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Kim Gordon – The Collective (Matador / Popstock!)

Kim Gordon pertenece a esa estirpe de artistas que les gusta situarse al margen de los dictámenes de la industria musical. En su caso es complicado mantenerse en esa periferia cuando miles de seguidores la tienen como un icono dentro la escena indie, y eso es el perfecto caldo de cultivo para que el mainstream se agencie de toda esa simbología a la que la ex Sonic Youth está adscrita.

En entrevistas a ella le gusta desmarcase de la industria, pero no reniega de que ella misma ha sido, en la música independiente, generadora de capital simbólico, porque -en un posicionamiento sabio – es conocedora de su propio background, y de cómo éste ha sido muy rentable para los señores que se reúnen vestidos con traje y corbata en despachos y firman contratos millonarios y politizan la nostalgia. Kim, como se suele decir, es perra vieja ya, y por eso se siente como pez en el agua en esta fase liminar: por un lado, reivindica su figura como artista libre de ataduras (se siente cada vez más vinculada con el cine o el videoarte que con su faceta de músico), pero por otro lado coquetea con el resplandor que envuelve a las estrellas de la música, y hace asociaciones de lo más provechosas. Una de esas uniones es con Justin Raisen (productor dúctil donde los haya: en su nómina de artistas que ha producido están Charli XCX, Lil Yachty, Drake, John Legend, pasando por John Cale y Spoon).

Juntos ya trabajaron en el primer disco de Gordon, No Home Record, y el resultado fue excelente, así que en este The Collective (Matador, 2024) retoman lo andado en ese debut para ofrecer un disco que expande aquellos sonidos hacia territorios de árida y desafiante belleza. Estamos, o esa es la sensación que uno tiene, ante un disco que se asemeja más a una obra de ingeniería sonora, o una instalación artística imaginaria.

Los loops que va bombeando Raisen navegan sobre espirales de electricidad intrincada,  que a ratos vira hacia tonalidades marchitas y angostas, y en otras está atravesada por un latido comatoso que sirven de manto para que Kim Gondon narre historias de alienación consumista con ecos a hip hop (“Bye Bye”), se inspire en la escritora  Jennifer Egan (“The Candy House”) -en su libro homónimo un científico inventa un chip para leer la mente de la gente- para crear una turbia parábola acerca de una sociedad dominada por el algoritmo, problematice sobre las masculinidades tóxicas (“I’m A Man”), o recree una lisérgica Los Angeles (“Psychedelic Orgasm”: “L.A. is an art scene”).

Kim Gordon es dueña de su destino y es un placer extraño, adictivo,  y hasta narcótico, seguir estas huellas de carmín pixeladas.

Escucha Kim Gordon – The Collective

 

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