Suede – A New Morning (sony music)

Tras un largo silencio de tres años, en los que apenas hemos sabido nada de ellos, vuelve uno de los mejores grupos de los 90, Suede. Este nuevo trabajo, A New Morning, había creado mucha expectación. Después del decepcionante Head Music, el cuarto en su carrera, todos esperábamos, tal y como ellos habían anunciado a los cuatro vientos, «el mejor disco de Suede«. ¿Y qué es lo que nos hemos encontrado? Un disco no tan mediocre como el anterior, pero a años luz de distancia de sus primeros trabajos, en la estela del Coming Up, pero sin conseguir las melodías tan nítidas ni el sonido tan limpio que éste tenía. Es decir, es más de lo mismo («Obsessions» parece un calco de «Trash», algunos acordes de «Beautiful Loser», una canción llamada a ser single, recuerdan sospechosamente a «Metal Mickey»), pero sin llegar al nivel de antaño.

Los que esperábamos una vuelta a su sonido inicial, aquel glam-pop, de guitarra sofisticada y pose provocadora, nos hemos llevado una buena decepción: estribillos pegadizos y facilones, muy naïves, que se pueden emmarcar en el giro hacia la comercialidad que experimentaron con la edición de su tercer álbum, sobre todo a raiz de la marcha de Bernard Butler, y la incorporación del jovencísimo Richard Oakes. Algo totalmente legítimo, si lo que buscaban era el éxito internacional. Lo consiguieron. Y no se puede negar que el Coming es un gran álbum, pero no han sabido igualarlo con los trabajos posteriores. La frescura de la guitarra de Oakes en el Coming Up se ha ido perdiendo cada vez más, hasta llegar a crear sonidos estereotipados y recurrentes. Quizás si el tándem Butler y Brett Anderson hubieran superado sus diferencias irreconciliables no hubieran cambiado tanto, y hubieran sabido encontrar una mayor concreción en su sonido y sus letras, que cada vez són más dulzonas y menos trascendentes.

Encontramos, sobre todo, mucho tema «light»(sin ir más lejos, el primer single, «Positivity», o «Lonely Girls»), que prentende entrar a la primera escucha, y mucho coro facilón que resulta fácil de recordar. Nada que no hubieran hecho en su anterior trabajo, y que no hubieran bordado en el Coming. A New Morning, como unidad, no tiene demasiado sentido. Las once canciones que lo componen son tan diferentes que cuesta encontrar un hilo conductor entre ellas. Tocan diversos estilos, pero sin profundizar demasiado en ninguno de ellos, dejando la sensación de trabajo inacabado. Eso sí, el disco cierra con una gran sorpresa: «When The Rain Falls», un tema elegante como pocos, con un precioso piano acompañando a Brett. La canción que menos está en la línea de Suede, pero, sin duda, una de las mejores.

Cada disco de Suede, según Brett Anderson, es su mejor trabajo. Pero nunca es así. Tras este LP, han dejado bien claro cuál es el camino que piensan seguir, pop facilón y con pretensiones no conseguidas de trascendencia, que no les llevará, desde luego, a su mejor álbum, ya que el disco en mayúsculas de su carrera hace más de ocho años que está grabado y guardado en la memoria y el corazón como uno de los mejores de todos los tiempos.

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