Crónica del FIB Benicassim 2016: Jueves

Dice el tópico que los conciertos se ven mejor en salas que en festivales. En la mayoría de las ocasiones, por razones evidentes de acústica y visibilidad, es cierto. Pero también lo es que hay ciertos eventos, como es el FIB, que cuidan al máximo aspectos como el sonido. En cualquier caso, los festivales aportan una experiencia lúdica masiva, que puede atraer y compensar más o menos, y en torno a la cual se ha montado una auténtica industria.

El FIB parece este año decidido a explotar al máximo la vertiente más hedonista del festival, así que ha reorganizado los escenarios para duplicar la zona dedicada a la electrónica festiva (J&B South Beach), recuperando además la mítica carpa para las pinchadas pop, que ayer ya se quedó pequeña con Amable.

Por lo demás, la misma organización siempre milimétrica, y un cartel que destaca en esta edición por su heterogeneidad y capacidad de sorpresa.

Major Lazer

John Grvy

Inaugurábamos el FIB con un madrileño, aunque buen ejemplo de la mezcla spanish­english que supone este festival, con sonidos urbanos y una puesta en escena que recuerda a M.I.A. constantemente (como será la tónica general de este cartel) el madrileño azuzaba al público minoritario que ya tenía ganas de arrancar esta especial edición. Y la respuesta fue buena, su liviano cuerpo y su sencilla electrónica que resaltó especialmente con la versión de los Backstreet Boys mientras incitaba a que el público inundara el festival, como hace unas cuantas ediciones hizo Iggy Pop, y con idéntico resultado, con tremenda reprimenda del personal de seguridad, han hecho que entraran las ganas de adentrarse en la fiesta que no ha hecho más que comenzar. Y es que los que no sabéis qué es el FIB, nunca sabréis cuán especial es, hasta que no vengáis aquí. La cena está servida y John Grvy ha servido de perfecto anfitrión. Alguien dijo que parecía un Quijote negro bien escudad con sus dos dj’s a la espalda, haciendo de Sancho.

Perlita

Perlita

Toca hablar de moderneces, españoles, festivaleros, de buen ver y bien de camisas hawaianas, su electrónica desenfadada y poco estudiada pero suficientemente divertida para que propios y curiosos se acercasen a esta maldita primera hora de la primera jornada del festival. Si fueramos malos diríamos “pues eso, rellenos del FIB” pero como nos gusta ser justos podemos recomendar acercarnos a sus directos una y cien veces porque su propuesta ha resultado de lo más alentador a este lado del asfalto castellonés.

El Guincho, haciendo un rato largo de perreo en el #fib2016

El Guincho

Sorprende que una artista de esta calidad no haya sido programado a unas horas más populares. Sin embargo su pop concienzudo y su compleja electrónica, no apta para todos los públicos, sirve como acicate y la gente reacciona para todo aquel cultureta que se acerca a ver al canario, al universal. Su pop oscuro y de diseño deja casi para el final los grandes temas de su pulpo negro, pero solivianta la espera del arranque del festival. Podríamos decir que es un genio de su estilo, pero es que sigue siendo tan único que cuesta etiquetarlo ¿eso es bueno o es malo? Pues no sabemos decirlo, pero que se disfruta a poco que tengas ganas de pasarlo bien, eso sí que es innegable.

Teleman

Teleman

A los Teleman les tocó defender la cuota más indie de un jueves evidentemente festivo. Y lo hicieron desde una propuesta que no evita el placer ni el baile, pero que destaca por el cuidado de las melodías. Guitarras y sintentizadores entrelazados siempre de manera vistosa, que contrastaban con el semblante permanente serio de su principal protagonista, Thomas Sanders.

Extraperlo

El concierto de Extraperlo hay que comentarlo en relación con el del Guincho. No solo porque compartan sello o Borja Rosal toque en ambos grupos, sino porque el tropicalismo es seña de identidad común. En el caso de Extraperlo, es una excusa para darle una vuelta al concepto clásico de pop, al que no le viene mal el toque caribeño. Sin embargo, la idea se repite hasta la saciedad, y a pesar de los esfuerzos de Borja sobre el escenario, tiende a cansar con demasiada facilidad.

Skepta

Skepta

Por momentos, el concierto de Skepta me recordó al de Oasis en el 2008. El público enloquecido, las primeras filas hirviendo, y la sensación de que el festival empezaba a lo grande.  Con dos Mcs sobre el escenario, el concierto fue un combate de boxeo, lleno de puñetazos demoledores como «That’s Not me» o «Shoutdown». Quizás por no tumbar tan pronto a nadie, Joseph Junior Adenuga, tras despotricar un rato contras las redes sociales, se fue de forma tan fulminante como había aparecido.

Hinds

Weers

Los horarios oficiales del jueves del FIB tenían un hueco libre que parecía llamar a gritos alguna sorpresa. Sus protagonistas fueron las Hinds, en formato autohomenaje a su primer nombre (Deers), y con única novedad de que Carlotta y Ana intercambiaron sus posiciones habituales sobre el escenario. Bastante contenidas (hoy tocan otra vez), la nota de color la puso parte del público que se tomó el concierto como un partido de fútbol España/Inglaterra, y terminó cantando «Yo soy español, español…».

Major Lazer

Major Lazer

Desconfíen de los conciertos que desde el principio abusan de fuegos artificiales, confeti y serpentinas. Aunque dudo que a lo que hizo ayer Major Lazer en el FIB, lo podamos llamar concierto. El concepto correcto es el de verbena, con un Dj a ratos distraído, (Jillionaire),  dos animadores de resort canario (Diplo y Walshy Fire), y muchas bailarinas. Canciones propias, mashups más o menos forzados, y todo un clásico como «Gasolina», sirvieron para poner del revés a un público al que pareció darle igual arre que so, mientras siguieran quedando botellas de vino blanco en las barras (el gran triunfador del primer día del festival).

 

Crónicas: Iñaki Espejo-Saavedra y Juanma Caballero

 

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