Spoon – Hot Thoughts

Hot Thoughts, el nuevo disco del grupo de Britt Daniel y Jim Eno, certifica que siguen siendo uno de las pocas bandas a las que se les puede confiar la controvertida etiqueta del indie rock y el peso de su valiosa herencia casi ad infinitum. Aquella pausa discográfica que se tomaron después de Transference (2010) les sentó fenomenal; y no sólo por las canciones que Daniel despachó con Divine Fits. Lo demostraron a su regreso hace tres años con el notable They Want My Soul: el barbecho, que se extendió a un ciclo electoral, ha sido casi tan importante en Spoon como cualquier referencia discográfica publicada hasta la fecha. El vacío está tan cargado de significado que no deja de manifestarse en sus discos subsiguientes.

Si algo evidencia la carrera de Spoon es la importancia de saber tomar buenas decisiones. Entre las últimas, darle más protagonismo en la producción a Dave Fridmann, miembro de Mercury Rev en sus inicios y productor de cabecera de The Flaming Lips. La mano de Fridmann se deja ver en un disco que despliega su multitud de capas a través de diferentes planos, por lo que una misma canción es capaz de soportar todo tipo de enfoques en su escucha: desde el más superficial hasta el más riguroso. El mejor ejemplo de esto es, sin lugar a dudas, “First caress”. La composición más corta del disco -no llega a los 3 minutos- funciona con éxito como la canción más epicúrea del disco, de rotundo hedonismo pop nocturno; y si así lo hace es, entre otras cosas, porque su desarrollo multidimensional -que incluye los coros de Sharon Van Etten– sostiene el tema hasta en el plano más exigente de la escucha.

Frente a la canción más breve del disco, la que más extiende su duración no hace sino confirmar lo planteado desde el otro extremo. Seguramente Spoon no sean el grupo más imprevisible de la historia, ni siquiera de la década; sin embargo, desde aquellos discos de finales de los 90 y principios del siglo XXI, es indiscutible que hay evolución en la constancia del grupo. Y viceversa. El tema más largo, “Pink up”, concentra en su desarrollo en múltiples fases -influencia de las bifurcaciones artísticas de Daniel y Eno– la dosis de transformación que el grupo plantea en Hot Thoughts: un acercamiento a la electrónica y el acid hipnótico en los casi 6 minutos de una canción que, sin hacerles perder un ápice de personalidad, les traslada con sus ecos a un lugar intermedio, mucho más accesible, entre Radiohead y Tame Impala. No han hecho nunca nada así.

Entre “First caress” y “Pink up” hay un disco bien facturado, sin despistes, de la solidez clásica de Spoon, en el que no pierden de vista su patrimonio en ningún momento a pesar de que esa aproximación a la electrónica (“WhisperI’lllistentohearit» es tan Divine Fits hasta el cambio de ritmo) y al free jazz con los cinco minutos de “Us” que cierran el disco. Hot Thoughts presenta a una banda que no da un solo paso en falso. Al contrario que con la filosofía barata, en Spoon sí funciona aquello de que todo pasa por una (buena) razón: los coros y los ecos arábigos de “Can I sit next to you?”, el coprotagonismo de teclados y guitarras de “Do I have to talk you into it?” o “Hot thoughts” y hasta el órgano al principio de “Tear it down” (perfecto producto pop-rock), que parece ridículamente sacado del “When a man loves a woman”. Una única y rápida incursión de ida y vuelta en territorio cuñado nos permitiría definir el estado de las cosas con nitidez: como Tarantino, Spoon lo han vuelto a hacer.

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