Neil Young – Homegrown (Silver Bow Productions / Reprise)

Quién sabe, puede que solo le mueva la pasta. O puede que sea en señal agradecimiento a sus esforzados fans que le siguen disco tras disco, alguno de ellos durito de pelar, desde hace más de cuatro décadas. Quizá tenga que ver con la necesidad de controlar la calidad de la publicación de su vasto legado ahora que aún está en plenitud de facultades. El caso es que desde hace algo más de una década Neil Young viene publicando con una regularidad pasmosa perlas de su archivo sonoro personal bajo el epígrafe Archive/Performance series y sea cual sea el motivo por el que lo hace no podemos sino congratularnos de su decisión. Casi todo lo que publica es oro molido.

Aunque la mayoría de volúmenes editados hasta ahora son directos capturados en diferentes etapas de su carrera (mención especial para Sugar Mountain – Live At Canterbury House 1968, Live at the Fillmore East 1970 y Songs for Judy) en este caso el canadiense rescata un inédito y mítico álbum de estudio perdido, Homegrown, como ya hiciera hace tres años con el delicioso Hitchhiker, proveniente de una sesión en solitario de 1976. Las canciones de Homegrown fueron registradas entre 1974 y 1975 y las cintas permanecieron, salvo alguna excepción, encerradas en un cajón hasta hoy por motivos estrictamente personales amorosos: le recordaban una ruptura reciente y decidió pasar página musical y aparcar el proyecto. Recordemos que Neil no atravesaba su mejor momento personal en esa época, con importantes pérdidas a nivel humano y musical además de un alto nivel de desencanto ante lo que veía a su alrededor. Como curiosidad, las sesiones de grabación coinciden en el tiempo con la que se conoce como “trilogía de la cuneta” conformada por Time Fades Away (1973) On the Beach (1974) y Tonight’s the Night (1976), un momento de alta creatividad pero en el que andaba un tanto desnortado el hombre.

Centrándonos en lo meramente artístico y en lo que aporta el álbum a su discografía, resulta difícil comparar esta magnífica colección de canciones con sus grandes discos de aquella época por lo que representan aquellos en el imaginario popular y por lo asimilados que los tenemos, pero artística y musicalmente tiene poco que envidiar. No llega a alcanzar las cotas de excelencia de obras maestras como After the Gold Rush (1970), Harvest (1972) o Comes a time (1978) pero no desentona frente a otros álbumes también considerados clásicos de su primera etapa discográfica. Solo el tiempo dirá en qué parte del Olimpo youngiano encuadramos este Homegrown que contiene momentos deslumbrantes propios de un artista en un momento de creatividad desbordante.

“Separate ways” abre fuego y marca el tono con una de sus clásicas canciones profunda y relajadamente americanas, con armónica y steel guitar en primer plano reflejando un atardecer de Nashville, ciudad donde fue registrada. “Try”, mantiene la atmósfera y la inspiración y suma la legendaria voz de Emmylou Harris a los coros, además de añadir los matices de un piano que será protagonista en la bella y breve “Mexico”, balada interpretada por Young en solitario que sirve de introducción a la conocida y clásica “Love is a Rose”, publicada en su día en el recopilatorio Decade (1977). Tras ella otra vieja conocida, “Homegrown”, pero en una versión más descafeinada aunque más ajustada al tono general del álbum que la que suena en American Stars ‘N Bars (1977), grabada con Crazy Horse. Tras el exabrupto del disonante spoken word de “Florida”, a mi juicio único tema que sobra, cierra la primera cara “Kansas”, enésima demostración de su capacidad para emocionar susurrando a lomos de su guitarra y armónica.

El lado B comienza con el canónico y casi instrumental blues “We don´t smoke it no more” que seguramente no te va a salvar la vida pero te hace pasar un buen rato. Sube el nivel la preciosa toma acústica de “White line” acompañado por, nada más y nada menos, que Robbie Robertson en lo que parece una demo de la versión aparecida en Ragged Glory (1990). Tras ella “Vacancy” aporta energía y un poco de épica antes del precioso final con la dupla, ya conocida en versiones muy similares, formada por “Little Wing” –de Hawks & Doves (1980)- y “Star of Bethlehem” –American Stars ‘N Bars (1977)-, de nuevo con Emmylou Harris como coprotagonista.

Estas doce nuevas canciones son, en definitiva, un regalo inesperado de un viejo conocido del que creíamos saber todo, un viaje en la cápsula del tiempo a una época que ya pasó pero de la que aún, parece, quedan cosas por descubrir. Esperemos que siga tirando del hilo y se decida, por fin, a publicar de manera oficial Chrome Dreams, la única pieza que falta para completar el puzle de la prolífica y valiente carrera del eternamente joven Neil Young.

Escucha Neil Young – Homegrown

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