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Especial Primavera Sound: Nuestros 20 conciertos favoritos

Primavera Sound 2024 llegó a su fin. Durante una semana ha vuelto a convertir Barcelona en un continuo hervidero de artistas y conciertos para todos y todas, de todos los pelajes y estilos. Más de 260 actuaciones que de Primavera a la Ciutat en las salas a los tres días de actividad principal en el Parc del Fòrum, pasando por la Jornada Inaugural del miércoles, ha dejado para el recuerdo varios momentos de una vigésimo segunda edición.

Entre las principales noticias estaban la presencia de Pulp en su gira de reunión, PJ Harvey de nuevo en nuestro país, el regreso de The NationalBeth Gibbons de Portishead, la furia de Deftones, el baile de Romy o Troye Sivan o la siempre majestuosa Lana del Rey. Pero quedarse solo en los grandes reclamos, dejaría bastante cojo un cartel casi inabarcable y lleno de sorpresas, por el que nos sumergimos para resaltar algunos de los momentos más especiales para nosotros.En alfabético, de la A a la Z.

Especial Primavera Sound: Nuestros 20 conciertos favoritos

Alcalá Norte

Los madrileños Alcalá Norte fueron una de las últimas incorporaciones confirmadas por Primavera Sound y les tocaba defender su fulgurante ascensión reciente en un entorno tan exigente y melómano como lo es el festival catalán.

Y, la verdad, no desentonaron. Su post punk lánguido a la par que intenso y su imaginería lírica tan personal congregaron a fans y curiosos por partes iguales (Diego de Carolina Durante incluido justo delante mía).

Los primeros lances de su show adolecieron de un sonido difuso y bajo, pero tras la corrección del entuerto, sus canciones lograron corearse y bailarse con fruición, alentados por las arengas chungas de su batería Jaime Barbosa (por mi parte, completamente a favor, ya os lo digo).

Había algo de fondo de celebración de la 15ª Copa de Europa en el ambiente (incluido ese comentario introductorio a “La Calle Elfo” por parte de Álvaro Rivas con consuelo hacia la hinchada culé y enfundado en su sudadera de Extremoduro).

Gozadera a altas horas de la noche, cervezas en mano coreando “La sangre del pobre”, “Supermán” o su ya mítico “La vida cañón” para terminar un concierto donde las guitarras y la actitud estuvieron a la altura de lo que demandaba la situación. Hay partido.

Raúl del Olmo

Amaarae

Mucha expectación despertó la visita de la norteamericana de ascendencia africana Amaarae tras su excelente último disco Fountain Baby del año pasado. Su música se mueve con pez en el agua por diferentes géneros: de las raíces africanas pasando por el R&B, y un fibroso rock que podría recordar a Living Colour. Muy simpática con el público (llegó a sacar a tres personas para que dieran rienda suelta a sus dotes como bailarines), repasó el disco anteriormente citado con gemas exultantes como “All My Love”, “Big Steppa”, o “Sex, Violence & Suicide”. Una mujer que tiene todavía mucho recorrido por andar, pero su propuesta es cercana a la de Kelis, Janet Jackson, e incluso a M.I.A. cuando despunta su vertiente más combativa.

Luis Moner

Arab Strap

Otros que tenía nuevo disco bajo el brazo, el notable I’m Totally Fine With It Don’t Give A Fuck Anymore, y que presentaron bajo un sol de justicia (a Aidan Moffat casi le da una insolación habida cuenta de su cara roja y sus constantes idas y venidas a por la toalla para secarse el sudor). Los Arab Strap son unos maestros de la concisión y por eso van al grano, sin digresiones que valgan. Arrancaron su concierto engarzando canciones de su último disco “Allatoncess”, “Bliss” y “Sociometer Blues”. De su trabajo de reunión As Days Get Dark encararon “The Turning Of Our Bones” y “Compersion, Pt. 1” no sin antes aludir a lo poco que les interesa el pasado según palabras del propio Moffat dirigidas al respetable. Para el final nos regalaron la magnífica “The Shy Retirer” con un público entregado, pero también con ganas de encontrar cobijo bajo la sombra e hidratarse a precios poco populares.

Luis Moner

Beth Gibbons

Ver a Beth Gibbons es una experiencia fascinante. Cogida al micro como si este fuera su salvavidas. La de Exeter no tiene a estas alturas que demostrar nada a nadie, pero sí que se la veía con ganas de defender el magistral cancionero de Lives Outgrown, su debut como solista. Además, se cumplen treinta años del seminal Dummy, y era de esperar que Gibbons se acordase de tal efeméride.

Entre tinieblas y luces de diferentes tonalidades que animaban a ver la actuación como si estuvieras inmerso en una ensoñación de la que no querrías salir nunca, arrancó el concierto con “Tell Me Who You Are Today” acompañada por una espléndida banda, y después se fueron sucediendo todas las canciones de du debut. Su voz parecía que era capaz de detener el tiempo, y cuando entonó “Roads” parecía que uno estaba en otra dimensión. Su alianza con Paul Webb aka Rustin Man propició otros dos momentos para enmarcar en forma de torrenciales interpretaciones de “Mysteries” y “Tom The Model”.

Luis Moner

Bikini Kill

La primera vez que pisaban Barcelona y fueron uno de los platos fuertes de la última jornada del festival. Las Bikini Kill son toda una institución del punk feminista y queer y lo certificaron con rotundidad en un concierto absolutamente apasionante. Kathleen Hanna, Erica Dawn, Tobi Vail, y Kathi Wilcox tenían a gran parte del público a sus pies (aunque quizás no era su hábitat natural), y la respuesta de estas matriarcas del ruido fue una catarata de frenéticos riffs, gritos de rabia disruptiva, y canciones, muchas canciones que conforman una discografía sin mácula. La sesión de electroshock tuvo momentos vibrantes como “Jigsaw Youth”, “New Radio”, y el himno “Rebel Girl”. Música, aptitud, y política. Maravillosas y más necesarias que nunca.

Luis Moner

Brutus

Pocas bandas conozco que se dejen más la piel sobre un escenario que Brutus. El trío belga hace uso de su intenso post hardcore con trazas de post-rock, eminentemente sentido y pasional, atravesándonos en cada uno de sus shows.

Seguían defendiendo en vivo su aún candente Unison Life (22), un álbum tan cohesionado como trepidante para los fans de estas sonoridades a tumba abierta. Bien es cierto que de las tres veces que les he visto, nunca había notado a una Stefanie Mannaerts tan abierta en canal a la voz y batería (alguna lágrima cruzaba su rostro al despedirse el grupo del escenario), aupando pasajes de la noche a cotas de estiramiento ventricular inalcanzables, sobre todo las conseguidas con esa letanía sangrante que es “What Have We Done” o el catártico final con esa prodigiosa canción devocional que es “Sugar Dragon”.

Una banda muy querida a la que siempre hay que cuidar y valorar.

Raúl del Olmo

Chelsea Wolfe

Si lo de Ethel Cain fue ya algo difícil de explicar con palabras, la dupla encadenada con Chelsea Wolfe en el marco incomparable del Auditori fue ya, directamente, algo imposible de asimilar a través de los sentidos humanos. Un auténtico descenso al infierno, conducidos por la barca de Dante más estimulante que se pueda imaginar.

Como buen diamante en bruto, el abarrotado Auditori servía como refugio inigualable para vivir una experiencia sonora única en la cual resultaba tarea hercúlea mantenerse quieto en el asiento ante tamaña tormenta de decibelios, tan exigente como limpia en su ejecución.

 Chelsea Wolfe me parece una de las personas más magnéticas que he encontrado en mi vida musical. Su reciente último trabajo, She Reaches Out to She Reaches Out to She (24), Si bien no alcanza las cotas de excelencia más elevadas, cuanta con un arsenal de canciones tan impenetrables como acogedoras para toda persona que nada le parezca suficiente en esta existencia mortal.

Desde “Whispers in the Echo Chamber”, el sonido, los músicos acompañantes y los artes lumínicos fueron portentosos. Era algo realmente asombroso comprobar como parecíamos transportarnos a otro mundo alejado tanto de la gris realidad, lo más cercano a lo que nuestra imaginación dibuja en sus delirios más dislocados.

El tour de force rítmico de “House of Self?Undoing” fue otro momento inenarrable, pero el trayecto que nos llevó  desde “16 Psyche” hasta “Carrion Flowers”, pasando por un descomunal “The Culling” (Dedicada en total sincronía con lo vivido por mi persona a Ethel Cain) nos sumió en lágrimas, puñetazos en nuestras propias piernas, zarandeos y todo aquello de lo que es capaz de hacer un ser humano sentado en la butaca de un teatro. Doomgaze industrioso sacado de las oquedades más inhóspitas del alma.

Más tarde, al terminar con su bonita “Flatlands”, (canción que versionó en vida el propio Mark Lanegan), demostró su querencia por el dark folk, atestiguando que el dominio de cualquier estilo y estado anímico por su parte roza la perfección. Sobrehumano.

 Raúl del Olmo

Deftones

No cabía un alma en un apretujadísimo Escenario Amazon Music para ver a Deftones tras su triunfal paso por La Riviera de Madrid. Pocas veces una selección natural diferenciaba más el perfil de unos melómanos de otros que este que hizo solaparse (inteligentemente) a Pulp con Deftones en Primavera Sound 2024.

Una expectación máxima rota con la vibrante “Genesis”, anunciaba un concierto de gran exigencia física en primeras filas y en el que, como bastantes veces ocurre por desgracia, el sonido de Deftones no estuvo todo a la altura que su magna e intachable carrera musical merece.

Comenzaron centrados en delicatessen relativamente recientes de su obra como las contenidas en Koi no yokan (12) o Diamond Eyes (10), siendo los momentos que apelaron al desquiciamiento sónico y muestra de entrañas de Around the fur (97) (“Lotion”, “Be quiet and Drive” y “My own summer”) y los que apelan a su faceta más emocional, sexual e instintiva (“Digital bath”, “House of the flies” o “Sextape”), junto a sus imprescindibles visuales inquietantes y deliciosamente obscenos, los que elevaron la velada a unas cotas de ardor notables.

Un gusto de nuevo, por supuesto, el hermanamiento intergeneracional que destila la banda, demostrando que aquello que apela a lo que nos atraviesa la espina dorsal será por siempre esencia y eslabón de lo que nos une.

Raúl del Olmo

Ethel Cain

Nervios e inquietud por mi parte en la cola mastodóntica desde tempranas horas para el acceso a los escenarios principales por la legión de fans de Lana del Rey agolpados y conducidos para entrar en el césped que cubría toda el área de ambos. Algunos estábamos allí alarmados porque lo que queríamos era llegar a las primeras filas de Ethel Cain, la artista del universo conocido más importante de los últimos dos años para quien les escribe. Menos mal que el objetivo fue conseguido, junto al de –algunas y algunos- fans de Lana del Rey que pudieran conectar con el imaginario de la nacida en Florida.

Punto de partida de una gira, The Childish Behaviour Tour, que la trae por Europa y que en España no conocía más parada. Lo primero que destacó fue la renovada banda que presenta, armada con dos guitarristas sacados por su apariencia de cualquier banda de blackgaze y que ya adelanta, como no puede ser de otra forma, los nuevos pasos de Ethel, presumiblemente mucho más oscuros y herméticos en su belleza si cabe.

Enfundada en una camiseta en la que rezaba “Palestina” en tipografía propia del black metal, Ethel comenzó cantando en un susurro mínimo “Dust bowl”, una de sus primeras composiciones mientras nos miraba dulce y penetrante a los ojos a los allí congregados. La sucedió “A house in Nebraska”, momento desde el cual su voz ultraterrenal nos llevó por viajes interiores que representar con palabras sería un ejercicio tan estúpido como inútil.

Aprovechó la triste hermosura del tema para bajar hasta el foso y fundirse con nosotros su público mientras cantaba sus versos. Le siguió su buenísima “Crush”, primera canción inmortal de Cain y la siguió una gran sorpresa: la presentación de un nuevo tema “I keep the angel”, composición muy en la línea descrita anteriormente y sus recientes escarceos con field recordings y flirteos sonoros esquinados. Ojalá ésta sea la línea a seguir, sin duda la misma que le hizo ir a ella igual de rápido que a mí como alma que lleva el diablo para entrar a tiempo de disfrutar a Chelsea Wolfe en el Auditori.

Antes de ello, obras maestras como la indescriptible “Thoroughfare”, “Gibson Girl” y una terriblemente conmovedora “Sun Bleached Flies” sonaron celestiales antes de terminar el set con su gran hit “American Teenager”.

 Raúl del Olmo

Freddie Gibbs & Madlib

El décimo aniversario del disco Piñata sirvió de excusa para que pasaran por uno de los escenarios grandes Freddie Gibbs y Madlib para ofrecer una clase magistral de hip hop colorista y repleto de recursos fantasiosos.

Madlib a los controles de mandos iba secuenciando beats y samplers con gran agudeza mientras Freddie Gibbs iba un poco a su aire, con esos aires de gamberro de barrio que perfectamente encajarían en algún episodio de The Wire, conversando con el público, repitiendo muchas veces “fuck the police”, y compartiendo porros como buenos aliados. El set fue casi clavado al disco que se iba a homenajear, y así se fueron sucediendo grandes temas como “Scarface”, “High”, “Harold’s” … Se fueron de forma brusca, pero dejaron un buen sabor de boca.

Luis Moner

Lana Del Rey

Había gente esperando desde hacía horas a la diva de Brooklyn. Un público entregado que ondeaba carteles con mensajes del tipo “Lana, quiero que me hagas mi primer tatú”, y que lucían flores en sus cabelleras y abundante brillantina en sus rostros. A Lana sus fans se lo perdonan todo, incluso la media hora de retraso (algo bastante raro en el Primavera Sound en donde los tiempos están casi milimétricos) hasta salir en escena con su estilo años sesenta (largo vestido de princesa Disney, diadema, y unas botas vaqueras con mucho brilli brilli.

La puesta en escena fue espectacular: el escenario simulaba un porche de una casa, con su jardín (columpio incluido), vegetación de plástico, estética con resonancias a las películas de David Lynch y mucho, mucho dorado por todas partes. La artista, acompañada de tres espléndidas coristas y una banda muy solvente, arrullaron su fraseo entre susurrado y con algún melisma soulero. El set lo abrió con “Without You”, y su voz llenó una esplanada abarrotada de gente que coreaba cada canción, y era inmortalizada en las pantallas gigantes entre baños de lágrimas o gesto de timidez. El momento más bello del concierto fue cuando las coristas y Lana interpretaron “Did You Know That There’s A Tunnel Under Ocean Blvd”, aunque también cabría destacar su preciosa “Summertime Sadness” o la aclamada “Video Games. Al final bajó al foso, y como buena estrella del pop que se debe a su público, besó a sus fans, se hizo selfis, y todo fueron besos y abrazos. Un gran concierto-ensoñación.

Luis Moner

Lisabö

Posición de lujo en el Escenario Cupra para vibrar de lo lindo con la experiencia del directo de Lisabö. Pocas veces una banda es capaz de mostrar semejantes dosis de coherencia, honestidad y ejecución metrónoma.

Los de Irún iniciaron el show con una gigantesca bandera de Palestina emitida por la pantalla que tenían a su espalda y desde el minuto uno los recitados en euskera, las guitarras y la sección rítmica  -dos bateristas simultáneos mediante- volvía a convertirse en un sincronizado martillo pilón sónico donde el post-hardcore y el noise rock se daban la mano mientras que fans enfundados en camisetas de Touché Amoré, Standstill o Mogwai nos contoneábamos en las primeras filas, curiosamente con muchos niños pequeños de por medio para ser enseñados en la religión del do it yourself y del sentido común militante, algo tan extrañamente desaparecido en nuestros días.

No faltó el sentidísimo comentario acerca de la triste muerte de Steve Albini del que, desde luego, ellos son más que reputados acólitos.

Raúl del Olmo

Manniquin Pussy

Sin lugar a dudas, I Got Heaven (24) es, hasta el momento, uno de los discos más destacables del año y Manniquin Pussy una banda referencial en el revival del sonido riot grrrl que estamos experimentando. Es por ello que su concierto se convertía en una de las principales atracciones del primer día de festival.

La banda de Filadelfia probaba sus instrumentos mientras escuchábamos de lejos muy apropiadamente la listening session de Shellac tras la triste pérdida de Steve Albini desde el propio escenario que Primavera Sound ha denominado en honor del músico y productor.

Tras capear con unos problemas de sonido iniciales, Manniquin Pussy se fueron rearmando capitaneadas por el carisma escénico arrollador de Marisa Dabice, protagonizando un vibrante show que presentó en su primera parte la cara más melódica y power pop de la banda con excelentes temas recientes como “I Got heaven” o “Sometimes”, donde los bramidos de su frontwoman comenzaban a hacer acto de presencia.

La segunda mitad fue endureciendo su propuesta por momentos, perfilando su vertiente punk y hardcore con temas como “Ok? Ok! Ok? Ok!” o “Pigs is pigs” con un enfervorizado Colins Regisford  abandonando por un momento su bajo para escupir toneladas de rabia. Su tiempo se fue rematando así, con un considerable desquiciamiento sónico y un Escenario  Plenitude que se fue llenando paulatinamente, primero por animados fans y, más tarde, por curiosos que no podían evitar rendirse ante semejante exhibición de adrenalina y proclamas contestatarias.

Raúl del Olmo

Model/Actriz

No me podía imaginar un fin de fiesta tan tremendamente cafre como el que ofrecieron en directo Model/Actriz.  Su bárbaro debut largo el pasado año con Dogsbody (23) suponía una auténtica arenga de rock industrial, noise y dance-punk que, en vivo, tenía visos de convertirse en un delicioso infierno de pogos, moshing, botes, saltos y bailes descomunales.

Y claro, a las tres y pico de la madrugada es lo que fue, con una guitarras más afiladas que una navaja de Albacete, una sonoridad heredera de los Nine Inch Nails más sexuales y un Cole Haden convertido en diva total, paseándose entre el público micrófono en mano, invitando al desfase más perverso, todo ello aderezado con ese toque levemente arty que tan bien saben meter por lo general todas las bandas oriundas de New York.

Raúl del Olmo

 

The National

Poco grupos de, llamémosle, arena rock resisten el paso del tiempo actualmente como The National. Desprendidos de la vigorexia sonora de los últimos Editors o del acomodaticio status de Wilco, pocos parecen hacerles frente en cuanto a popularidad sin renuncia a la calidad compositiva.

Volvieron a hacer gala de una impoluta ejecución escénica, donde recientes temas tan logrados como “Tropic Morning News” convivían en grata armonía con conquistas pretéritas del tamaño de “Squalor victoria”, “I need my girl” o “Day i die”.

Me resultaron especialmente vibrantes en los lances de mayor desarrollo instrumental (“Smoke Detector” como mejor ejemplo para el lucimiento de los gemelos  Dessner a las seis cuerdas), o los más recogidos dentro de las exiguas posibilidades de recogerse con ellos actualmente (“Light Years” o el colofón con “About today”).  A destacar igualmente la personalidad entre el dandy y el profesor loco de su líder Matt Berninger, tan entregado y personal como siempre.

Raúl del Olmo

Phew

La japonesa Hiromi Moritani es una figura importante dentro de la música de vanguardia. Sus inicios con el grupo de punk Aunt Sally se saldó con un único disco que vuelve a reverenciarse hoy en día. Después llegaron colaboraciones con Holger Czukay, Ryuichi Sakamoto, y un primer álbum como Phew con la producción de del legendario Conny Plank.

En Barcelona se presentó con su cacharrería analógica para ofrecer un concierto que podríamos calificar de mutante: de la electrónica de herencia teutona pasando a la arritmia de unos sonidos propulsados con bases llenas de tención y oscuridad. Un viaje inmersivo.

Luis Moner

PJ Harvey

La autora de Dry conoce muy bien este festival y sabe que siempre es el foco de todas las miradas. En este Primavera Sound no iba a ser menos y se entregó como siempre, aunque ahora la pulsión carnal y visceral de su música se ha atemperado con el paso de los años, porque la PJ Harvey de ahora ha hallado cobijo en narrativas más sutiles (que no por ello menos admirables), y de una poesía que juega más con la digresión y la plasticidad.

Acompañada por John Parish (guitarra, teclados), y James Johnson de los Gallon Drunk aportando dramatismo con su violín, la de Dorset recurrió a discos que siguen sonando feéricos, audaces y libérrimos. Les dio su sitio a temas contenidos en Let England Shake, The Hope Six Demolition Project, y el último I Inside The Old Dear Dying para encadenar un setlist de lujo. PJ Harvey encandila con su voz, con su forma de empuñar su guitarra para sacar toda su poética electricidad, e incluso sus silencios esconden secretos atávicos.

Su mirada al pasado no fue acomodaticia ni nostálgica. Sonaron maravillosas “50ft Queenie”, “Man-Size”, “Dress”, y como no podía ser de otro modo, también se acordó de Steve Albini dedicándole una formidable “The Desperate Kingdom Of Love”. Maravillosa como siempre.

Luis Moner

Pulp

En las dos grandes pantallones empezaron a emitir mensajes con la “tipografía Pulp” . El mensaje principal decía que el significado de encore era la de ser una fiesta en la que grupo y afición estrechaban lazos. Tanto en castellano como en catalán se nos avisaba de que esta era una noche que no íbamos a olvidar nunca. Y así fue.

Los audiovisuales mostraban una luna llena, y desde lo alto de lo que parecía una escalera salía un Jarvis Cocker pletórico en todos los sentidos para entonar un “I Spy” que sonó barroco y teatral a partes iguales. El confeti sobrevolaba por los aires cuando empezaron los primeros compases de “Disco 2000”, y ya se sucedieron una ristra de hits que el paso del tiempo no hace sino redimensionar su valía. Jarvis empuño su guitarra para meternos en el bolsillo con una preciosa toma de “Something Changed” (dedicada al fallecido Steve Mackey y a Steve Albini), la psicodelia de “Weeds”, el pulso trotón de “Common People” (no podía faltar), la solemnidad de “This Is Hardcore”, y hasta la simpática “Underwear” fueron algunas de las canciones que siguen blindadas al paso del tiempo.

Cuando pensábamos que ya se acababa el concierto, la banda salió de nuevo a tocar “Razzmatazz”, y en otro guiño a la audiencia barcelonesa, recordó Cocker que hay un club en la ciudad condal que les debe el nombre. We are Pulp. Y que sea para mucho tiempo, por favor.

Luis Moner

Romy

Mid Air (23), el debut en solitario de Romy al margen de sus The XX, me pareció sin atisbo de duda uno de los mejores discos publicados el pasado año. Su sentido homenaje y revitalización de todos los géneros dance que tanto nos han agitado por dentro y por fuera, desde el trance al sonido Ibiza, pasando por el deep house o el progressive, se antojaba en vivo como una celebración colectiva por todo lo alto en la que sentirse hermanado por el baile que más nos conmueve.

Aun así, no estábamos preparados para un concierto de semejante envergadura, para una vivencia tan bonita y tan pura, auténtica hermosura destilada desde el escenario. Imposible no emocionarse mientras sonaba la progresión de “Weightless”, la sentida declaración de amor que es “Love her”, el alegato esperanzador de “Enjoy your life” o ese trepidante final con “Strong” Otro momento imborrable de esta edición de Primavera Sound.

Raúl del Olmo

Troye Sivan

En el día en que, según la organización, se colgó un sold out absoluto, uno de los escenarios grandes esperaba al que se ha convertido en el nuevo icono queer entre la juventud. Y es que Troye Sivan tiene todo para convertirse en una estrella del pop: actitud, voz, baila muy bien, es guapo, y sobre todo sabe conectar con un público que se contonea y canta a grito pelado con temazos como “Rush” (colofón a su concierto y extasis generalizado), “In My Room” junto a Guitarricadelafuente que se unió a la fiesta tocando la guitarra española, o “Dance To This” en la que la voz de Ariana Grande sonaba pregrabada mientras en la pantalla grande aparecían dibujos animados.

Una fiesta en la que dar rienda suela al hedonismo con un Sivan que, junto a sus bailarines, enlazaban coreografías que hicieron bailar sin descanso al entregado público. Sin duda, uno de los conciertos más memorables de esta edición.

Luis Moner

Fotos: Christian Bertrand. Sharon López, Clara Orozco, Gisela Jane, Eric Pamies (Primavera Sound)

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