con un sabor de boca lleno de satisfacción, no había nada que reclamar, se tocaron todas las canciones y hits que se debían tocar, se hicieron arreglos espectaculares a otras cantinelas, se interpretaron las melodías entrañables de los fans old school (como los llamó Grohl); y lo justo, lo mínimo que el pueblo mexicano podía hacer para retribuirlo era permitirle a la banda una pausa, un descanso para la siguiente visita, la cual seguramente será muy pronto en palabras del magnánimo Dave Grohl.