Jamie xx – In Waves (Young / Popstock!)
Seguramente The xx no sea la banda más prolífica del mundo. Tres discos en quince años de carrera es el recuento a día de hoy. Pero si tenemos en cuenta la cantidad de lanzamientos estimulantes que llevan su sello, bien sea en su formato estándar como trío o a través de los lanzamientos por separado de sus miembros, podremos concluir afirmando que son una de las bandas más importantes e influyentes del planeta desde que irrumpieron sigilosamente en la escena musical. Y si afinamos el balance al miembro más activo y de mayor impacto, todos estaremos de acuerdo, si es que eso es posible alguna vez, en que Jamie xx se lleva la palma. Y todo ello sin desmerecer los excelentes trabajos de Romy y de Oliver Sim.
Nueve años después del deslumbrante In Colour (Young Turks, 2015) el polifacético James Thomas Smith (DJ, productor, arreglista, compositor…) regresa para regalarnos la perfecta continuación de aquel compendio de bases endiabladas con innegable aroma pop destinado a servir de banda sonora tanto a un final de noche apoteósico en la pista de baile como a una puesta de sol en un entorno mágico. Si aquel trabajo venía envuelto en una portada colorista y elegía una cinética más progresiva, tomándose su tiempo para calar, este flamante In Waves apunta directo a la pista de baile bajo esa portada que juega con el blanco y negro logrando un efecto hipnótico, como el de sus canciones, siendo capaz de aglutinar los cuatro mejores singles de dance-pop de 2024: “Treat Each Other Right”, “Baddy On The Floor” en compañía de la dj y productora americana Honey Dijon (el rompepistas que Basement Jaxx soñaron con componer alguna vez), esa “Life” que tan bien se lleva a su terreno Robyn y una “All You Children” a pachas con los traviesos The Avalanches que condensa con asombrosa fidelidad el ambiente lúdico que proyecta su letra. Un póker de bangers incontestables capaces tanto de arrasar en las clubs más exclusivos como de poner patas arriba cualquier festival que se precie. Tras tamaña declaración de intenciones, podría pensarse en un conjunto quizás más descompensado y menos cohesivo que su debut, pero escuchando el álbum al completo solo podemos aplaudir la secuenciación de las doce pistas que acaban por configurar una apabullante sesión de cuarenta y cuatro minutos directa a la retina de los grandes momentos del presente año.
Y es que entre el resto de material se esconden joyas que colaboran a que las luces de neón sigan brillando sin descanso a lo largo de este viaje alucinógeno desarrollado como un collage sonoro de texturas y matices sorprendentes y nada predecibles, entre sampleos de canciones semidesconocidas en muchos casos, a los que el bueno de Jamie saca petróleo recreando su particular rave de ritmo vertiginoso y a la que se van sumando invitados seducidos por el resplandor de un sinfín de ideas de una clarividencia admirable. Ahí está la intrincada “Dafodil” en la que Kelsey Lu, Panda Bear y John Glacier recrean una noche brumosa en Londres entre loops entrecortados alimentados por beats lascivos y fraseos sincopados que expanden la gramática de un visionario de la electrónica capaz de abrir nuevas puertas por donde indagar hasta toparse con la genialidad. Incluso consigue saciar, aunque sea momentáneamente, a los fans de The xx con la que podría considerarse su primera canción en siete años, una “Waited All Night” que añade a la evocadora impronta de su material conjunto esa mirada en la pista de baile que tan bien ha explorado Romy en su debut en largo. Aún hay espacio en este nocturno y vertiginoso recorrido por los surcos impredecibles del incendiario In Waves para seguir agitando el fuego al ritmo de la bacanal estival que brota de “Still Summer”, dejarse embelesar por la línea de piano de la negroide “The Feeling I Get From You”, con la que es imposible no emocionarse, o perderse por los restos de un desfile de zombis trasnochados bajo el manto noise de la oscura “Breathe”, quizás la más Four Tet del lote.
Cuando parece que las luces van perdiendo intensidad y llega ya el cierre a esta espectacular sucesión de hallazgos rítmicos y melódicos que cortan la respiración, asoma el recitado abrasivo de la coreógrafa irlandesa Oona Doherty que añade aristas al discurso poliédrico de nuestro protagonista. Es el epílogo perfecto para un trabajo que logra salir airoso de la ardua tarea de estirar el momento de inspiración de un artista, de una comunidad creativa como la que constituye la factoría de talento The xx, responsable de haber alimentado con grandes canciones una leyenda que les pertenece con todo merecimiento.