Tori Sparks – La Huerta (Glass Mountain Records)
He de admitirlo, los discos de fusión no me suelen gustar. Es una costumbre demasiado habitual coger la parte más facilona de los géneros a mezclar y, en un intento por buscar nuevos mercados y contentar a todo el mundo, caer en los tópicos que supuestamente se querían evitar. Por eso La huerta, sexto álbum de la estadounidense afincada en Barcelona Tori Sparks, me ha sorprendido para bien. Mezclar el folk y rock de raíz americana con sonidos del mediterráneo (fundamentalmente flamenco, pero no solo) no es sencillo y la de Nashville sale del envite por la puerta grande. Con un sonido cálido y elegante y una selección de temas acertadísima, alternando versiones ajenas con temas propios, en La huerta encontramos a una artista en plenitud que no parece de paso.
Muy bien acompañada por el trío instrumental Calamento, la aportación extra de Francisco Guisado alias “el Rubio” a la guitarra eléctrica resulta igualmente clave, evitando la monotonía con unos solos que aportan variedad sin perder concreción. Todos los desarrollos instrumentales cargan las canciones de un poso de profundidad muy de agradecer en estos tiempos de amateurismo, pero sin perderse en adornos innecesarios. Sin duda uno de los puntos fuertes del álbum junto a su impoluta producción, a cargo de la propia Sparks, que registra en brillo y mate a la vez cada detalle de una obra plagada de ellos, recordando por momentos el magnífico trabajo de Javier Limón en El cantante de Andrés Calamaro, disco con el que comparte algunos aspectos conceptuales.
Momentos especialmente destacados resultan la relectura de “Kashmir” de Led Zeppelin, valiente y ejemplar en todos los sentidos, una “Vete” que descargada de su pasional intensidad original en voz de Los Amaya gana en profundidad de despecho, la “Nature Boy” que abre el álbum mezclando recogimiento con arrebatos más hispanos que yanquis o una “Malena” tan intensa como desnuda. Por contra, y casi como único lunar, la clave de blues que salpica “La leyenda del tiempo” de Camarón patina por momentos, palideciendo frente a su revolucionario e imperecedero original, ligero desliz que, por suerte, no empaña la calidad del conjunto. Icaro Lavia escribía sobre su concierto de presentación en Barcelona: “Tori Sparks canta con esa actitud made in America que la hace parecer dueña de todo el mundo libre”. Amén.