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Yo La Tengo – This stupid world (Matador records)

Es difícil comenzar la reseña de un nuevo disco de Yo La Tengo sin caer en ciertos tópicos, pero para ubicarlos en su contexto y ponderarlos en su justa medida es necesario así que vamos a ello. El trío de Hoboken, Nueva Jersey, es una de las piezas clave para entender el indie rock norteamericano de las cuatro últimas décadas. Su papel como punta de lanza e impulsores de la revolución de la música independiente a finales del siglo pasado es incuestionable, codeándose a nivel artístico con tótems como Sonic Youth o R.E.M., por citar solo dos ejemplos. Desde su fundación en 1984 han entregado 17 álbumes de estudio en una trayectoria ininterrumpida e inmaculada, con discos más o menos brillantes pero nunca mediocres. El principal mérito de uno de los valores más seguros de la música contemporánea consiste en vigente tras más de treinta años de carrera, en mantener un estilo propio y personal que se convierte en dogma pero que nunca cae en la caricatura o la indulgencia, aumentando, paso a paso, su impresionante repertorio haciendo que las nuevas canciones se mezclen con las antiguas sin perder la cara. Porque Yo la tengo es uno de esos escasísimos grupos con los que la única vara para medirlos son ellos mismos.

Así, cinco años después del estimulante aunque algo tibio There´s a riot going on (2018) regresan al formato largo por la puerta grande con This stupid world (2023), que condensa lo mejor que podríamos esperar del trío formado por Ira Kaplan, Georgia Hubley y James McNew. Aquí hay melodías brillantes, desarrollos complejos, experimentación controlada… esa mezcla de ruido, ternura y dureza que ellos tan bien destilan con un lenguaje musical propio y reconocible, personal y único. Como decíamos al comienzo, Yo la tengo no tienen un disco malo pero los tienen mejores y peores. This stupid world se revela desde la primera escucha como una de sus grandes obras, lo mejor que han editado desde el colorido e inspirado Fade (2013). El arranque del álbum es sencillamente magnífico. “Sinatra drive breakdown” abre de par en par las puertas de su local de ensayo o de cualquiera de sus míticas actuaciones en directo. Los diálogos de guitarras y bajos saturados sirven para calentar motores y generar el ambiente que atraviesa el resto del álbum, como si fuéramos espectadores de las probaturas de la banda, haciendo que parezca fácil lo que solo ellos saben hacer tan bien.

Le sigue “Fallout”, quizá su mejor single en una década. Un clásico desde la primera escucha, con esa melodía tan suya enterrada bajo loops de guitarras, es una canción enérgica, concreta y certera.  “Tonight´s episode” baja las revoluciones en cierto modo y remite en sus primeros compases a los últimos álbumes de Low. Por suerte la bola va creciendo y el bajo le confiere un espíritu popero que le sienta bien, restándole gravedad hasta que entran las guitarras acústicas para completar un rompecabezas que si lo hubiera firmado Wilco hace 20 años permanecería con justicia en el imaginario colectivo. En “Aselestine” asoma por primera vez la voz de Georgia para entregarnos uno de esos pasajes lentos y preciosistas que hacen respirar al conjunto. No sé que tiene la voz de esta mujer pero siempre que la escucho pienso que podría haberse grabado ayer, en los ruidosos noventa o ser una vocalista más de la Velvet. Esa atemporalidad se tiene o no se tiene y a Georgia se le cae de los bolsillos.

Tras este comienzo inmaculado, “Until it happens” y “Apology letter” mantienen un tono más relajado y discreto, ejerciendo de bisagra en la parte central del álbum y preparando la transición hacia la traca final. Porque el trío de canciones que cierra el álbum es mucho más esquivo que el arranque pero con ADN cien por cien Yo la tengo. “Brain capers” es shoegaze marca de la casa, ruidismo pop de toda la vida que en sus manos parece que se hubiera inventado ayer mismo. “This stupid world”, por su parte, es la más experimental y abstracta del conjunto. Un bonito magma de acoples y distorsión nos desborda mientras Ira dispara frases algo inconexas que harán las delicias de los seguidores de Sonic Youth. Para cerrar el álbum, vuelve Georgia a la voz en un tema que encajaría bien en el bar de Twin Peaks, un cruce de caminos entre Chromatics, Beach house y los Yo la tengo más ooníricos que cierra con sabor a dream pop un álbum que se sitúa entre lo mejor de su larga trayectoria y que nos hace esperar con ganas la próxima e inminente visita a del trío a nuestros escenarios. Consulta aquí las fechas de su próxima gira por nuestro país.

Escucha Yo La Tengo – This stupid world

 

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