Panda Bear – Sinister Grift (Domino Recordings)
No es demasiado frecuente, pero a veces hay lanzamientos, entre toda la maraña de publicaciones discográficas que nos inunda viernes tras viernes, que le producen a uno el pálpito de estar ante algo especial. En el caso del primer disco en solitario de Panda Bear (Noah Lennox) en cinco años, el pálpito venía por todos lados: primero las canciones de adelanto, después la preciosa portada (obra de Rivka Ravede, miembro de Spirit of the Beehive y actual pareja de Lennox) y por supuesto, el hecho de que hace un par de años Panda y Sonic Boom (Ex-Spacemen 3) publicaron conjuntamente una pequeña joya llamada Reset.
Y es que podría decirse que Reset, un disco que celebraba la melodía pop a base de imaginativos samplers de Buddy Holly y otros seres primigenios, de algún modo supuso un antes y un después para Noah como músico, compositor y productor. Hasta entonces, tanto como parte integrante de los fundamentales Animal Collective, como en su carrera en solitario, se había enfocado sobre todo a la experimentación en el estudio, nunca hacia la celebración de la canción en un sentido tradicional. En Reset sus composiciones comenzaron a parecerse a las del pop de toda la vida, pero con su indefinible toque personal siempre involucrado. Y claro, resultaron pura ambrosía.
Eso es, precisamente, lo que pasa en Sinister Grif. Las estructuras envolventes marca de la casa, los sonidos burbujeantes, la psicodelia de juguete, las voces con extra de reverb, todo está ahí, en su sitio, pero ahora dirigido expresamente a ornamentar unas canciones de estructura clásica absolutamente redondas. Todas y cada una de ellas. Lo que aquí tenemos es un excepcional banquete del mejor pop psicodélico que alguien pueda degustar hoy. Pop que bebe de lo mejor del pasado para convertirse en un prodigio del presente.
Noah Lennox es ahora un americano europeizado. Reside desde hace bastantes años en Lisboa y allí ha construido su estudio de grabación, su sueño, en el que se nota que se siente a sus anchas. No podría, si no fuera así, sonar tan pletórico como lo hace en la canción que abre esta colección, un arcoiris titulado “Praise” que lo llena todo de color e inicia el viaje hacia el mundo de la perfección pop. La siguiente, “Anywhere but here”, compuesta junto a su hija Nadja -que aquí recita en portugués un poema de su autoría- es la perfecta continuación a ese dechado de colorido que era la primera. Como si Brian Wilson patrullara por el espacio tan feliz en busca de hamburguesas.
El álbum continúa su viaje pletórico a través de la caribeña “50mg”, la influencia latina de “Ends meet” y la de nuevo saltarina “Just as well”, pero la cara A finaliza con ritmo inesperadamente pausado. El single “Ferry lady” (cuyo vídeo, por cierto, ha despertado no poca polémica por su uso de IA) consiste en una melodía circular, perezosa, con briznas country, que parece querer atrapar algo intangible. Una especie de emoción melancólica y hermosa que anticipa lo que va a suceder en la cara B del vinilo, donde la cosa se va tornando bastante más oscura.
Se encarga de ello “Venom’s In” y su atmósfera pesada y opresiva, recrudecida más si cabe en “Left in the cold”. La soleada mañana que nos recibía al principio del álbum se ha convertido ahora en una noche oscura. “Elegy for Noah Lou”, sin embargo, vuelve a recuperar, poco a poco, una pulsión pop que cierra el círculo y desemboca en el dueto que se marca nuestro amigo con uno de los personajes más relevantes a nivel musical de 2024, Cindy Lee, con quien clausura el disco a base de “Defense”, tema de nuevo atmosférico, pero definitivamente colorido y absolutamente bello, como todas las demás piezas de este maravilloso puzle que se ha marcado un genio sencillo y modesto que no ha pretendido otra cosa que iluminar nuestros oídos con una de las más rutilantes maravillas que podrán degustar este año tan, tan (lamentablemente) psicodélico.
Escucha Panda Bear – Sinister Grift