La Bien Querida (La Riviera – Inverfest) Madrid 03/02/23

El paso de La Bien Querida por el Inverfest tuvo lugar en La Riviera, reuniendo a un público deseoso de verla y escucharla. Su entrada, triunfal, vino de la mano de un columpio iluminado en el escenario con unas cálidas luces LED que daban una imagen etérea y preciosa. Al más puro estilo indie, Ana Fernández-Villaverde iba ataviada con un look de estrella, basado en un vestido-tutú negro con corsé de la diseñadora Ana Locking.

Entrando por la puerta grande, decidió empezar la noche con “La perra del hortelano”, uno de los temas de su último LP, Paprika, que enloqueció completamente al público. Con los artistas asentados, no siempre ocurre esto de que todo el mundo conozca los últimos lanzamientos (su primer disco es de 2009), pero sí lo fue en este caso, demostrando ser una artista capaz de reinventarse y adaptarse a los tiempos.

Siguió con “¿Qué?” de su álbum de 2019 Brujería, en colaboración con Diego Ibáñez de Carolina Durante, aunque en este caso las voces del cantante las hizo diligentemente David Rodríguez. En todo momento estuvo acompañada por una fiel banda formada por Nieves Lázaro a los teclados, Brian Hunt a la guitarra, Marta Bautista al bajo, David Rodríguez a la guitarra y voces y Juanma Padilla a la batería.

Llegó el turno de tocar alguna canción de su pasado, en este caso “A veces ni eso”, que pertenece a Ceremonia. La dulce voz de la cantante vasca forma un ensamblaje perfecto, aunque contrastante con la electrónica de su música y la verdad de sus letras.

No todo el setlist se basó en el pop,  también hubo lugar para las correspondientes baladas, que dejaron al público el espacio suficiente para poder viajar por las emociones, sin quedarse estancados en la fiesta. Con “Recompensarte”, dio un espacio a la rumba que parecería que no podía llegar en un concierto de estas características. Esta composición junto a J de Los Planetas y Muchachito, fue un soplo de aire fresco que levantó de nuevo los ánimos de una audiencia que poco necesitaba para entregarse. Y con “Mala Hierba”, demostró que se puede hacer un tema de despecho y desamor sin dejar de moverse con los ritmos rumberos y latinos ni perder la elegancia.

Siguiendo con el latineo, llegó el turno de “La cruz de Santiago”, con la que seguir desahogándose al ritmo de una bachata que las caderas del heterogéneo público seguían sin chistar. El bloque terminó con “Esto que tengo contigo”, una canción de lo más pegadiza y por supuesto bailable. Por supuesto no podía faltar “Dinamita”, uno de sus temas más míticos, que provocaron seguro una ronquera al día siguiente a más de uno y de una, que lo dieron todo, demostrando lo especial que estaba siendo ese concierto. Es fascinante pensar cómo la música mueve a las personas en masa de esa manera, consiguiendo que no importe género ni edad. La energía grupal de esa noche era contagiosa, y es que era tan explosiva que resultaba imposible ignorarla.

Pudimos también ver a La Bien Querida como en sus inicios, con su guitarra acústica y regalando su dulce voz y poco más. Estaba a punto de finalizar el concierto cuando pudimos ver un cambio de vestuario a un vestido azul celeste que permitía que se la viese mucho mejor desde las distancias largas.

Llegó entonces el momento de los bises: “De momento abril” y “9.6” con los que cerró el concierto por todo lo alto, con estos dos hitos quiméricos de su primer disco, Romancero (2009).

El show supo a poco, ya que no llegó ni a las dos horas de duración que suelen ser habituales, pero en las que el público, deseoso de ella, pudo tener lo que quería y buscaba. Nos encontramos con una artista profesional y entregada acompañada de una banda que se regalaba para que el público pudiese gritar, cantar, reír, llorar y bailar al ritmo de un repertorio tan variado como la propia audiencia.

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